Vivir apenas 150 años es posible. Así lo afirma un equipo de investigadores de Singapur, que cree que ese es el límite natural de la vida humana y que puede ir incluso más allá. De hecho, está tratando de romperlo: el estudio explora qué debemos hacer para estirar nuestra existencia con calidad de vida.
La noticia está dando la vuelta al mundo rápidamente. Es que los seres humanos llevamos siglos buscando el elixir de la eterna juventud: ya en el siglo IV antes de cristo, Herodoto hablaba de una mítica 'fuente de la juventud' que el rey de Etiopía enseñaba a los embajadores del rey de Persia. Desde entonces, mucha agua (y mucha ciencia) corrió bajo el puente y, ahora, Nature Communications publica otro estudio que defiende que ese límite probablemente esté en torno a los 150 años.
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Descubrir los límites para lograr superarlos
¿Qué es envejecer? Lo que ha hecho Singapur Gero es analizar cómo se recupera el cuerpo humano de enfermedades, accidentes o cualquier otra cosa que ejerza presión sobre sus sistemas biológicos. Recopilaron datos sanitarios de más de medio millón de personas de EEUU, Reino Unido y Rusia, y estudiaron los marcadores sanguíneos vinculados al estrés.
Lo que descubrieron es que la recuperación tras los eventos estresantes se alargaba a medida que las personas envejecían. Según sus datos, de media, una persona de 80 años necesita tres veces más tiempo para recuperarse del estrés que una persona de 40 años
Extrapolando sus datos, la gente de Singapur Gero ha encontrado que la resiliencia del cuerpo humano caería por debajo de lo viable entre los 120 y los 150 años. En esta etapa, el cuerpo humano perdería toda la capacidad de recuperarse de cualquier factor de estrés potencial. Para vivir más, habrá que trabajar sobre estas cuestiones: podemos dar pasitos en la reversión de la edad biológica si encontramos la manera de potenciar nuestra resiliencia.
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Según explicaron, a medida que se envejece, el ritmo de recuperación del estrés (ya sea una enfermedad, la falta de sueño o incluso un duro entrenamiento) se ralentiza. “Si no se ataca la pérdida de resiliencia, cualquier intervención médica fracasará”, escriben los investigadores en el estudio.
Edad biológica versus edad cronológica
A partir de los datos de muestras de sangre de 544.398 participantes y datos de relojes inteligentes, se identificaron patrones de envejecimiento y morbilidad para extraer la máxima “edad biológica” posible de los humanos.
La “edad biológica” es la edad de las células del cuerpo, en lugar de su edad cronológica. Para aumentar la esperanza de vida, es necesario disminuir la edad biológica en comparación con la edad cronológica
Peter Fedichev, cofundador y CEO de Gero, explicó que el estudio es una demostración conceptos tomados de las ciencias físicas que pueden usarse en biología para investigar diferentes aspectos de la senescencia y la fragilidad, con el fin de proponer innovaciones para enfrentar el envejecimiento.
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La investigación, publicada en Nature, analizó parámetros de sangre y los niveles de actividad física de un grupo de personas. Los dispositivos de Gero pudieron descubrir que los sujetos más sanos, los que tenían hábitos saludables, se adaptan mejor al envejecimiento, mientras que aquellos con peores prácticas son menos resilientes y tienen menor capacidad de combatir los embates que llegan con el tiempo.
Los hábitos no solo influyen en la adaptación de los seres humanos con la edad, sino también en la capacidad de recuperación del cuerpo, pues esta disminuye con el envejecimiento. Por ejemplo, el caso de personas de 40 años, la recuperación se logra en dos semanas, mientras que en los de 80 años, la de media, se encuentra en unas seis semanas.
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