Estar delgado y tonificado es algo que muchas personas desean, pero aunque se luzca estéticamente bien, eso no necesariamente es sinónimo de salud. Tener todo en orden con nuestro cuerpo no significa estar llenos de músculos o jamás probar una hamburguesa, sino ser equilibrado.
Dejar atrás los malos hábitos alimenticios que la rutina nos ha motivado a seguir es difícil, pero una vez que tomamos conciencia resulta toda una aventura.
Más que una prueba física, conseguir eso es una guerra mental. El componente mental es el que muchas veces desatendemos con respecto a nuestra. El sobrepeso muchas veces es consecuencia de una forma de actuar impulsiva que nos lleva a atracar la despensa o bien de la ausencia de una organización adecuada que nos permita hacer ejercicio con frecuencia.
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Aquí compartimos una lista de técnicas que podemos poner en práctica para comenzar un nuevo estilo de vida saludable:
Usar platos más pequeños
Muchas veces comemos y comemos hasta acabar el plato simplemente porque este está lleno, pero quizás ni siquiera tenemos hambre. Parece una obviedad, pero quien quiera bajar de peso hará muy bien si decide comenzar a usar platos que se llenen con porciones más pequeñas. De esta forma, solo podrás servirte la cantidad de comida que se adecue al recipiente y no más.
Esto deberá ir acompañado de una forma distinta de comer. Disminuir la velocidad al comer es una de las herramientas más poderosas para alcanzar el éxito en esta propuesta de bajar de peso. Cuando somos capaces de disminuir la velocidad, somos capaces de saborear cada bocado, de expandir la experiencia y por ende de conectar con la satisfacción de comer.
Esto significa que se disfrutará más de esa experiencia y que, probablemente, termines comiendo menos. Además, mientras comes de manera consciente y disfrutás más la comida, aprendés a sentirte satisfecho con porciones adecuadas, lo cual lo ayuda a reducir la tendencia a comer de más.
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Hacer las compras del supermercado con el estómago lleno
Ir a la despensa o al supermercado con hambre no solo provoca que compremos más comida de la que teníamos prevista, además, tirando probablemente por la más llamativa y menos nutritiva - el tipo de comida que sacia rápido, sin aportar ningún tipo de beneficio nutricional y provocando que tengas hambre de nuevo en muy poco tiempo - sino que, además, según un estudio de Jing Xu y su equipo, provoca, incluso, que quieras comprar más cosas materiales no relacionadas con comida.
No pasar hambre
Comer sano no significa andar con hambre, todo lo contrario. En pequeñas porciones de vegetales específicos puedes alcanzar la cantidad de nutrientes para tu día y como son bajos en calorías, comer aún más sin arrepentimiento. Si te estás alimentando correctamente, jamás tendrás hambre.
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No hacer dieta
Esto va de la mano con el ítem anterior y aunque el título suene contradictorio es uno de los aspectos claves. La realidad es que hacer dieta y tener unas restricciones muy grandes en cuanto a los alimentos puede provocar un antojo intenso y difícilmente controlable de consumir esos alimentos "prohibidos". Lo ideal es hacer, poco a poco, un cambio en los hábitos alimenticios, sin hacer dietas restrictivas.
Más allá de todas estas pautas, aseguráte de mantener un balance entre las aspiraciones y la realidad. Ponerse metas que son irreales no te hará ningún bien. No sólo te presionarás hasta límites que pueden incluso llegar a ser poco saludables, sino que, además, te deprimirás al no poder alcanzar los ilusorios y esperados resultados.
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