
Desde la pandemia, el interés por la salud y el bienestar se disparó. El coronavirus pasó por el mundo para recordarnos que, sin ellos, todo lo demás se desmorona, y que el cuidado del cuerpo que habitamos no es algo que podamos subestimar... Hay que tener al día los chequeos médicos, atender especialmente el corazón y el cerebro, prevenir distintos tipos de cáncer, hacer terapia si el ánimo lo reclama, etc, etc, etc. Pero hay órganos que no tienen tanta prensa y que permanecen "olvidados" a pesar de la creciente evidencia científica sobre su importancia en la salud integral del organismo. Hablamos del sistema gastrointestinal y de los millones de microorganismos que viven allí y conforman el ejército encargado de proteger y reestablecer ese perfecto equilibro natural llamado "salud".

Hablamos de "microbiota". La microbiota es la llave que abrió un nuevo paradigma en el área de la salud y algo que tenemos que empezar a incorporar para cuidarnos distinto. Parece algo difícil de entender, un misterio digno de laboratorio, y lo es... Pero algunas imágenes o metáforas nos permiten comprender de qué se trata y bajar a tierra estas novedades tan valiosas que la ciencia nos regala en el siglo XXI.
El cuerpo humano: un bosque interior que pierde su biodiversidad
Durante años, la biología moderna describió al cuerpo humano como una máquina: precisa, compleja y organizada. Pero esa metáfora mecánica ya no alcanza. Hoy sabemos que el cuerpo se parece más a un bosque vivo, a un ecosistema dinámico en el que millones de especies —microbios, bacterias, virus y hongos— conviven, cooperan y se comunican en un equilibrio delicado.
Este ecosistema interno, conocido como microbiota, está formado por billones de microorganismos que habitan principalmente en el intestino, aunque también se encuentran en la piel, la boca, los pulmones y otras mucosas. Lejos de ser simples “huéspedes”, estos organismos cumplen funciones esenciales: ayudan a digerir los alimentos, regulan el sistema inmunológico, modulan la inflamación e, incluso, participan en la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, fundamentales para el bienestar emocional.

Comprender qué es la microbiota intestinal y por qué es importante puede ayudarte a entender mejor cómo cuidarla... Y por qué no deberías dejar de hacerlo.
Microbiota: la importancia del microbioma intestinal
La microbiota intestinal está formada por una gran cantidad de microorganismos vivos, que trabajan en conjunto para colaborar en diversas funciones en el organismo, como por ejemplo la digestión, la absorción de nutrientes y el metabolismo energético.
Ya se han identificado más de 1.000 tipos de microorganismos intestinales, que viven en su mayoría en el colon pero influyen en el funcionamiento de la mayoría de los órganos del cuerpo. Es más: nuestra salud depende tanto del equilibrio de esos microorganismos como del funcionamiento de nuestros órganos, porque trabajan "en equipo" para que nuestro cuerpo y nuestra salud mental estén en las mejores condiciones posibles en cada etapa de la vida.
La pérdida de biodiversidad interior
Sin embargo, así como el planeta está perdiendo bosques, corales y especies animales a un ritmo alarmante, nuestro cuerpo también está perdiendo biodiversidad microbiana. El uso indiscriminado de antibióticos, la alimentación ultraprocesada con bajo contenido de fibra, el exceso de higiene, el estrés crónico y el estilo de vida urbano han empobrecido la riqueza de nuestra microbiota.

Este fenómeno, llamado por algunos investigadores “la deforestación del intestino”, tiene consecuencias profundas. Al igual que un ecosistema degradado, un intestino con poca diversidad microbiana se vuelve frágil, vulnerable y propenso al desequilibrio.
Numerosos estudios han demostrado que las personas con síndrome de intestino irritable, enfermedades metabólicas, alergias o trastornos autoinmunes presentan una microbiota menos diversa. La pérdida de especies bacterianas clave altera la comunicación entre el intestino, el sistema inmune y el cerebro, favoreciendo procesos inflamatorios y desregulaciones inmunológicas.
Es más: aunque no lo creas, ese universo microscópico influye mucho en cómo nos sentimos.
El eje intestino-cerebro: el diálogo que define tu bienestar
El intestino no solo procesa los alimentos: también produce neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, responsables de la sensación de calma, motivación y placer.

Un intestino en desequilibrio puede alterar ese flujo químico, afectando el estado de ánimo, el sueño y hasta la inmunidad. ¿Datos?Hasta un 60 % de las personas con síndrome de intestino irritable sufre también impacto emocional. Esta relación demuestra cómo un intestino desequilibrado puede amplificar el estrés o la ansiedad. Por eso, cuidar la microbiota es, en realidad, cuidar el sistema nervioso.
Un metaanálisis reciente publicado en Frontiers in Gastroenterology confirmó que el uso continuo de probióticos puede mejorar el bienestar emocional y reducir el estrés intestinal al actuar directamente sobre el eje intestino-cerebro.
Cómo cuidar el microbioma intestinal: el poder de los probióticos
Ante tanta evidencia sobre la importancia del ecosistema microbiano que nos habita, el desafío actual es entender cómo podemos influir en el equilibrio de esas bacterias y potenciar su comunicación armónica con el cerebro y el sistema nervioso en general.
Es claro que podemos actuar sobre ellas mejorando hábitos, cuidando la dieta y haciendo ejercicio, pero algunas cosas están fuera de nuestro control o son "males de época" que no podemos cambiar: es ahí donde los productos con probióticos entran a la "cancha" para cambiar la historia.

Qué son los probióticos y por qué importan
La Organización Mundial de la Salud define los probióticos como microorganismos vivos (bacterias y levaduras) que, en cantidades adecuadas, aportan beneficios al organismo. A menudo se les describe como bacterias "buenas" o "amigables", que actúan como refuerzo natural para mantener una microbiota diversa y equilibrada, mejorando la digestión y fortaleciendo el sistema inmune.
En el contexto actual, recuperar su equilibrio se ha convertido en uno de los grandes retos del bienestar contemporáneo. "Billones de estos diminutos microorganismos ya existen en tu cuerpo, junto con muchos otros. Al consumir suplementos probióticos, lo que hacemos es aumentar la población existente de microbios beneficiosos. Se trata de reintroducir viejos amigos que fuimos perdiendo en la evolución, fortaleciendo la diversidad microbiana que es vital en nuestra salud", destacó Gianfranco Grompone, microbiólogo e ingeniero, Director Científico de BioGaia, que acaba de lanzar en Argentina junto con Abbot tres productos orientados a restablecer la armonía intestinal.

BioGaia propone recuperar el diálogo entre el ser humano y sus microorganismos: volver a incorporar “viejos amigos” que el cuerpo perdió con el tiempo y que pueden ayudar a restaurar la salud desde adentro. En este caso, lo que introduce en sus suplementos es la cepa Lactobacillus Reuteri, que es una bacteria probiótica que se encuentra de forma natural en el intestino humano y de animales y es una de las más estudiadas del mundo: más de 250 ensayos clínicos demostraron mejoras de hasta 50% en síntomas del síndrome del intestino irritable, reducción del dolor abdominal y mayor regularidad intestinal en menos de un mes.
Nuevas formulaciones para distintas necesidades
BioGaia, líder mundial en investigación probiótica y con más de tres décadas de experiencia científica, presentó en el país estos productos específicos para:
- BioGaia GTI: apoya el tratamiento del síndrome de intestino irritable y cuadros de reflujo; complementa terapias frente a Helicobacter pylori.
- BioGaia Protectis + Vitamina D: mejora malestares abdominales y estreñimiento funcional, mientras refuerza la inmunidad.
- BioGaia ProDT: cuida la salud bucodental, con beneficios comprobados en gingivitis y periodontitis, incluso durante el embarazo.
Cada cepa de probiótico tiene una indicación específica. Por ejemplo, el Biogadia GTI ha demostrado beneficios concretos en casos de síndrome de intestino irritable, ese cuadro tan común de personas que sufren dolores tipo cólico y alternan episodios de diarrea con estreñimiento.
"Se trata de una condición muy frecuente, directamente relacionada con el estrés y con el tipo de vida que llevamos hoy. Este probiótico también ha mostrado efectos positivos como coadyuvante en los tratamientos para erradicar el Helicobacter pylori, una bacteria patógena que puede causar gastritis o reflujo gastroesofágico", precisó el doctor Juan Miguel Abdo Francis, médico cirujano, especialista en Gastroenterología, con subespecialidad en Endoscopía Digestiva.

Por otro lado, el Protectis con vitamina D contribuye a fortalecer el sistema inmunológico y favorece la salud digestiva, ayudando a aliviar diversos malestares intestinales. En resumen, cada cepa tiene una función y una evidencia clínica propia: no todos los probióticos son iguales ni actúan de la misma manera.
Mitos y verdades sobre los probióticos
Repasemos algunos mitos y verdades de los probióticos:
| Mitos | Verdades |
| Todos los probióticos son iguales | Cada cepa tiene funciones distintas. L. reuteri Protectis es una de las más investigadas y seguras. |
| Con una buena alimentación basta | La dieta ayuda, pero no siempre repone la microbiota. Los suplementos probióticos pueden ser aliados bajo orientación profesional. |
| Solo actúan en el intestino | También benefician la salud oral, la piel y el sistema inmune. |
| No hay evidencia científica | Existen más de 10.000 estudios y 1.000 ensayos clínicos que avalan su eficacia. |
| Cuantas más cepas, mejor | No siempre. Lo importante es la calidad y especificidad de cada cepa. |
| Actúan de inmediato | Los efectos se observan tras 7 a 30 días de uso constante. |
Cuidar tu segundo cerebro
Los probióticos de nueva generación impulsan una visión integral de la salud: no se trata solo de digerir mejor, sino de vivir mejor.
Un intestino equilibrado es capaz de modular el estrés, fortalecer las defensas y mejorar el bienestar emocional.
Incorporar un probiótico de calidad —siempre con orientación médica— es una forma sencilla de apoyar a ese “segundo cerebro” que trabaja en silencio por tu equilibrio diario.
Es algo que está al alcance de todos. Hoy, desde distintos lugares, la ciencia nos invita a recuperar ese equilibrio natural que la vida actual amenaza. Y los probióticos son una herramienta poderosa para lograrlo: un puente entre nuestra biología y el bienestar que queremos reconstruir.
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