Es uno de los médicos traumatólogos más importantes del mundo, especialista en cirugía de columna. Es santafesino y es uno de los máximos referentes en su especialidad. Lo entrevistamos para contarte quién es Federico Girardi y cómo es trabajar en Nueva York es una profesión tan exigente.
Aquí, su historia, su recorrido, sus sueños y los mayores avances en cirugía de columna y traumatología. Mano a mano con Movida Sana y Buena Vibra, el doctor Federico Girardi habló de todo.
Federico Girardi, un argentino en New York
¿Qué diferencia hay entre Estados Unidos y Argentina en el ejercicio de la medicina?
Es una respuesta compleja. Las diferencias son muchas porque son dos países bien distintos. El número de médicos por paciente es muy diferente. En EEUU existen tres sistemas globales de seguro (uno para mayores de 65 años, otro privado -que serían las obras sociales o prepagas, y otro para los que no tienen recursos), con lo cual la salud desgraciadamente no es la misma para todos. Y también es muy dispar según la zona del país.
A su vez, en los últimos años, lamentablemente, en Estados Unidos la práctica médica se ha transformando mucho en una medicina defensiva, donde los médicos piden diversos estudios más para cuidarse ellos mismos desde el punto de vista médico legal que porque esté indicado. Esto encarece mucho todo y no es bueno para nadie.
Lo que sí es muy bueno es que hay muchos recursos para investigación y eso hace que uno tenga acceso a cosas nuevas, y se generen muchos avances. Desde ya que no es la panacea; es muy difícil en un país tan grande dar igualdad de oportunidades, que haya acceso a la salud para todos y que sea eficiente el sistema. En Europa los países son más chicos y es un poco más fácil.
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¿Cómo es la formación médica allá?
En EEUU la formación médica ha cambiado en los últimos años, por muchos motivos. Acá es una carrera pensada para gente que realmente se quiera dedicar. Ingresar es difícil, es muy exigente; es una carrera muy competitiva, muy selectiva y muy cara. En Argentina, creo, el ingreso irrestricto, que puede ser justo en algunos aspectos, se volvió ineficiente porque no hay recursos para formar correctamente a todos y la formación no termina siendo de las mejores.
Hoy la educación médica en EEUU es muy buena y eso hace que haya médicos buenos y excelentes. El promedio del médico es bueno. Y eso creo que en Argentina se ha perdido un poco porque el sistema permite que haya de todo. Hay médicos excelentes, de primer nivel mundial, pero también médicos que terminan su carrera en 20, 30 años, donde después no tienen acceso a una formación de postgraduados porque no hay vacantes para hacer una especialización, y eso hace que su formación no sea la ideal.
Sin embargo, han habido en Argentina algunos momentos de gran trascendencia en los que se intentó hacer lo que se llama atención primaria de la salud, donde existe un acceso a la salud por escalones (porque no todo el mundo necesita complejidad alta) y eso hace que los recursos se manejen mejor. De todas maneras, creo que, desgraciadamente, en Argentina no ha habido un buen plan, sostenido durante años, que permita mejorar la salud pública, privada o mixta.
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¿Cómo es la relación médico-paciente en Estados Unidos?
Es diferente, es otra cultura. Hay médicos que ni siquiera te dan la mano ni te miran a los ojos y hay una gran disparidad en el aspecto humano. Quizá uno encuentre más contención en un médico latino y de hecho mis pacientes lo valoran mucho. Es muy personal, pero sí en general uno observa que hay una barrera, una distancia, que quizá no pasa tanto por la soberbia sino por las reglas del juego. Estados Unidos se ha convertido en un mundo muy legal, que ha afectado las relaciones interpersonales, donde para evitar cualquier problema los médicos no ven a una paciente del sexo opuesto solos, ni dan un abrazo ni un beso por una cuestión de prevenir que alguien pueda tomarlo mal o hacerte un juicio. Son medidas preventivas que claramente afectan la relación médico paciente.
¿Por qué es tan cara la medicina en Estados Unidos?
Yo creo que es cara por muchos motivos, pero sobre todo por la cuestión médico legal. En EEUU todos los actores (médicos, sanatorios, todos) tienen que pagar un seguro muy caro, que es obligatorio y, para cubrirse ante cualquier posibilidad de error se piden estudios que podrían obviarse. Continuamente se están haciendo protocolos, parecidos a los de la aviación, para reducir el error humano. Evitarlo cien por ciento es imposible, pero se han reducido mucho.
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Usted estudió en la Universidad pública en Argentina, algo que en otros países no existe. ¿Cuando uno se va a ejercer afuera y ve otras realidades, o que el acceso al estudio es complicado, siente ganas de retribuir a su país lo que le dio?
Totalmente. Yo estudié en la Universidad Nacional de Rosario. Me recibí en el 91. Desde ya que el país me ayudó mucho y le debo mucho y espero en algún momento poder retribuir lo que me ha dado. A veces voy y opero pero me gustaría hacer algo más regular. Lo que yo hago es muy especial y la mayoría de la gente no necesita ésto. Debería ser de alguna otra manera. Siempre hablo con colegas locales para intentar hacer algo allá. Me gustaría mucho.
La relación médico-paciente ha cambiado en los últimos años. Se habla de paciente activo, que se informa, que se subordina menos a lo que dice el médico. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Creo que es muy bueno que el paciente esté informado, que averigüe, que consulte a más de un médico, que sea quien toma la decisión con información correcta. Creo que es importante que el paciente tenga un rol más activo, que asuma más responsabilidad, que pregunte, que se haga una lista con dudas, que se informe. Después de ir al médico el paciente debe pensar y volver a hacer preguntas. Es su derecho. La medicina no es una ciencia exacta, cada situación es individual, cada caso es único. Es importante que cada paciente busque y pregunte y entienda para decidir mejor.
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Más allá de las competencias técnicas, ¿cree valiosa la empatía en el vínculo médico-paciente?
Absolutamente. La empatía del médico es muy importante. Estoy cansado de escuchar pacientes que dicen "me fue bien con la cirugía pero el médico nunca más me vio, no me llamó", etc. Eso más que un médico es un técnico. Yo creo que el médico debe contener emocionalmente al paciente y creo que eso es tan importante como el diagnóstico y tratamiento.
Creo que uno debe tratar de elegir al médico que sabe que lo va a acompañar en las buenas y en las malas. Es clave que el médico esté cuando las cosas no andan bien, porque cuando todo anda bien somos todos genios. Cuando algo anda mal o se complica es cuando más cerca debe estar el médico.
¿Duelen los pacientes cuando algo anda mal?
Sin duda. Uno se va a la casa pero la cabeza sigue funcionando, sea fin de semana o esté de vacaciones. La cabeza no para. Y cuando un paciente no anda bien o tiene complicaciones a uno le duele, lo inquieta, molesta, y uno lo pone adelante de todo. Quizá sea algo discutible pero cuando uno tiene una pasión, una convicción, lo vive así. Al final del día, cuando un paciente no anda como uno quiere, uno tiene que sentirse tranquilo que hizo todo lo que había que hacer y que puso lo mejor de sí.
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