La idea no es generar miedo ni sumar un nuevo temor a los que nos les gusta volar, pero viajar en avión lleva un riesgo oculto. Según revelan diversos estudios, puede desencadenar trombosis en algunas personas que se someten a viajes largos especialmente.
No hay que alarmarse ni mucho menos dejar de tomarse vacaciones o de trabajar si es que una ocupación lo demanda. Pero tampoco hay que ignorar que cuando subimos a un avión y permanecemos quietos por muchas horas se juntan determinados factores que pueden atentar contra la salud.
La trombosis es la formación de un coágulo de sangre en el interior de un vaso sanguíneo. La trombosis del viajero es aquella que sucede producto de realizar vuelos de más de 8 horas o 10.000 kilómetros
Es importante entender cuál es el factor desencadenante: las células de la sangre se pegan entre sí, se enlentece la velocidad circulatoria, la persona permanece quieta, baja la fuerza de gravedad en la cabina y una baja presión atmosférica actúa en las venas pudiendo generar una trombosis.
La raíz del problema, sin dudas, es la altura, que todo lo acentúa porque promueve una mayor adhesión de los glóbulos rojos, sobre todo en la zona de la pantorrilla, por la posición de flexión que lamentablemente debemos adoptar por un tiempo prolongado.
Los antecedentes familiares no tienen demasiado peso en estos casos particulares que ocurren al viajar, pero sí los factores de riesgo: personas fumadoras, obesas, sedentarias, con dietas insalubres, aquellas mujeres que toman anticonceptivos orales, personas con cáncer y/o con trombofilia.
No vamos a lograr que todas las personas elijan un estilo de vida más saludable solo porque van a subir a un avión, pero sí podemos generar conciencia de que cada vez hay más casos de personas que sufren estos aún extraños accidentes durante un vuelo y que hay algunas consideraciones a tener en cuenta que ayudan a disminuir estos riesgos:
- Usar medias elásticas de descanso.
- Si se trata de un viaje muy largo, administrarse un anticoagulable inyectable, siempre indicado por el médico. Tiene muy pocas contraindicaciones, pero como las hay, es fundamental que un profesional sea el que lo indique.
Caminar mucho antes de subir al avión, hacer estiramientos, en la cabina pararse seguido y mover las extremidades para activar la sangre y al bajar tratar de caminar varias cuadras
- Evitar tomar alcohol. Y, si se toma una copa, acompañar con abundante agua. El agua aumenta el volumen de sangre, la licua, por eso es recomendable tomar mucha cantidad también a la hora de viajar ya que es una medida segura de prevención.
- Viajar con ropa cómoda y ligera, nada ajustado al cuerpo.
La prevención con buenos hábitos es el arma más eficaz en la solución de las enfermedades circulatorias.
Fuente: Dr. Daniel Roberto Onorati. Presidente del Congreso Argentino de Flebología y Linfología