Abuela yogui al Guinness: tiene 95 años y sigue dando clases de yoga todos los días

Se llama Täo Porchon-Lynch y es la profesora de yoga india más famosa del mundo: ha entrado en el Libro de los Guinness por ser la mujer más longeva en brindar clases de disciplina milenaria. "Nada es imposible, todo sucede apenas te levantás y decís: éste va a ser el mejor día de mi vida. Y así será... Si ponés tu pensamiento en algo positivo se podrá materializar. No pensar en cosas malas me ha ayudado".

Täo nació en India en 1918. A los ocho años descubrió el yoga tras quedarse fascinada viendo a un grupo de niños en la playa contorsionando sus cuerpos para lograr extrañas posturas. "Le pregunté a una tía si me permitirían jugar con ellos y me respondió: 'Eso no es un juego, es yoga, y no es para las niñas'. Entonces fue cuando empecé a hacerlo", contó en una entrevista al diario The New York Times.

Además de dedicar su vida a la práctica milenaria del yoga, Porchon-Lynch también participa en competencias de baile de salón junto a parejas que llegan a tener 70 años menos que ella. "Lo mejor que me ha podido pasar es ver a alguien a quien le estás enseñando decir que no puede hacer esto o no puede hacer aquello. Y de repente comienza a aparecer una sonrisa en su rostro y se da cuenta que sí lo pueden hacer. Esa es la mayor satisfacción que he tenido".

"Cuando estás en contacto con tu interior estás en contacto con tu aliento de vida, no puedes evitarlo. Lo primero que se tiene que aprender es a respirar y moverte con tu respiración. Tiene que venir de tu cuerpo", explicó. "He tenido tres artroplastías de cadera y los doctores me dijeron que no iba a poder hacer una serie de ejercicios y movimientos. Con los meses les demostré que lo podía hacer y lo sigo haciendo. Tal vez no de la misma manera que cuando era más joven, pero tomo una respiración profunda y hago que sea posible".

En 1963 se casó con un vendedor de seguros, Bill Lynch, con quien compartió su pasión por el vino hasta el punto que ambos fundaron la Sociedad Estadounidense de Vino. Tras la muerte de Lynch en un accidente, ella decidió volcar definitivamente su vida al yoga, profundizando sus conocimientos en esta enseñanza. Sus capacidades eran tan buenas que ella se convirtió rápidamente en una gran instructora y dirige un instituto especializado en Nueva York, The Westchester Institute of Yoga.

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