Los planes de alimentación basados en el conteo de calorías están cayendo en desuso. Si bien es importante comprenderlas y regularlas como una unidad de medida, la clave está en reconocer y elegir los alimentos por la calidad de sus nutrientes.
La crisis de las calorías
Me puse pedigüeño. Así como pido a mis pacientes y lectores que dejen de mirar mal a la pobre dieta, ahora te ruego que dejes de poner en el podio de las celebridades a las benditas calorías. Si bien tienen un porqué en el diseño de una buena alimentación, están lejos de ser las que deben regularla. Los métodos que se basan en ellas se están volviendo anacrónicos y estoy seguro de que, en menos de lo que creemos, van a caer en desuso.
Te voy a explicar por qué: cuando una metodología nutricional clasifica a los alimentos según sus calorías, empieza a mezclar cosas que no van. Igualan una banana y un huevo porque tienen una cantidad similar de calorías, sin importar que nutricionalmente generen aportes muy distintos. Te dicen que en tu desayuno comas uno o el otro indistintamente, sin evaluar qué requiere tu plan de salud en ese momento del día.
Es peor aún cuando se equipara una manzana con una barrita de cereal: un alimento real y uno ultraprocesado. El primero te va a dotar de vitaminas y fibras esenciales, mientras que el segundo va a llenar tu organismo de jarabes y glucosas. Aunque, claro, siempre en menos de 100 calorías; y eso parece ser lo que importa.
Estas metodologías son un obstáculo enorme para la educación nutricional de la población. En lugar de brindar la posibilidad de elegir buenos alimentos e interpelar a la industria, trasladamos la idea de que da lo mismo qué comamos, siempre y cuando se mueva dentro de las calorías que el cuerpo necesita para subsistir sin ganar peso de más.
Vamos a quedar flaquitos, flaquitos, pero con la salud en segundo plano. Tenemos que hacer una deconstrucción de nuestro vínculo con las calorías y ubicarlas en el sitio correcto: son tan solo una unidad de medida dentro de un conjunto de variables, que nos puede dar un parámetro de hasta dónde podemos avanzar con la incorporación de determinados alimentos en una dieta.
La clave es dejar de analizarlas como un envase vacío y encararlas de acuerdo a su traducción en nutrientes, ya que si encaramos una dieta que aporte los macro y micronutrientes necesarios, y, además, conseguimos que sea regulada en calorías, tendremos un doble efecto: nutrir el cuerpo y generar el aumento o descenso de peso deseado.
La nutrición moderna está comenzando a tomar nota de esta realidad y a cuestionar la idea de la medición de calorías como el único método para regular la dieta. Este cambio de paradigma está basado en la comprensión de que no es lo mismo incorporar grasas, proteínas o carbohidratos, ya que todos generan una respuesta distinta en el organismo y, por ende, un resultado diverso para cada persona.
Celebro esta crisis. Celebro los buenos cambios; pero, como siempre, queda en nosotros que el puntapié inicial no quede solo en conformarnos con empezar.
- Fuente: Matías Marchetti, nutricionista. Autor del libro Método #MarchettiRules, la actitud para aprender a nutrirte y comer lo que quieras.
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