Los insectos, las alturas, los espacios cerrados, los perros, las tormentas, los ascensores, volar en avión... y ahora también miramos con miedo a quien nos pasa cerca. Cualquiera de esas situaciones puede generar terror en algunas personas, tanto que es posible que queden paralizadas al enfrentarse a ellos. Se trata de las llamadas “fobias específicas”, es decir, miedos extremos e irracionales a ciertos objetos o situaciones que no son necesariamente riesgosos en sí, o que se pueden enfrentar siendo cuidadosos.
Personas de todas las edades pueden padecer estas fobias. Ahora bien, es frecuente que las fobias infantiles desaparezcan con el tiempo. Si bien los adultos son capaces de reconocer el carácter irracional de sus miedos, enfrentarse a ellos, o incluso imaginar esa circunstancia a la que se le tiene miedo puede desencadenar un ataque de pánico o un estado de ansiedad severa.
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Aún se están estudiando sus causas. Se sabe que ciertas fobias están relacionadas con la historia familiar, es decir, tienen un componente hereditario.
Otras, en cambio, se relacionan con un evento traumático, como puede ser un temor extremo a los perros. Aunque es importante destacar que en el mayor de los casos las fobias pueden no darse por traumas concretos.
Diversos investigadores afirman que el cerebro parece estar programado para asociar ciertos estímulos con determinadas respuestas como las reacciones de rechazo, de miedo o de asco. Esto hace que se produzcan respuestas automáticas o reflejas de escape y huida que aseguran la supervivencia de los seres vivos frente a los peligros naturales.
A partir del estudio de este mecanismo se explica la elevada frecuencia de algunas fobias, como el miedo a las serpientes y los reptiles en general, a las arañas y a los espacios altos o cerrados.
Las personas que sufren estas fobias generalmente desconocen que existen tratamientos muy eficaces para estas afecciones
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Así, hay quienes están dispuestas a utilizar siempre las escaleras para evitar subir al ascensor; y otras a nunca hacer un viaje al exterior por su fobia a volar en avión.
Otro aspecto que influye en que la gente no se ocupe de acabar con estos miedos extremos es que el objeto que despierta el miedo sea fácilmente evitable.
Terapia de exposición
¿Cómo se puede lograr la superación de algunas de estas condiciones? Un tratamiento para resolver estas fobias es la llamada “terapia de exposición”. Consiste en que los miedos desaparezcan o disminuyan al afrontarlos.
Así, sistemáticamente, la persona que tiene el miedo específico, acompañado y alentado por el terapeuta, logra desensibilizar al miedo mediante técnicas de relajación y de la exposición muy gradual al objeto o situación real o imaginaria que desencadena el temor extremo.
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Alentado por el terapeuta, lograr desensibilizar al miedo mediante técnicas de relajación y de la exposición muy gradual al objeto o situación real o imaginaria que desencadena el temor extremo
Es importante, en el caso que exista, reconocer el miedo extremo, tener el apoyo de los familiares y amigos, y recibir ayuda de especialistas para superar este trastorno y vivir mejor.
En medio de una pandemia, la fobia nos hará más daño. Hay que aceptar esta nueva realidad, siendo responsables y aceptando las reglas que bajan los científicos hasta que tengamos la vacuna.