Un estilo de vida sedentario se relaciona directamente con el deterioro de las fibras nerviosas cerebrales, lo que puede generar declive cognitivo y perdida de memoria, dos síntomas característicos de la demencia.
La investigación, disponible en la revista académica Journal of Alzheimer´s Disease, se concentró en estudiar cómo el sedentarismo afecta el tejido cerebral conocido como materia blanca, la cual está compuesta por millones de fibras nerviosas que se utilizan para la comunicación neuronal a través del cerebro.
Para ello registraron a 81 pacientes mayores que estaban en riesgo y que presentaban signos tempranos de perdida de memoria o deficits cognitivos moderados. Para establecer una correlación entre el estado físico, la salud cerebral y la cognición, los investigadores les aplicaron pruebas cardiorrespiratorias (en vez de solo preguntarles si hacían o no ejercicio físico); incluyeron imágenes cerebrales para conocer la funcionalidad de la materia blanca de cada sujeto; y para conocer la capacidad cognitiva utilizaron una serie de tests cognitivos estandarizados.
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“Esta investigación apoya la hipótesis que mejorar la condición física de las personas mejora también la salud del cerebro y reduce el proceso de envejecimiento” dijo el Dr. Kan Ding, neurológico y coautor del estudio.
Ahora sabemos con mayor precisión el devastador efecto que tiene una vida sedentaria sobre la salud cerebral, pero todavía falta mucho por estudiar. Necesitamos saber qué nivel (dosis) físico es necesario para reducir los efectos de la demencia y a qué edad debemos intervenir antes de que sea muy tarde.
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