Desde el comienzo de esta pandemia hemos aprendido más sobre el COVID-19 de lo que probablemente sepamos sobre otras enfermedades de similares características. Sin embargo, a medida que vamos avanzando en el control de esta patología surgen nuevos interrogantes que los pacientes acercan repetidamente al consultorio.
Preguntas en el consultorio
Gracias a las múltiples investigaciones científicas a nivel global, hoy en día podemos contar con información cada vez más robusta sobre el nuevo virus y acercar tranquilidad a la población despejando las consultas más populares.
1- Qué vacuna debo colocarme
En la Argentina no existe una contraindicación especial para el uso de ninguna vacuna, tanto en adultos mayores de 18 años sanos como en personas con enfermedades comórbidas o embarazadas. Por lo tanto, hay que colocarse la vacuna que le asignen, dado que cualquier posible efecto secundario es mucho menor que el riesgo que produce contraer COVID 19.
Las vacunas que se utilizan en nuestro país han demostrado un buen perfil de seguridad en los ensayos de aprobación y también en el monitoreo de los efectos adversos durante la campaña de aplicación. No se han registrado hasta el momento efectos adversos que lleven a cambiar las recomendaciones de vacunación.
2- Qué pasa si se retrasa la segunda dosis
Los ensayos clínicos donde se comprobó la eficacia de las vacunas, fueron realizados con un intervalo de dosis estipulado, de entre 3 y cuatro semanas. Si bien hay algunos estudios que demuestran que prolongar el intervalo entre las dosis podría no afectar la efectividad final de las vacunas, son datos insuficientes para afirmarlo de forma categórica. Además, sabemos que una sola dosis tiene menor efectividad para reducir la mortalidad.
Como complemento de esto, sin dudas el problema -a nivel mundial- es la provisión de las vacunas. Si el flujo de las mismas fuera el ideal, las segundas dosis no deberían retrasarse. Sin embargo, ya se están desarrollando en nuestro país diversos estudios destinados a arrojar luz sobre la combinación de primera y segunda dosis de distintas vacunas y se espera que en el corto plazo contemos con más información sobre esta posibilidad y la mejor manera de implementarla.
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Además, ante la inminente llegada de la variante delta del SARS-CoV2 y una posible tercera ola, es importante aclarar que los datos muestran que la eficacia de una sola dosis de cualquier vacuna es muy inferior para reducir severidad y mortalidad con esta variante, comparada con cualquier otra. Por lo tanto, es necesario tener el esquema completo de vacunación con 2 dosis para que el efecto protector sea elevado. De aquí la importancia de completar los esquemas lo antes posible.
3- Por qué muere la gente vacunada
Si hablamos de pacientes que han recibido ambas dosis y que han pasado al menos 14 días desde la segunda dosis antes de presentar síntomas, podemos afirmar que las vacunas que se están distribuyendo han demostrado una gran eficacia para prevenir casos fatales de COVID.
De todas formas, esta eficacia no es del 100% y, como hay una gran cantidad de pacientes contagiados, existe una posibilidad estadística de personas que fallezcan a pesar de tener ambas dosis de la vacuna.
Con sólo una dosis colocada, la efectividad en reducir la mortalidad es menor para todas las vacunas que se colocan en Argentina, según datos obtenidos del Ministerio de Salud de la Nación.
Aún así, hay que remarcar que el riesgo de morir por COVID es mucho menor en vacunados que en la población no vacunada.
4- Tratamiento ambulatorio ¿Qué hacer y qué no?
Si tiene COVID 19, lo más importante es contactar al sistema de salud, para monitorear el curso de la enfermedad. Especialmente entre el día 6 y 10 de evolución, donde pueden aparecer signos que indiquen neumonía. En el caso de aquellos pacientes que no precisaron internación, es decir, que no presentaron desoxigenación, fiebre persistente o afectación pulmonar después del día 7, el tratamiento es como el de un cuadro gripal. Por lo tanto, una vez constatado con el médico, es posible que solamente se recomiende reposo, líquidos, analgésicos y antiinflamatorios.
No está indicado administrar antibióticos, anticoagulantes, vitaminas u otros tratamientos, como por ejemplo la ivermectina. Este punto es de suma importancia, porque muchas veces estos tratamientos pueden llegar a producir más daño que beneficios (por ejemplo como con la Ivermectina o los anticoagulantes) y se ha demostrado que una de las principales causas de que aparezcan bacterias resistentes es el sobreuso de antibióticos.
5- Cuáles son las secuelas post COVID
- Covid leve: al referirnos a pacientes con COVID leve, o sea, que no han requerido internación ni han presentado disminución de la oxigenación, existe un porcentaje de casos con síntomas prolongados más allá de las 4 semanas. Estos síntomas se denominan síndrome post COVID o COVID prolongado y son comúnmente fatiga, cansancio, debilidad, dolores musculares, dolor de cabeza y taquicardia.
En estos casos lo más importante es corroborar que no haya ninguna alteración que haya pasado desapercibida
Esto suele constatarse mediante una radiografía de tórax y un examen clínico, para medir la oxigenación y la auscultación pulmonar. Si todos estos estudios son normales, el cuadro irá desapareciendo con el tiempo y no precisará de mayores intervenciones.
- Covid moderado: por otra parte, están aquellos pacientes que han tenido un COVID moderado a severo, que han estado internados, que han necesitado oxigenoterapia o que han estado en terapia intensiva con ventilación mecánica. Estos pacientes deberán ser observados para identificar si aparecen secuelas, principalmente fibrosis pulmonar, neumonía organizada o incluso la posibilidad de tromboembolismo de pulmón.
El control clínico suele realizarse entre las 6 y 8 semanas y estos pacientes requerirán procedimientos de diagnóstico, como espirometría ó tomografías de tórax, de acuerdo al criterio médico. En algunos casos será necesario indicar tratamientos específicos. En este grupo de pacientes toma un rol relevante la rehabilitación respiratoria, el soporte nutricional y psicológico.
Fuente: Dr. Alejandro Chirino (MP 7420), Coordinador de la Sección Infecciones Pulmonares de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.