El verano es un momento de descanso, disfrute y relajación, nos encontremos o no de vacaciones. Las temperaturas agradables, la exposición a los rayos solares, el menor control en lo que se come, pueden hacernos disfrutar pero también pueden jugarnos una mala pasada.
Por eso, la idea es poder deleitarse en esta época del año sin perder de vista la importancia de cuidar nuestro cuerpo, para poder disfrutar más y comenzar el año con toda la energía necesaria. No perdamos de vista que el bienestar general del cuerpo incide sobre nuestro futuro.
Cuidarse en verano
La piel no es diferente del resto de los tejidos del cuerpo, porque envejece y requiere cuidados, atención y prevención. La exposición excesiva a la luz solar, que contiene radiación ultravioleta de amplio espectro, puede acelerar el envejecimiento de la piel y facilitar la aparición de cáncer de piel. La fotoprotección correcta y la exposición moderada son requisitos indispensables.
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En esta época, aumentan los riesgos, por lo tanto es importante tener en cuenta:
- El horario de exposición al sol: debe evitarse la exposición intensa entre las 11 y las 16 horas.
- Evitar la exposición desmedida.
- Es preferible utilizar ropa adecuada si debe exponerse al sol, como sombreros de ala ancha.
- El fototipo del protector solar. Los protectores solares deben ser como mínimo de 15 y 30 en casos de pieles muy blancas. Y hay que recordar que el protector debe aplicarse en forma uniforme 30 minutos antes de la exposición solar y renovarlos cada dos horas, después de nadar o transpirar en exceso, incluso si los protectores son resistentes al agua. Para la elección del fototipo correspondiente con el tipo de piel, lo más recomendable es consultar a un dermatólogo.
- No olvidar que hay zonas más sensibles y de exposición permanente, como las orejas.
- Nunca perder de vista que el efecto de los rayos ultravioletas es acumulativo.
- Limpiar, nutrir e hidratar, es la base de la prevención. Hoy en día existen diferentes tratamientos para mejorar el aspecto de la piel envejecida y recuperar así un aspecto saludable. En todos los casos la consulta precoz y periódica juega un rol fundamental no sólo a nivel estético sino, muchas veces, también en la salud.
Mantenerse hidratados
Cuando suben las temperaturas, la primera consecuencia es que el cuerpo suda, transpira, y de esa forma elimina agua que debe ser repuesta a tiempo para no producir un desequilibrio de los electrolitos y conducir a una baja concentración de sodio y sus consecuencias. Se recomienda consumir de 1,5 a 3 litros diarios de líquidos, dependiendo de la masa corporal.
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Por otra parte, trasladarse a otro lugar, ya sea a la sierra o al mar, genera modificaciones en la rutina que suelen impactar en la cantidad y calidad de los alimentos.
Para evitar las consecuencias de esos cambios, algunos elementos a tener en cuenta:
- Las bebidas alcohólicas, aún las de baja graduación, no permiten una buena hidratación, por lo cual es conveniente evitarlas y consumir agua o gaseosas dietéticas.
- Es recomendable incorporar en la alimentación diaria abundantes vegetales para aumentar el volumen de lo que comemos, con pocas calorías y utilizar frutas como postre y como colaciones entre las comidas principales.
- Minimizar la ingesta de alimentos ricos en grasas. Preferentemente, no incorporarlos diariamente y al hacerlo, determinar porciones pequeñas.
- Dejar de comer o saltear comidas no es saludable porque la siguiente ingesta suele salirse de control. Preferentemente ingerir pequeñas porciones de comida liviana.
- Comer lentamente, masticando bien y saboreando la comida.
- Si salen a comer afuera preferir platos a las brasas o a la parrilla, antes que fritos. Los fritos son de digestión demasiado lenta y pueden resultar pesados, especialmente en días de calor. Pedir el postre una vez que hayan terminado la comida y seleccionar postres con frutas, bajos en calorías y sin grasas.
- Idealmente, incorporar a la dieta frutas que contengan agua, como sandía, melón, uvas. Y las ensaladas suelen ser una buena opción para comer saludable, liviano y combatir el calor. En este caso, también preferir verduras que contengan gran cantidad de líquido: tomate, pepino, espinaca, remolacha, rúcula.
Las vacaciones pueden ser un buen momento para realizar actividad física. Si ya solía hacerla, es recomendable no dejarla durante este período y disfrutar de las posibilidades que le ofrece los diferentes paisajes. Cualquier lugar es bueno para moverse.
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Si no suele hacer, lo bueno es utilizar este tiempo para comenza. Recorrer el lugar donde estén caminando es una excelente idea para empezar, porque moverse es estar mejor.
Si las vacaciones transcurren en la montaña, siempre se pueden permitir empezar por pequeñas excursiones e ir alargándolas según la capacidad física y cargar en las mochilas alimentos energéticos: pan, fruta, barritas energéticas. Y si se van de vacaciones a la playa, la hidratación es aún más importante y es un buen lugar para consumir pescados, moluscos y crustáceos pero evitar salsas muy condimentadas o en base a crema de leche.
- Fuente: Lic. Lucia Molina, nutricionista y Dr. Javier Merediz, dermatólogo de Halitus Dermatología y Estética.
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