Cómo salir de la depresión: claves para sentirte mejor

¿Cuáles son los síntomas de la depresión? ¿Cuánto tiempo dura? ¿Cómo se previene, cuáles son las causas y cómo tratarla? Claves para estar mejor.

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Cuando la tristeza, el desgano y la irritabilidad persisten en el tiempo y no logramos mejorar el ánimo y recuperar el bienestar, es momento de frenar y tomar cartas en el asunto. Consultar a un médico o a un psicólogo puede ser un primer paso para revertir la situación y entender cómo salir de la depresión y sentirte un poco mejor cada día.

La claves está en darse una pausa para evaluar cuánto tiempo llevamos en ese estado y cómo nos ven los que nos rodean. Aprender cuáles son los síntomas, los signos de alerta y cómo combatir la depresión es una buena manera de empezar.

Cómo salir de la depresión

Más allá de una tristeza pasajera que puedas experimentar por algunos días o por un hecho puntual, la depresión es algo de otra envergadura, con caracterísitas que los expertos distinguen con precisión. Se trata de un trastorno mental, de un problema de origen psiquiátrico, mucho más frecuente de lo que uno pueda llegar a imaginar y que se ha convertido en una verdera epidemia en el mundo.

Es importante estar alerta a los síntomas y tener en cuenta que puede aparecer a cualquier edad, aunque hay una mayor prevalencia entre mujeres y jóvenes

Abordar el tema es fundamental porque afecta mucho la calidad de vida, favorece el desarrollo de patologías que pueden ser muy serias y, sobre todo, porque es tratable y, con medidas específicas, podés sentirte mejor rápidamente.

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Cómo saber si tengo depresión

Cuando experimentamos ciertos sentimientos y malestares anímicos por un período de tiempo prolongado, podemos sospechar un cuadro de depresión. No es algo que dure unos días sino algo más permanente, que va afectando el ánimo, las ganas de vivir y disfrutar, y que puede deteriorar nuestros vínculos y afectar nuestro trabajo o estudio.

Cuáles son los síntomas de la depresión

Las señales que pueden estar indicando una depresión son:

  • Sensación constante de culpa y tristeza.
  • Irritabilidad.
  • Desesperanza.
  • Baja autoestima.
  • Cansancio permanente y falta de ánimo.
  • Falta de concentración y pérdida de interés en actividades que antes producían felicidad, como deportes, estudios, hobbies, etc.
  • Disminución de la libido y desinterés sexual.
  • Alteraciones del ánimo que afectan los vínculos, el trabajo, los estudios, las rutinas.

Es importante tener en cuenta que no todas las personas sufren depresión del mismo modo. Los síntomas varían de una a otra persona, ya que algunas pueden sentir aumento o pérdida de apetito, así como fuertes y frecuentes dolores (pueden ser de cabeza, espalda, etc.).

En casos más graves, la depresión puede acarrear pensamientos relacionados con la muerte y el suicidio, y por eso es importante reconocer el problema y recurrir a un médico especializado que ayude al paciente a salir adelante.

síntomas de la depresión

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Cuáles son los síntomas de depresión y ansiedad

Como dijimos, cada persona es un mundo y puede transitar una depresión de manera muy particular. De hecho, es frecuente la depresión ansiosa, donde la persona, en vez que perder la motivación o bajar su nivel de actividad física y mental, se acelera, se angustia, se asusta o reacciona de manera desproporcionada.

La ansiedad surge cuando uno se siente amenazado por una causa interna o externa, es decir que experimenta miedo. En general, es una emoción que está ligada con el futuro y el temor a que suceda algo que tememos o preferimos evitar.

En cuanto a la depresión, en cambio, se manifiesta a partir de un fuerte sentimiento de tristeza, que nada tiene que ver con el futuro de una persona. Lo que sí se ve afectado es el disfrute de las actividades del día a día al autopercibirse como una persona incapaz y sin valor.

¿Cuáles son las causas de la depresión?

Puede que sea un solo factor o la combinación de varios lo que desencadene este trastorno. Algunas causas frecuentes son:

  • Cambios hormonales. Un ejemplo claro es la depresión post parto. Durante el embarazo y después de dar a luz estos cambios son muy bruscos, afectando el estado de ánimo de la mujer. Así es que puede sentirse muy triste, irritable, aislarse de amigos y familiares y no sentir algún tipo de conexión con el bebé.
  • Antecedentes de depresión en la familia. En casos donde algún familiar muy cercano haya sufrido depresión, se cree que puede ser mucho más propenso a desarrollar una historia parecida. Es un tipo de depresión ligada a factores biológicos, donde el componente genético es muy fuerte.
  • Pérdidas emocionales muy grandes. Ante la muerte de un ser querido muy cercano, la ruptura de una separación o noticias muy tristes, una persona puede presentar ciertos cambios bioquímicos que terminen por desencadenar una depresión.
  • Exceso de estrés. Suele suceder cuando el ambiente donde nos desarrollamos es negativo, reactivo y perjudicial para nuestra salud mental. Puede ser debido a un mal ambiente laboral, una mala relación de pareja, situaciones familiares muy conflictivas o amistades tóxicas, entre otros.
  • Falta de adaptación. Hay muchas personas que tienen problemas para sentirse cómodas ante cambios o nuevas situaciones en sus vidas. Nuevos trabajos o la pérdida del mismo, grandes problemas económicos o fuertes cambios en la estructura familiar son algunas de las causas más comunes que pueden generar incomodidad y falta de habituación.

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  • Causas química. Está comprobado que quienes sufren depresión tienen cambios neuroquímicos específicos. Esta alteración, que en general está vinculada a la serotonina, la dopamina y la norepinefrina, no permite que el individuo pueda mantener un estado anímico estable. Diversos estudios confirman que un desequilibrio químico puede generar una mayor debilidad emocional.
  • El consumo de drogas y el exceso de alcohol. Otros casos de depresión frecuentes están asociados a la drogadicción o el alcoholismo.
  • Sentirse rechazado por su entorno más cercano. Sufrir o haber sufrido bullying, violencia física, sexual, laboral o psicológica.
  • Baja autoestima y características personales: Rasgos de personalidad ligados al pesimismo, la falta de autoestima, ser autocrítico y muy dependiente pueden acarrear depresión a largo plazo.
  • Sufrir un dolor crónico o de manera continua. Cuando ciertas enfermedades nos afectan en nuestro día a día, ya sea por tratarse de un fuerte dolor físico o por una enfermedad importante, también pueden afectar seriamente nuestro ánimo.
  • Causas genéticas: muchos estudios han revelado que un componente hereditario que puede favorecer los cuadros depresivos.

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Consecuencias de la depresión

Las consecuencias de la enfermedad pueden variar según su grado. En un primer
momento, deja a la persona sin fuerzas ni esperanzas. Uno se siente desolado y desvalorizado, lo cual suele afectar la vida social y favorecer el aislamiento.

Así, quien sufre de depresión se aísla cada vez más, empeorando su sensación de soledad. Por lo tanto, podemos pensar que las consecuencias tienen que ver con los quiebres de estos lazos: se pueden perder amigos, relaciones familiares y de pareja, perder el trabajo y hasta sufrir serios problemas económicos.

Desde el punto de vista físico, la depresión puede provocar un descenso o aumento de peso, dolores de cabeza, musculares y mucho cansancio. Nuestro sistema inmunológico se debilita y, por lo tanto, tenemos mayor tendencia a desarrollar distintas enfermedades.

Si nos concentramos en los casos más graves, las personas pueden plantearse la idea de lastimarse físicamente y hasta pensar en el suicidio.

Tratamiento de la depresión

Es fundamental tener claro que la depresión se trata y que hay que buscar ayuda en personas preparadas y en las personas que nos quieren.

Muchas personas que sufrieron cuadros de este tipo lograron no sólo salir de la depresión sino encontrar, desde allí, un buen motivo para generar un cambio de vida radical, desarrollando capacidades vinculadas a la resiliencia que los ayudó a sentirse fuertes y felices como nunca antes.

Haber vivido y transitado aquella dura realidad genera, en quienes lo superaron, un presente con mayor disfrute del día a día y agradecimiento por las pequeñas cosas de la vida.

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Cómo combatir la depresión

La depresión es una enfermedad que realmente requiere un tratamiento para poder salir adelante. Pero también es importantísimo tener en cuenta que el ambiente que rodea al paciente es fundamental para su rehabilitación, ya que debe sentirse apoyado en cada etapa de su recuperación.

Una persona con depresión se siente sola y abatida, pero, con el acompañamiento de su círculo más cercano, su tratamiento tendrá un efecto positivo.

Los tratamientos para la depresión suelen estar integrados por:

  • Terapia psicológica: hay distintos abordajes y escuelas. La terapia sirve para poder comprender qué es lo que está causando esa sensación de infelicidad en la persona.
  • Medicamentos: hay pastillas para la depresión que son muy efectivas, pero deben ser siempre prescriptas por un médico. Estos medicamentos son los que comúnmente llamamos antidepresivos. Su principal función es la de restablecer el equilibrio químico que está alterado y devolver un equilibrio saludable.

Debemos tener en cuenta que sólo los profesionales de la salud pueden recetarlos e indicar la dosis para cada persona, ya que cada caso tiene sus particularidades. La idea es que el paciente comience a sentirse mejor, recuperar su ánimo, volver a alimentarse correctamente y dormir la cantidad de horas necesarias.

En muchos casos, el médico irá variando la dosis hasta encontrar cuál es la correcta para persona. Una vez que el paciente se encuentre mejor, puede que empiece a bajarle la dosis, aunque siempre de una manera paulatina para no generar una recaída.

Qué es el Trastorno de Ansiedad Generalizada

Cuando la ansiedad y las preocupaciones ocupan un gran porcentaje de tu vida, podemos estar ante un caso de Trastorno de Ansiedad Generalizada. Los signos de alerta que pueden hablarnos de un cuadro de este tipo son:

  • Excesiva preocupación por el rendimiento académico o laboral.
  • Temor por la salud personal o de la familia.
  • Nervios y sufrimiento psíquico por la seguridad laboral y la estabilidad financiera.
  • Obsesiones, compulsiones. Necesidad de completar a la perfección las tareas del hogar.
  • Presión excesiva y autoexigencia. Incapacidad para relajarse.
  • Inseguridad a la hora de tomar decisiones por temor a hacerlo de manera equivocada.
  • Cansancio excesivo, palpitaciones, sudoración, presión en el pecho, vómitos, tensión muscular, dolor de estómago y miedo a morir, mareos, etc.

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Cómo controlar la ansiedad

Cuando la ansiedad controla nuestra vida, es importante buscar ayuda. Además de recurrir a un psicólogo para llegar al fondo del asunto, hay algunas técnicas que pueden ayudarnos a recuperar la calma o mejorar el ánimo cuando nos sentimos sobrepasados:

  • Respiración profunda. Para ir calmando nuestras palpitaciones y  tranquilizarnos, cerramos los ojos. Comenzamos inhalando lento por nariz y llevando el aire hasta lo más bajo del abdomen mientras contás hasta 4. Luego, exhalamos suavemente hasta vaciarnos por completo, también contando hasta 4. Con cada respiración vamos a buscar calmar un poco más nuestro ritmo, hasta encontrar el punto donde nos sentimos cómodos. Una vez que lo logres, podés seguir respirando sin llevar mentalmente la cuenta. Sólo concentrate en sentir tu respiración y dejar la mente en blanco.
  • Relajación corporal. Para llevar a cabo este ejercicio, procurá sentarte cómodo o acostarte en algún lugar donde puedas relajarte sin preocupaciones y cerrá tus ojos. Primero, contraé los músculos de tus miembros inferiores: sentí como tus piernas se tensionan por completo. Contá hasta 10 y relajá con tu exhalación. Después, hacé lo mismo con tus brazos, espalda y abdomen. Cerrá en forma de puño tus manos, generá una contracción muscular en todo tu torso. Contá hasta 10 y, al exhalar, relajá toda la zona. Finalmente, repetí el ejercicio con tu rostro: sentí cómo chocan tus labios, fruncí el ceño y apretá los párpados de tus ojos. Una vez que cuentes hasta 10, relajate por completo.
  • Respiración alterna. Es una técnica proveniente del Yoga, llamada Anuloma Viloma, para la cual tenés que sentarte cómodamente y con la columna estirada. La idea es que vayas alternando la respiración con cada una de tus narinas. Para eso apoya los dedos índice y mayor de tu mano derecha en el entrecejo y usá el pulgar para tapar tu narina derecha. Inhalá por la narina izquierda contando hasta 4, tapá dicho orificio con tu dedo anular y exhalá por derecha contando los mismos tiempos. Repetí lo mismo pero comenzando por derecha y exhalando por izquierda. Recordá inhalar por la misma fosa por la que acabás de exhalar. Realizá este ejercicio 8 minutos aproximadamente y verificá cómo baja tu nivel de ansiedad.

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La depresión es una enfermedad

Sí, y por eso es tan importante estar atentos y actuar rápidamente. Cuanto antes se inicie un tratamiento, más rápido la persona podrá comenzar su camino a la recuperación.

Si un familiar, amigo o conocido tiene depresión, es importante ofrecerle nuestro apoyo y comprensión, escucharlo e invitarlo a pasar un momento de distensión, ya sea salir a caminar, pasear o hasta ir a una plaza.

Si sos vos quien se siente deprimido, te acercamos algunas recomendaciones:

  • Buscar ayuda. Podés contarle cómo te sentís a algún amigo o familiar para que te acompañe a ver a un profesional. Es el primer paso para comenzar un tratamiento.
  • Tomar las cosas con calma. Confiá en que con tiempo, paciencia y ayuda, todo se irá resolviendo y los sentimientos de vacío y tristeza empezarán alejarse.
  • Retomar hobbies o cosas que disfrutabas antes de sufrir depresión. Puede que al principio no nos brinde felicidad nuevamente, pero será cuestión de tiempo volver a sentirse pleno haciéndolo.
  • Compartir tiempo con personas cercanas. No esperemos que nuestros seres queridos sean nuestros terapeutas o intenten arreglar nuestros conflictos. Lo importante es sentir confianza en el amor y el cariño de los que nos rodean y sentirnos escuchados, sabiendo que podés expresar libremente tus sentimientos.
  • No dejar el tratamiento. A veces creemos que podemos suspender el tratamiento ni bien empezamos a sentirnos bien, pero la realidad es que no hay nada peor que abandonar antes de tiempo. El tratamiento debe seguir los pasos que los profesionales indican.
  • Llevar una vida lo más sana posible. Dormir 8 horas diarias, comer saludablemente, hacer ejercicio físico y salir a despejar la mente es primordial para sentirse mejor.

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