En nuestro país, la mayoría de las mujeres sostienen que el cáncer, especialmente ginecológico, es el principal problema de salud o la causa primordial de muerte. Sin embargo, 1 de cada 3 mujeres adultas muere por enfermedades cardiovasculares, y son éstas las primeras razones de muerte en la población adulta.
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Enfermedades cardiovasculares
Las enfermedades coronarias afectan tanto a hombres como mujeres, aunque la forma de presentación de la patología y la evolución a corto y largo plazo pueden tener diferencias con los hombres.
La mujer y el corazón
Las hormonas femeninas tienen un efecto protector sobre las paredes arteriales y hasta la menopausia, el infarto de miocardio es poco frecuente en las mujeres. Es decir, en el caso de las mujeres, el primer infarto se produce 9 años más tarde comparado con los hombres.
“Las patologías cardiovasculares en las mujeres representan un riesgo alto del cual la mayoría de ellas no tiene conocimiento, y nuestro objetivo como profesionales es ayudar a modificar esta situación”, afirma Ana Salvati (M.N 56877), Presidenta de la Sociedad Argentina de Cardiología y Jefa del Servicio de Cardiología de la Clínica Modelo de la Localidad de Morón.
Y agrega: “Consideramos que nuestro rol es hacer visible la problemática y colaborar con su concientización para que tanto las mujeres como los hombres puedan consultar a tiempo”.
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Factores de riesgo
Los factores de riesgo cardiovascular que predisponen a la aparición de las enfermedades coronarias, son tanto en hombre como en mujeres los siguientes:
- Hipertensión arterial.
- Diabetes.
- Colesterol elevado.
- Tabaquismo.
- Obesidad abdominal.
- Sedentarismo.
- Estrés.
- Hábitos alimentarios poco saludables.
Pero el impacto de ellos es diferente en hombres y mujeres. Por ejemplo, la diabetes y el tabaquismo son mucho más nocivos en las mujeres. Existen también factores d riesgo que son exclusivos de las mujeres, como la diabetes gestacional o la preclampsia o eclampsia padecidos durante el embarazo, ya que no son hechos aislados que culminan con el parto, sino que condicionan un aumento a futuro del riesgo cardiovascular.
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El aumento del colesterol, el azúcar o la hipertensión arterial no dan síntomas y sólo los detectamos si los buscamos, por lo que el primer paso en esta lucha contra las enfermedades cardiovasculares comienza con los controles médicos periódicos
Hábitos
Al mismo tiempo, debemos adquirir hábitos saludables tales como:
- Tabaco cero: Incluyendo el cigarrillo electrónico.
- Alimentación adecuada y saludable: Reduciendo el consumo de sodio en alimentos y bebidas, respetando las sugerencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual recomienda consumir hasta 2 gr de sodio diarios (equivalentes a 5 gr de sal).
- Consumir alimentos ricos en nutrientes: seleccionarlos de los 5 grupos básicos. Vegetales y frutas, carnes y huevos, aceites y grasas, lácteos y harinas, y cereales, evitando el consumo de azúcares refinados, grasas saturadas y grasas trans.
- Hacer actividad física: La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja hacer 30 minutos de actividad física por día a una intensidad moderada para las personas mayores de 18 años y para los niños a partir de 5 años, la recomendación es de 12 minutos diarios de ejercicio físico con una intensidad moderada a alta.
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Consulta
Cuando los síntomas sugestivos de infarto se producen, es muy importante consultar en forma inmediata con el médico, ya que en la actualidad disponemos de tratamientos para desobstruir la arteria responsable y lograr restablecer la circulación, salvando la mayor cantidad de músculo posible.
“Debemos recordar que, al producirse el infarto, no todo el tejido amenazado va a morir en forma simultánea porque la coexistencia del músculo cardíaco con diferentes grados de daño genera alteraciones eléctricas muy importantes que predisponen a la aparición de arritmias potencialmente letales y que no tienen relación con el tamaño del infarto.
Por lo tanto, la demora en asistir a un centro especializado puede exponer a la paciente a una arritmia fatal que acabe con la vida de forma instantánea”, sostuvo Salvati. Y agrega que: “Lamentablemente las estadísticas muestran que las mujeres no consultan al comienzo de los síntomas lo que lleva a una demora en el inicio del tratamiento. Los motivos de la tardanza son múltiples, pero muchas veces se deben a la falta de alerta de la mujer para pensar en su riesgo cardiovascular”.
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Otro aspecto preocupante es que luego de un infarto, las mujeres tienen menos adherencia a los tratamientos indicados, y mayoritariamente no completan los programas de rehabilitación cardiovascular porque los abandonan. Luego de un infarto, la depresión también es más frecuente en las mujeres y si no se tratan adecuadamente, afecta negativamente la evolución alejada post infarto.
Los tratamientos que logran la reapertura de la arteria también se pueden conseguir con el uso de algunos fármacos que producen la disolución del coágulo responsable del infarto o bien la realización de una angioplastia con la colocación del stent coronario, siendo este último método el preferido actualmente, ya que es más efectivo para lograr la restitución del flujo coronario y disminuir la incidencia de nuevos eventos coronarios.
De todas maneras, es importante tener presente que el infarto puede prevenirse, es primordial detectar y corregir los factores de riesgo
Para poder lograrlo, es primordial detectar y corregir los factores de riesgo que llevan a las oclusiones arteriales como también, es fundamental como primer paso, adoptar un plan nutricional acorde a cada paciente.
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“Si los hombres y las mujeres principalmente tomaran conciencia de la importancia de la prevención y que, para mantener el corazón sano, no hay que hacer grandes sacrificios, la incidencia de infartos en Argentina podría bajar significativamente”, finalizó la médica.
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