Es bien sabido que el yoga ofrece una serie de beneficios físicos, incluyendo una mayor flexibilidad, un peso más saludable e incluso huesos más fuertes. Lo que mucha gente desconoce, sin embargo, es que el yoga tiene también el poder de transformar la mente tanto como lo hace con el cuerpo, gracias a la concientización sobre el propio ser y la necesidad de enfocar la mente en sí mismo y en las distintas partes del propio cuerpo durante la práctica.
Podés leer: Fjaka: el secreto croata para la felicidad plena
Compartimos 3 de los innumerables beneficios que la práctica de yoga puede traerle a tu cerebro:
Es excelente contra el estrés
El estrés es algo que experimentamos naturalmente. Respirar profundamente acarreará más oxígeno al corazón, pulmones y cerebro, lo que reducirá los niveles de cortisol sanguíneo (la hormona que el cuerpo libera en situaciones de estrés) y activará en el cuerpo una respuesta de relajación que ayudará a reducir cualquier tipo de ansiedad o estrés que se esté experimentando.
En un estudio realizado en la Universidad de California, los participantes que practicaron yoga durante sólo 12 minutos diarios durante ocho semanas mostraron una disminución en la respuesta inflamatoria de sus sistemas inmunológicos. Cuando el estrés acecha, el cuerpo pierde la capacidad de regular la respuesta inflamatoria de los diferentes órganos, lo que puede conducir a una larga lista de problemas de salud.
Leé más: Diferencia entre Yoga y Pilates: lo que tenés que saber
Refuerza la capacidad intelectual
Muchas de las posturas o asanas del yoga aumentan la función cerebral, gracias a una combinación de aumento de la concentración, ejercicios de respiración y posturas que incrementan el flujo de sangre al cerebro.
Según un estudio de la Universidad de Illinois, 20 minutos de Hatha Yoga al día podrían mejorar el enfoque, la retención de la información y la memoria a corto y largo plazo, gracias al aumento de actividad del hipocampo durante una sesión de yoga. Además, la práctica constante de yoga puede retrasar la aparición de patologías cognitivas como el trastorno bipolar o incluso neurodegenerativas, como el Alzheimer.
Estimula la creatividad
Está demostrado científicamente que tanto el yoga como la meditación cambian la estructura física del cerebro de maneras significativas, aumentando la actividad de la corteza frontal (ligada al enfoque, la calma y la concentración) e incluso llegando en ocasiones a agrandar esa parte del cerebro.
Diversos estudios muestran cómo las prácticas de respiración yóguica aumentan las ondas cerebrales alfa, asociadas a niveles bajos de estrés y altos de creatividad. Los “genios” y los atletas profesionales suelen tener estados cerebrales alfa más intensos que la mayoría de las personas.
También te puede interesar: 10 formas sencillas de estar siempre en movimiento
Investigadores de la UCLA estudiaron los cerebros de personas que habían meditado durante años, así como los cerebros de meditadores de corto plazo o personas que nunca habían meditado.
A través de escáneres de resonancia magnética descubrieron que los meditadores a largo plazo mostraron niveles más altos de plegamiento en la corteza cerebral asociado con el procesamiento más rápido de la información y la eficacia del cerebro. Cuanto más tiempo una persona había estado meditando, más plegado cortical aparecía en las imágenes de su resonancias magnéticas.
¿Y tú? ¿A qué esperas para aprovechar los beneficios de esta práctica milenaria?
Seguí leyendo: