Para muchos de nosotros diciembre es un mes que trae con él una alta cuota de desborde emocional y desgaste nervioso, ya que manejar y resolver simultáneamente las múltiples obligaciones del hogar, el trabajo y los preparativos para las fiestas, puede suponer una enorme fuente de estrés que provoca extenuación psicológica y física.
Más allá de los innumerables estudios que se han realizado con respecto a como el estrés influye en nuestro cuerpo, podemos afirmar que es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. Y, sin lugar a dudas el fin de año tiene un poco que ver con eso.
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Gran número de evidencias sugieren que el estrés tiene un papel preponderante en varios tipos de problemas crónicos de salud, particularmente en las enfermedades cardiovasculares, las afecciones musculo-esqueléticas y las psicológicas.
En este punto, es importante tener en claro que no son las situaciones las que nos alteran o nos enojan, sino que es nuestra propia forma de actuar antes determinadas circunstancias las que nos mueven rápidamente al enojo, al desborde y a la impaciencia.
Entonces, la estrategia más adecuada para controlar el estrés en estas fechas, y evitar el desgaste y agobio, depende de la actitud con la que afrontemos los sucesos imprevistos o indeseados e incluso justamente con el tipo de personalidad que cada uno tiene.
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La Psicóloga Adriana Alonso especialista en Psicocardiología nos explica que existen numerosas investigaciones que ponen de manifiesto la relación del Patrón de Conducta tipo A (PCTA) con desórdenes clínicos coronarios, sugiriendo que éste es predictor de la enfermedad coronaria e indicando al componente hostilidad como el más perjudicial de dicho patrón.
Las personas hostiles han sido caracterizadas por esperar lo peor de los demás, estar siempre a la defensiva, crear ambientes de tensión y competitividad, en la medida que perciben al entorno como el lugar de una lucha incesante para alcanzar sus objetivos, y permanecer en estado de alerta y vigilancia (control) sobre los otros. Así, partimos de la hipótesis de que son más vulnerables a desarrollar enfermedad coronaria. Tienden a consumir mucha energía física y emocional, perjudicial para nuestra salud y especialmente la de nuestro corazón.
Las distorsiones cognitivas asociadas a la HOSTILIDAD juegan un papel fundamental en la IRA y AGRESIVIDAD de estas personas. Además de estar asociada a conflictos interpersonales y a mayores niveles de estrés interpersonal.
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La Fundación Cardiológica Argentina nos acerca algunos consejos Entonces para saber cómo podemos combatir el estrés de fin de año:
- No preocuparse por aquello que no se puede controlar.
- Focalizarse y hacer algo en relación a lo que sí se puede manejar.
- Prepararse lo mejor posible para posibles situaciones a enfrentar.
- Pedir ayuda en vez de creer que uno puede hacerlo todo solo.
- Aprender a delegar y no creer que “yo lo hago mejor que los demás”.
- Aprender a organizar correctamente el tiempo para que todo lo que se deje pendiente no estrese.
- Establecer objetivos y prioridades.
Pensar en positivo es fundamental, las cosas saldrán bien y las disfrutaremos. Evitemos quejarnos por las dificultades que se presenten, y tomemos las fiestas y el fin de año como un momento para compartir con los afectos de la manera deseada y no como es la debida.
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