
La disfunción coital relacionada con infertilidad es la que se presenta en hombres que tienen semen de características normales, pero que son incapaces de depositarlo en la vagina de la pareja. Las principales causas son la disfunción eréctil y los trastornos de eyaculación.
Las causas de disfunción coital pueden ser orgánicas o psicológicas, y muchas veces ambas se encuentran entremezcladas.
Causas orgánicas:
• Disfunción eréctil: Puede estar asociada con una disminución de la libido. También podemos verla relacionada con problemas vasculares o neurológicos. La disfunción eréctil selectiva en el momento de la ovulación puede indicar problemas psicológicos ante el hecho de desear descendencia.
• Fallo de la eyaculación: es frecuente en pacientes con lesión en la médula espinal y también puede estar causado por el tratamiento con psicofármacos o antihipertensivos. Los hombres sanos que no pueden conseguir eyacular en el coito deben ser capaces de producir semen mediante la masturbación.
• Eyaculación retrógrada: Durante la eyaculación, los espermatozoides del semen se dirigen hacia la vejiga urinaria. Las causas pueden obedecer al sistema nervioso autónomo o a una intervención de próstata o también a medicamentos. Se diagnostica por el hallazgo de espermatozoides en la muestra de orina post masturbación.
Causas psicológicas
En ocasiones, el origen de las disfunciones masculinas no es físico o, teniendo origen físico, se agrava por causas psicológicas. Una de las principales razones por las que se pueden dar problemas con la erección o la eyaculación es la ansiedad, provocada por factores externos (estrés laboral, problemas a nivel social, etc.) o por factores asociados a la propia relación sexual (miedo al fracaso, preocupación excesiva por satisfacer a la pareja, experiencias negativas previas, falta de espontaneidad en las relaciones o reproches de la pareja).
Por otro lado, un bajo estado de ánimo o la falta de deseo también pueden significar el inicio de una disfunción sexual.
En cualquiera de los casos, es común tener pensamientos negativos frecuentes y difíciles de desviar. Si los pensamientos son muy recurrentes, pueden dar lugar a una cierta aversión a las relaciones sexuales, e incluso a las muestras de afecto más sutiles, impidiendo que el hombre tome la iniciativa y pudiendo provocar conflictos personales y de pareja.
El reconocimiento de una disfunción coital es crucial, por eso es necesario evaluar la contribución de los factores orgánicos o psicológicos a la misma.