Una dieta "Anti-Paleolítica" sería lo mejor para la longevidad

Una dieta baja en proteínas y alta en carbohidratos puede ser la más eficaz para estimular una hormona con beneficios para una vida prolongada y para luchar contra la obesidad, de acuerdo a las últimas investigaciones sobre este tema publicadas en Australia.

El estudio, publicado en la revista Cell Metabolism, pinta una imagen más clara del rol de la Fibroblastos 21 (FGF21), la llamada hormona de la fuente de la juventud, que es producida principalmente en el hígado.

Estudios previos han encontrado que FGF21 desempeña un papel importante en la reducción del apetito, moderando el metabolismo, mejorando el sistema inmune y que colabora con la extensión de la vida útil. También que está siendo utilizada como un elemento terapéutico para la diabetes, pero se sabe poco acerca de cómo esta hormona se activa y se libera en el cuerpo.

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Ahora, investigadores del  Charles Perkins Centre de la Universidad de Sydney han descubierto que las dietas altas en carbohidratos y bajas en proteínas son las mejores para aumentar los niveles de FGF21 en ratones.

"A pesar de la popularidad de ciertas dietas con alto contenido en proteínas, como por ejemplo la famosa “Dieta Paleolítica”, nuestra investigación sugiere exactamente lo contrario.  Puede ser mejor para nosotros a medida que envejecemos una dieta baja en proteína y alta en carbohidratos especialmente en lo que respecta a la longevidad ", dice Samantha Solon –Biet, una de las autoras principales de esta investigación.

"El contexto nutricional en el que FGF21 es más elevado depende del equilibrio de proteínas y carbohidratos, y este equilibrio también ha demostrado ser importante en cómo esta hormona ayuda a mediar el hambre".

Estos últimos hallazgos ponen a los investigadores un paso más cerca de entender cómo funciona la FGF21 y cual es la forma de utilizarla para ayudar a la gente a vivir más tiempo y con mejor salud.

El estudio examinó los efectos que producían en ratones 25 dietas que variaban en proteínas, hidratos de carbono, grasa y contenido de energía .

La investigación se realizó en colaboración con el Instituto de Investigación ANZAC, la Universidad de Macquarie, EWOS Innovation en Noruega y el Centro de Investigación Biomédica Pennington, en Louisiana.

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