
Cuando los horarios se empiezan a complicar, una de las primeras cosas que tachamos de la agenda es el ejercicio. Lo vemos como algo “prescindible” o que retomaremos “ni bien encontremos un hueco”. Considerar el ejercicio como algo secundario en nuestra rutina puede tener pésimas consecuencias para nuestra salud. Pasado un tiempo sin hacer ninguna actividad física, nuestro cuerpo nos pedirá que lo hagamos a partir de ciertos síntomas. Te contamos cómo reconocerlos.

El deporte es un aliado clave en la salud, ya que promueve la buena circulación, lo que permite que las células y las sustancias del sistema inmune se muevan a través del cuerpo libremente y hagan su trabajo de manera eficiente, según un estudio de la Universidad de Harvard.
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Señales de que deberíamos hacer ejercicio
Veamos aquí 10 señales de que necesitas hacer más actividad física:
- Te enfermas con frecuencia: Un sistema inmunológico débil puede ser consecuencia de la falta de ejercicio. La actividad física regular mejora la circulación sanguínea, facilitando que las células del sistema inmune se desplacen y combatan infecciones con mayor eficacia.
- Sientes depresión, ansiedad o falta de ánimo: El ejercicio estimula la producción de endorfinas, dopamina y otras sustancias químicas que mejoran el estado de ánimo y reducen los síntomas de depresión y ansiedad. La falta de motivación puede ser una señal de que tu cuerpo necesita moverse más.
- Te falta el aliento al hacer actividades cotidianas: Si subir escaleras o caminar distancias cortas te provoca dificultad para respirar, es probable que tu sistema cardiovascular esté debilitado por la inactividad física.
- Tienes problemas para dormir o sufres insomnio: El ejercicio ayuda a regular el ritmo circadiano y mejora la calidad del sueño. La falta de actividad puede causar dificultades para conciliar un sueño reparador.
- Sufres estreñimiento frecuente: La actividad física estimula el tránsito intestinal, ayudando a que la digestión sea más eficiente. La falta de movimiento puede ralentizar el funcionamiento del intestino.
- Has ganado peso o tienes sobrepeso sin cambios en la dieta: La inactividad reduce la quema de calorías y puede provocar aumento de peso, incluso si no comes más de lo habitual.
- Te sientes débil o notas pérdida de masa muscular: No ejercitar los músculos provoca atrofia y pérdida de fuerza, afectando la movilidad y la coordinación.
- Tienes problemas de circulación o inflamación frecuente: El sedentarismo puede causar mala circulación sanguínea y aumentar la inflamación en el cuerpo, lo que afecta la salud general. Puedes ver: 13 consecuencias del sedentarismo: un enemigo crónico peligroso.
- Sufres de colesterol alto, hipertensión o problemas metabólicos: La falta de ejercicio es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.
- Te sientes torpe o descoordinado en tus movimientos: La inactividad afecta las habilidades motoras finas y gruesas, lo que puede traducirse en movimientos lentos o poca coordinación.

Estas señales no solo afectan tu bienestar físico, sino también tu salud mental y calidad de vida. Incorporar actividad física regular —como caminar, montar bicicleta, practicar deportes o ejercicios en casa— puede revertir estos síntomas y mejorar tu salud integral. Recuerda que, según la Organización Mundial de la Salud, al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada son recomendables para adultos.
Si reconoces varias de estas señales en ti, es momento de empezar a moverte más para cuidar tu cuerpo y mente.
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