Los antidepresivos son una opción de tratamiento popular para la depresión. Si bien estos no la curan, pueden reducir los síntomas. El primer antidepresivo que pruebes puede resultarte eficaz. Sin embargo, si este no alivia los síntomas o provoca efectos secundarios que te molestan, es posible que debas probar otro.
“No te des por vencido. Existen varios antidepresivos, por lo que es probable que puedas encontrar uno que sea adecuado para vos. A veces, una combinación de medicamentos puede ser una opción” comentan los médicos de Mayo Clinic que elaboraron un detallado reporte para contarnos todo sobre los antideprevisos y que aquí compartimos.
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Encontrar el antidepresivo correcto
Existen varios antidepresivos disponibles que funcionan de manera levemente diferente y que tienen efectos secundarios diferentes. Cuando el médico te recete un antidepresivo que probablemente funcione bien para vos, puede considerar los siguientes factores:
- Tus síntomas específicos. Los síntomas de la depresión pueden variar, y un antidepresivo puede aliviar ciertos síntomas mejor que otro. Por ejemplo, si tenés problemas para dormir, un antidepresivo con un leve efecto sedante puede ser una buena opción.
- Posibles efectos secundarios. Los efectos secundarios de los antidepresivos varían de un medicamento a otro y de una persona a otra. Los efectos secundarios molestos, como la sequedad de la boca, el aumento de peso o los efectos secundarios sexuales, pueden hacer que sea difícil seguir el tratamiento. Conversá con el médico o con el farmacéutico acerca de los efectos secundarios más importantes.
- Si le dio resultado a un pariente cercano. El hecho de que un medicamento le haya dado resultado a un familiar de primer grado, como a uno de tus padres o a un hermano, puede indicar qué tan bien funcionará en tu caso. Además, si un antidepresivo te resultó eficaz para tratar la depresión en el pasado, posiblemente vuelva a dar resultado.
- Interacción con otros medicamentos. Algunos antidepresivos pueden provocar reacciones peligrosas cuando se toman junto con otros medicamentos.
- Embarazo o lactancia. La decisión de usar antidepresivos durante el embarazo y la lactancia materna se basa en la estimación de los riesgos y los beneficios. En general, el riesgo de defectos congénitos y otros problemas en bebés de madres que toman antidepresivos durante el embarazo es bajo. Aun así, el consumo de ciertos antidepresivos, como la paroxetina (Paxil, Pexeva), se desaconseja durante el embarazo. Trabaja con tu médico para hallar la mejor forma de manejar la depresión mientras estés embarazada o si planeas quedar embarazada.
- Otras enfermedades. Algunos antidepresivos pueden ocasionar problemas si padecés ciertos trastornos de salud física o mental. Por otra parte, algunos antidepresivos pueden ayudar a tratar otros trastornos físicos o mentales junto con la depresión. Por ejemplo, el bupropión (Wellbutrin, Aplenzin, Forfivo XL) puede ayudar a aliviar los síntomas de la depresión y del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Otros ejemplos incluyen la duloxetina (Cymbalta) que ayuda a aliviar los síntomas de dolor o la fibromialgia, o el consumo de amitriptilina para prevenir las migrañas.
- Costos y cobertura del seguro médico. Algunos antidepresivos pueden ser costosos, por lo tanto, es importante consultar si existe una versión genérica disponible y analizar su eficacia. También consulta si tu seguro médico cubre los antidepresivos y si existen limitaciones en la cobertura de algunos de ellos.
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Cómo hacer que los antidepresivos te den resultado
Para obtener los mejores resultados de los antidepresivos, seguí estos consejos:
- Sé paciente. Una vez que comiences a tomar el antidepresivo que con tu médico hayan seleccionado, podés notar las primeras mejoras después de unas semanas, pero tardará seis o más semanas en hacer el efecto completo. Podés tomar la dosis completa de algunos antidepresivos desde el principio. Tendrás que aumentar la dosis de otros antidepresivos progresivamente. Hablá con el médico o con el terapeuta sobre cómo sobrellevar los síntomas de la depresión mientras esperás que el antidepresivo haga efecto.
- Tomá el antidepresivo de forma constante y en la dosis recomendada. Si el medicamento, al parecer, no hace efecto o si causa efectos secundarios molestos, hablá con el médico antes de hacer algún cambio.
- Prestá atención a si los efectos secundarios mejoran. Muchos antidepresivos provocan efectos secundarios que mejoran con el tiempo. Por ejemplo, los efectos secundarios iniciales del tratamiento con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina pueden comprender sequedad de la boca, náuseas, heces blandas, dolor de cabeza e insomnio; sin embargo, estos síntomas suelen desaparecer a medida que el cuerpo se adapta al antidepresivo.
- Explorá las opciones si no te da resultado. Si, después de cuatro semanas, seguís teniendo efectos secundarios molestos o no presentás mejoras considerables de tus síntomas, hablá con el médico sobre la posibilidad de modificar la dosis, cambiar el antidepresivo (conmutación) o agregar un segundo antidepresivo u otra medicación (aumento). Es posible que una combinación de medicamentos te de mejores resultados que tomar un antidepresivo solo.
- Probá la psicoterapia. En muchos casos, combinar el antidepresivo con terapia de conversación (psicoterapia) es más eficaz que solo tomar el medicamento. Esto también puede evitar que la depresión vuelva a aparecer una vez que te sientas mejor.
- No suspendas un antidepresivo sin hablarlo antes con el médico. Algunos antidepresivos pueden provocar importantes síntomas similares a los de la abstinencia si no reduces la dosis de forma gradual. Suspender el tratamiento de forma abrupta puede provocar un agravamiento repentino de la depresión.
- Evitá el alcohol y las drogas de uso recreativo. Puede parecer que el alcohol o las drogas alivian los síntomas de la depresión, pero, a la larga, suelen empeorarlos y dificultar el tratamiento de la depresión. Hablá con el médico o con el terapeuta si necesitas ayuda con los problemas de consumo de drogas o de alcohol.
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Tipos de antidepresivos
Ciertas sustancias químicas del cerebro denominadas «neurotransmisores» se relacionan con la depresión, en especial, la serotonina, la norepinefrina y la dopamina. La mayoría de los antidepresivos alivian la depresión al afectar estos neurotransmisores. Cada tipo (clase) de antidepresivos afecta los neurotransmisores de manera ligeramente diferente.
Se encuentran disponibles muchos tipos de antidepresivos para tratar la depresión, entre ellos, los siguientes:
- - Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Al principio, los médicos suelen recetar un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina. Estos medicamentos suelen causar menos efectos secundarios molestos y tienen menos probabilidades de provocar problemas cuando se administran en dosis terapéuticas altas que otros tipos de antidepresivos. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina son la fluoxetina (Prozac), la paroxetina (Paxil, Pexeva), la sertralina (Zoloft), el citalopram (Celexa) y el escitalopram (Lexapro).
- - Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN). Algunos ejemplos de estos inhibidores son la duloxetina (Cymbalta), la venlafaxina (Effexor XR), la desvenlafaxina (Pristiq, Khedezla) y el levomilnaciprán (Fetzima).
- - Antidepresivos atípicos. Estos medicamentos no se ajustan exactamente a ninguna de las otras categorías de antidepresivos. Algunos de ellos son trazodona, mirtazapina (Remeron), vortioxetina (Trintellix), vilazodona (Viibryd) y bupropión (Wellbutrin, Aplenzin, Forfivo XL). El bupropión es uno de los pocos antidepresivos que no se suele asociar con efectos secundarios sexuales.
- - Antidepresivos tricíclicos. Los antidepresivos tricíclicos -como la imipramina (Tofranil), la nortriptilina (Pamelor), la amitriptilina, la doxepina y la desipramina (Norpramin)- suelen causar más efectos secundarios que los antidepresivos más nuevos. Por este motivo, no se suelen recetar, a menos que primero hayas probado otros antidepresivos y no hayas tenido mejoras.
- - Inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Los inhibidores de la monoaminooxidasa -como la tranilcipromina (Parnate), la fenelzina (Nardil) y la isocarboxazida (Marplan)- generalmente pueden recetarse cuando otros medicamentos no funcionan, ya que pueden provocar efectos secundarios graves. El uso de inhibidores de la monoaminooxidasa requiere seguir una dieta estricta, ya que la interacción con algunos alimentos, como ciertos quesos, pepinillos y vinos, y con algunos medicamentos, como las píldoras anticonceptivas, los descongestionantes y los suplementos herbarios, puede ser peligrosa (o, incluso, mortal). La selegilina (Emsam), un inhibidor de la monoaminooxidasa que se pega en la piel como un parche, puede causar menos efectos secundarios que otros inhibidores de la monoaminooxidasa. Estos medicamentos no se pueden combinar con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.
- - Otros medicamentos. Es posible que el médico te recomiende combinar dos antidepresivos, o pueden agregarse otros medicamentos a un antidepresivo para mejorar sus efectos.
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Los antidepresivos y el riesgo de suicidio
La mayoría de los antidepresivos se consideran seguros, pero la Administración de Alimentos y Medicamentos exige que todos los antidepresivos lleven una advertencia que aparece en recuadro negro, que es la advertencia más estricta en materia de medicamentos recetados. En algunos casos, los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes menores de 25 años pueden tener más pensamientos o comportamientos suicidas al tomar antidepresivos, en especial, durante las primeras semanas después de comenzar a tomarlos o cuando se modifica la dosis.
Se debe controlar atentamente a cualquier persona que toma un antidepresivo para detectar si la depresión empeora o si presenta algún comportamiento inusual. Si tú o alguien que conoces está tomando un antidepresivo y tiene pensamientos suicidas, comunícate con el médico de inmediato o busca ayuda de urgencia.
Recordá que es más probable que los antidepresivos reduzcan el riesgo de cometer suicidio a largo plazo, ya que mejoran el estado de ánimo.
Escrito por personal de Mayo Clinic
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