La Inseminación Artificial con semen de donante (IAD) es una técnica que tradicionalmente se indicaba a parejas en donde existe un factor masculino de esterilidad irreversible, pero las tendencias alumbran nuevos modelos de familia y nuevos usos de algunos recursos que la ciencia facilita: por estos días, cada vez es más común el uso de esta técnica en mujeres que deciden, sin tener un factor de esterilidad, ser madres solteras.
Por diversos, motivos el promedio de edad de las mujeres que deciden ser madres ronda los 38 años de edad. En muchos de estos casos las mujeres no se encuentran en una relación de pareja, por lo que no pueden retrasar mucho más la maternidad y toman la decisión de afrontarla en solitario, algo que es importante que la mujer dedique tiempo a analizar con detenimiento.
Afrontar el deseo de ser madre soltera
Cuando hablamos de mujeres que optan por la IAD por no tener pareja masculina, hay que tener en cuenta que nos referimos a un tratamiento médico aplicado a una esterilidad no tanto física sino social. Es la aceptación por parte de la futura madre, su entorno y la sociedad las que van a determinar que la paciente se sienta preparada para realizar el tratamiento o no.
En muchos casos las mujeres manifiestan haber tenido el proyecto de familia con una pareja anterior y cómo han tenido que adaptar esa imagen de familia a su situación actual. Es por ello que es fundamental tener resuelto esos problemas emocionales para no encontrarse con futuras dificultades tanto como madre como en el futuro niño.
Asímismo, es importante saber que el apoyo social y emocional es fundamental para una madre soltera. Puede parecer evidente, pero lo cierto es que no todas las pacientes cuentan con un grupo de contención para afrontar no solo el tratamiento sino la crianza del niño. Por eso es fundamental que la mujer pueda contar con familiares y amigos durante este proyecto de vida.
Es sabido que los tratamientos de fertilidad conllevan alteraciones emocionales, por lo que hay que considerar una cuota extra de estrés en mujeres que llevarán este proceso solas. También es importante la presencia del grupo familiar una vez nacido el niño, ya que si bien en su mayoría son mujeres independientes con un trabajo estable las que buscan la maternidad en solitario, también es cierto que por tener que hacer frente a su economía dedican muchas más horas a su trabajo y en muchos casos puede llegar a necesitar la ayuda de otro adulto.
“El sostén familiar también las ayuda a afrontar algunos miedos muy comunes, para cualquier madre. Los principales temores y e inquietudes se refieren a cuestionamientos relacionados a la transgresión de los modelos más convencionales sobre la constitución de una familia y a la crianza de estos hijos. Por ejemplo: ¿Seré buena madre? ¿Sería mejor esperar a tener pareja? ¿Qué dirá el hijo cuando crezca...?” explica la licenciada María Villamil, Psicóloga de IVI Buenos Aires.
Cuándo decírselo al niño
Una de las preocupaciones frecuentes en las mujeres que avanzan en esta decisión es cuándo contarle al niño la verdad. Es un tema que la mayoría de las mujeres no tiene resuelto al momento de buscar el embarazo: aunque tengan pensado hacerlo en algún momento, en general no saben cuál es la edad o situación ideal.
Los expertos subrayan que cuando uno avanza en esta decisión de ser madre sola, es fundamental considerar que la parte más importante en todo este proyecto es el futuro niño, por eso es importante que la madre explore y analice la situación con un especialista para hacerlo de la manera más natural posible.
En los casos en que la madre decide contarle a su hijo sobre su concepción, se recomienda hacerlo alrededor de los 3 años de edad, que es cuando empiezan a preguntar por un papá. La forma en que le contemos al niño su historia siempre debe adaptarse a su nivel cognitivo, el cual se va a ir detallando y haciendo más elaborado a medida que vaya creciendo.
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