El 5% de los accidentes de tráfico que se producen en España están relacionados con el consumo de medicamentos. El 25% de los fármacos tienen efectos secundarios que pueden alterar o disminuir nuestros reflejos, visión o nivel de consciencia, lo que supone un auténtico peligro si llevamos un vehículo.
Manejar bajo el efecto de medicamentos
El inconveniente está en que el 80% de las personas que consumen estos fármacos a diario desconocen que pueden afectar a su capacidad para conducir. Algunos de estos medicamentos son muy específicos, pero otros son de uso más generalizado.
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"La población no es consciente del efecto que algunos medicamentos pueden tener en la conducción de vehículos y su influencia en los accidentes de tráfico. Por ello, es importante sensibilizar a la población general y también a los profesionales sanitarios sobre estos efectos negativos", sostiene Jimena Ramón García, miembro de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP).
¿Cuáles nos afectan al momento de conducir?
Los fármacos que más afectan a la conducción "son fundamentalmente aquellos que actúan en el sistema nervioso central como los ansiolíticos, los antidepresivos o los psicoestimuantes", explica la doctora Beatriz de las Heras, catedrática de Farmacología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
Pero hay otros fármacos de uso común que pueden afectar a la conducción: "son los antihistamínicos (para las alergias), porque algunos pasan la barrera hematoencefálica –sistema de protección frente a la entrada de sustancias tóxicas de la circulación sanguínea al fluido cerebral– y los antidiabéticos porque al alteran la glucemia pueden tener efectos sobre la consciencia", añade la doctora Beatriz de las Heras. Los antigripales, los anticatarrales o los antimigrañosos también afectan a la conducción.
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Según la Fundación CNAE, los cuatro grupos de fármacos que causan alteraciones más peligrosas a la hora de conducir son los siguientes:
- Ansiolíticos, sedantes e hipnóticos: provocan somnolencia e importante reducción del nivel de alerta, aumento del tiempo de reacción, visión borrosa, alteraciones en la coordinación visual-motora y disminución de los reflejos.
- Antidepresivos: incremento de la somnolencia, mayor fatiga, sensación de mareo y vértigo, y visión borrosa.
- Antipsicóticos o neurolépticos: mayor somnolencia, alteraciones de la coordinación motora, visión borrosa, hipotensión, riesgo de mareo y pérdida de consciencia.
- Psicoestimulantes: menor percepción del riesgo, aumento de las conductas agresivas, efecto rebote de depresión y somnolencia, dificultad para la concentración y razonamiento alterado.
"Es muy importante controlar la aparición de efectos adversos cuando se inicia el tratamiento con estos fármacos, hasta llegar a la dosis óptima, o también cuando hay un cambio de dosis. Esto pasa, por ejemplo, con las benzodiacepinas (para ansiedad e insomnio, entre otros trastornos), con los antidepresivos...", advierte la doctora Beatriz de las Heras.
Desde la Fundación CNAE nos recuerdan que también existen otros medicamentos más corrientes, que incluso se venden sin receta, que también pueden influir en la conducción.
- Antigripales y anticatarrales: provocan somnolencia.
- Analgésicos: reducen el dolor, pero pueden dar sueño y reducir la capacidad de concentración y provocar mareos.
- Antimigrañosos: pueden provocar sueño, mareos y debilidad.
- Antialérgicos: algunos dan sueño y provocan visión borrosa.
- Antidiabéticos: pueden ocasionar bajadas de azúcar.
- Antihistamínicos: somnolencia y capacidad de reacción reducida son algunos de los efectos que pueden restarte atención al volante si los tomas.
En España un Real Decreto aprobado en el año 2007 exige que todos los medicamentos que afecten a la capacidad de conducir deben incluir en el envase o la caja un pictograma para alertar al paciente: un triángulo rojo, señal de peligro, con el dibujo de un coche dentro.
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Sin embargo, la doctora De las Heras reconoce que existe un gran desconocimiento de este símbolo entre la población: "El pictograma representa una advertencia seria a la hora de conducir, y casi todos los fármacos de acción central lo llevan, algunos medicamentos hipnóticos, por ejemplo benzodiacepinas como el valium; y también antihistamínicos, sobre todo de primera generación; ansiolíticos...".
Los pictogramas se clasifican en tres niveles según los efectos de los fármacos:
- Categoría I: Influencia leve sobre la capacidad de conducción. Ten cuidado, no conduzcas sin haber leído el prospecto.
- Categoría II: Influencia moderada. Ten mucho cuidado, no conduzcas sin el consejo de un profesional médico o farmacéutico.
- Categoría III: Influencia muy marcada. Atención peligro, no conduzcas.
¿Podemos manejar estando medicados?
Informarse bien de los efectos que puede tener una medicación es fundamental. siempre, y más si debes conducir. Los expertos aconsejan en estos casos evitar la conducción siempre que se pueda, sobre todo si se toman los medicamentos que causan alteraciones más graves o intensas. Pero ¿y si no nos queda más remedio que coger el coche o la moto? ¿Dejamos de tomar la medicación?
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Si estás siguiendo un tratamiento, no debes tomar esta decisión por tu cuenta sin consultar antes con el médico o el farmacéutico. "El paciente debe ir viendo cómo le afecta la medicación. No se puede cambiar la posología así como así. Con algunos fármacos es especialmente peligroso, como las benzodiacepinas y otros que se toman para conciliar el sueño, ya que pueden provocar una somnolencia residual al día siguiente, por lo que no se recomienda para nada conducir", aclara esta especialista en Farmacología.
Algunas recomendaciones
- Siempre que empieces a tomar un medicamento, sea con o sin receta, pregunta a tu médico o farmacéutico si puede afectar a la conducción.
- En caso de ser así, si tienes que conducir necesariamente, coméntalo para que el médico pueda buscar otro fármaco alternativo, otra vía de administración (tópico, etc.) o un horario de las tomas que sean más adecuados en tu caso para que influya menos en tu capacidad de conducción.
- Sigue las indicaciones del médico en cuanto a dosis y horario del tratamiento. No te automediques.
- Lee siempre el prospecto del fármaco para informarte de los efectos adversos que puede causar, así como de las interacciones con otros medicamentos.
- Evita el consumo de alcohol mientras te mediques, ya que puede aumentar el riesgo de sufrir efectos adversos, y por supuesto siempre que vayas a conducir, tomes o no fármacos.
- Procura no conducir los primeros días de tratamiento, observa tus reacciones y si van disminuyendo con el tiempo.
- Si no te queda más remedio que conducir, reduce la velocidad 5-10 km/h respecto de los límites permitidos y aumenta la distancia de seguridad con el vehículo de delante.
- Evita conducir en las horas que el sol produce más deslumbramiento y por la noche.
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