A diferencia de otras actividades donde se exige a nuestro cuerpo esfuerzos desmedidos concentrados en algunos puntos, realizar caminatas a diario alivia los dolores en las articulaciones, en especial las de rodillas y cadera, las cuales son las más afectadas por la artrosis. Además, estimula y fortalece los huesos aumentando la densidad ósea.
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Pero sus efectos no solo son estos. Un nuevo estudio de la Universidad de Sidney, liderado por el profesor Emmanuel Stamatakis y publicado en el British Journal of Sports Medicine, sitúa entre 5 y 7 kilómetros por hora (entre 8,5 y 12 minutos el kilómetro), al ritmo con el que debemos movernos atléticamente para conseguir beneficios para nuestra salud, una velocidad que entre corredores se conoce como el ritmo de carrera.
La generosa amplitud entre la máxima y la mínima de la velocidad establecida viene condicionada por el nivel de forma física de cada persona: los más deportistas podrán apretar más que aquellos que parten de una vida sedentaria sin llegar a sofocarse.
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Caminar rápido minimiza el deterioro cardiovascular
Los resultados del estudio de Stamatakis, en el que se analizó a 50.225 caminantes durante 1994 y 2008, demuestran que en general la mortalidad sí está relacionada con la velocidad de paseo. Aquellas personas que mantenían un paso brioso (sin llegar a correr) en sus caminatas diarias mostraron un 24% menos de riesgo de mortalidad por cualquier causa.
Pero las diferencias son sustanciales cuando se varía el ritmo. Hacer el mismo recorrido a un paso medio, solo la reduce en un 20%. Valores similares se aprecian en la reducción de riesgo cardiovascular. No así en la incidencia del cáncer, a la que parece no afectar el ritmo de paseo.
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En qué consiste este milagro de longevidad
Aunque caminar pueda ser la respuesta a las plegarias de muchos, es una respuesta con matices. Y en este caso, dos de ellos son fundamentales: el número de pasos y el ritmo que llevás en la caminata.
"Caminar a buen paso, o, como se llama ahora, hacer power walking, aumenta la capacidad cardiorrespiratoria, disminuye o mejora la tensión arterial y el riesgo de enfermedades coronarias, retrasa la osteoporosis al mejorar la producción de masa ósea, incrementa la masa muscular y su flexibilidad, ayuda a bajar el peso corporal, fortalece las articulaciones y mejora la capacidad defensa del organismo frente a infecciones", apunta en conversación con el diario El País María Concepción Vidales, médico especialista en nutrición y directora de Nutrimedic.
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Pero hay más. Caminar aumenta la masa muscular y, por lo tanto, acelera el metabolismo. Esto permite que se quemen más calorías. Una persona que pesa 60 kg puede quemar 75 calorías dando un paseo a paso lento de 30 minutos. Si aumenta su velocidad puede llegar a quemar de 99 a 150 calorías.
Por otro lado, una buena caminata ayuda a dar definir pantorrillas, cuádriceps y glúteos. Si tu propósito es tonificar abdominales y reducir cintura, la clave será llevar una buena postura mientras caminas.
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