Jugando, como cualquier otro niño, un pequeño de seis años se hizo un corte en la cabeza tras caerse de su bicicleta. Como medida de precaución, los médicos que lo atendieron recomendaron la vacuna antitetánica tras la curación, pero los padres se negaron. Con los días la herida se infectó. Cuando volvió al hospital con una parálisis facial, los doctores entendieron rápidamente que podía ser un signo de tétanos. Fue internado con urgencia y aún permanece hospitalizado, en estado delicado.
Ocurrió en Sardinia, Italia. El caso vuelve a poner la lupa sobre la gravedad de las campañas impulsadas por los movimientos antivacunas, que no sólo cosechan muertes sino que avivaron enfermedades que habían sido erradicadas de muchos países.
No es el único caso. En junio del año pasado un niño de dos años pasó dos semanas en terapia intensiva en un hospital de Génova (Italia) tras contraer el tétanos. Los padres se habían negado a seguir vacunando a su hijo después de que éste desarrollara una dermatitis leve derivada de una vacuna que le habían puesto a los dos meses de edad.
Los movimientos antivacunas están generando una crisis de salud pública en Europa, donde sólo en el último año ya han muerto 35 personas por sarampión. Los casos se han dado mayoritariamente en Alemania, Portugal, Italia y Rumanía (31). "Estamos muy preocupados porque, aunque disponemos de una vacuna segura, efectiva y asequible, el sarampión sigue siendo una de las principales causas de muerte entre los niños de todo el mundo y, lamentablemente, Europa no se ha salvado", ha comentado la directora regional de la OMS, Zsuzsanna Jakab, informa Europa Press.
El sarampión es una enfermedad vírica muy contagiosa que se transmite de persona a persona a través de las pequeñas gotas de las secreciones respiratorias. Sus síntomas son la fiebre elevada, tos irritativa, ojos rojos y una erupción cutánea característica. "Existe una creencia bastante extendida de que es una enfermedad benigna, pero no es así; presenta complicaciones con mucha frecuencia como otitis, neumonía, o la más grave, encefalitis por sarampión, que se da en uno de cada 1000 pacientes y puede causar secuelas muy graves. Otra complicación grave es la llamada panencefalitis esclerosante subaguda que se da en uno de cada 100.000 pacientes; es un trastorno cerebral progresivo y mortal que aparece muchos años después de la infección por el virus", advirtió al diario El Mundo de España el doctor Javier Macías.
Hace unos meses, un niño con leucemia, que venía enfrentando muy bien su tratamiento, falleció al contagiarse sarampión de sus hermanos, que no estaban vacunados contra la enfermedad.
La multiplicación de casos derivó en que importantes países de Europa, como Francia, Italia y Alemania, empiecen a obligar por ley a los padres a vacunar a sus hijos.
Algo similar está pasando con la homeopatía: ya hubo al menos dos muertes de niños que fueron tratados con estas terapias en lugar de usar antibióticos. "Dietas alternativas y homeopatía: murió otro bebé y condenan a sus padres", decía la dolorosa noticia que recorrió el mundo hace un mes. "Conmoción por la muerte de un niño al que le trataron una otitis con homeopatía", rezaba otra apenas días antes. Tanto revuelvo causó que una famosa pediatra cruzó fuerte a un periodista: "Exijo rigor y verdad": sobre la muerte de un bebé desnutrido por sus padres veganos.