Las dietas de hambre y las soluciones mágicas no sirven. El secreto está en cambiar hábitos y encontrarle el gusto a la vida saludable. Médicos y nutricionistas aseguran que el secreto es una buena alimentación, acompañada de ejercicio y algunos trucos sencillos que compartimos a continuación.
- Asumir que los productos milagrosos no existen: geles reductores, parches, productos mágicos. Pero algunos productos que, combinados con ejercicio y una buena alimentación, contribuyen a eliminar la grasa localizada de ciertas áreas del cuerpo y a perder algunos centímetros, como ciertos tratamientos estéticos, o geles fríos que se aplican por la mañana para obligar al cuerpo a gastar calorías calentándose. También el té resulta una bebida ideal para finalizar el almuerzo o la cena porque ayuda a eliminar toxinas, mejora la digestión y evita la acumulación de líquidos.
- Las dietas en las que se restringen grupos completos de alimentos no son la solución, así como tampoco el dejar de comer o matarse en un gimnasio. El secreto está en adquirir hábitos saludables y hacer ejercicio todos los días de la semana, mínimo 30 minutos.
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- No te restrinjas ni te prives de tus comidas favoritas. Lo mejor es aprender a no excederse. La clave es adquirir nuevos hábitos: reemplazá las gaseosas por jugos naturales en agua y bajos en azúcar, las galletitas o snacks por un yogurt o fruta, reducí la grasas.
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- No te engañes. Algunas personas aseguran que no saben por qué están gordas porque "no comen mucho". Muchas veces basta anotar lo que comemos en un día para sorprendernos.
- No picotees. Comé siempre en la mesa: es común que mucha gente se la pase picando todo el día y por eso no logre bajar de peso. Si te obligás a comer sentado podrás regular la cantidad de alimentos que consumís.
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- Agua, mucha agua: aunque tomarse ocho vasos diarios no adelgaza, sí contribuye a optimizar las funciones vitales del organismo. La orina de las personas que beben el agua que el organismo necesita es transparente. Que se tu objetivo.
- Sumá verdes al plato. Cuanto más frutas y verduras, mejor.
- Caminá mucho, sentate poco. El sedentarismo es el peor enemigo del cuerpo y de la mente. Ponete en movimiento varias veces por día.
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