A lo largo de la vida el cuerpo humano va generando diversas adaptaciones y compensaciones a los diferentes estímulos del medio ambiente y su propia ontogenesis postural. Desde el nacimiento y debido a nuestra carga genética, los distintos estadios del desarrollo psicomotor están determinados por patrones de movimiento definidos por nuestro sistema nervioso central.
El método Pilates es una técnica de acondicionamiento físico global, que combina ejercicios de nulo impacto, controlados y realizados gracias a una importante concentración y control máximo de movimiento, logrados principalmente por una completa coordinación entre mente, cuerpo y espíritu.
La ejecución adecuada de esta bella disciplina desarrolla el equilibrio y la sinergia músculo-esquelética y articular de manera global, y nos permite generar una estabilización de columna a nivel lumbo-pélvico, que fundamentalmente nos brindará un pilar o base desde dónde se originarán de manera estable, potente y eficiente todos los movimientos de nuestro cuerpo.
El mundo moderno, así como el aumento del sedentarismo, los malos hábitos posturales y la mala calidad de vida, predispone a una serie de desequilibrios posturales, que a lo largo de la vida se manifestarán en dolencias músculo-esqueléticas y articulares.
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Espondilolisis y espondilolistesis
Cuando, por algún motivo, como un proceso degenerativo, más común en personas adultas; fracturas por fatiga o stress en algunos deportes; factores congénitos, factores de crecimiento, entre otros, el arco posterior se destruye, se produce una espondilolisis (spondilo, columna; lisis, disolución).
Al producirse una Espondilolisis, la tendencia es el deslizamiento hacia adelante y hacia debajo de L5, provocando una Espondilolistesis, lo que impide que este deslizamiento sea aún mayor, son el disco lumbosacro y la tensión de algunos músculos (Spondilo, columna; Listesis, desplazamiento).
Estas patologías de columna se presentan generalmente en el raquis lumbar y lumbosacro, debido a las características del raquis en dichos sectores.
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Signos y síntomas
En las radiografías se observaran la fractura y desplazamiento si lo hubiere y se aconseja una resonancia magnética para observar con mayor detalle si existe compresión de nervios.
El paciente mayormente sentirá un dolor crónico en la zona, provocado por la tensión permanente de los músculos de las correderas, irradiación del dolor hacia glúteos y miembros inferiores, alteraciones sensitivo motoras, aumento de la lordosis lumbar y tensiones y espasmos en los músculos posteriores del muslo, bíceps femoral, semitendinoso y semimembranoso, alteraciones en la marcha.
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A través de estudios radiológicos se podrá determinar el grado de deslizamiento, en cuatro estadios:
Grado 1: deslizamiento entre el 1% y 25%.
Grado 2: deslizamiento entre 26% y 50%.
Grado 3: deslizamiento entre 51% al 75%.
Grado 4: deslizamiento entre 76% al 100%.
El tratamiento en los grados 1 y 2, generalmente se realiza con medicación, reposo, corset y actividad física especifica; los deslizamientos grado 3 y 4 pueden requerir tratamiento quirúrgico. El tratamiento dependerá de varios factores, tales como la edad, estado de salud general, grado de deslizamiento y los síntomas del paciente.
Pilates
- Evitar realizar ejercicios de hiperextensión y extensión de columna en la zona afectada, debido a la tendencia -por dicha patología- del desplazamiento anterior del cuerpo vertebral y aumento de la lordosis lumbar. Evitar realizar posiciones que causen molestia.
- Estabilizar y fortalecer la zona lumbopélvica, lograr la adecuada alineación de la misma, debido a la tendencia del incremento de la lordosis lumbar, para lo cual se deberán fortalecer los músculos abdominales y espinales, a la vez que logremos relajar la molestia de la zona afectada elongando y logrando una mayor flexibilidad en la misma con ejercicios de flexión de la columna lumbar.
- Ir incrementando la dificultad en la ejecución de los ejercicios, incorporando trabajo de inestabilidad, mayor fuerza y resistencia.
El objetivo es lograr la estabilización y fortalecimiento de la zona lumbopélvica, movilidad y flexibilidad de la zona, disminuir los síntomas del paciente, lograr integrar estos objetivos a las actividades de la vida diaria, de manera que el paciente pueda lograr un movimiento fluido, natural y sin dolor que lo limiten en sus actividades cotidianas.
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