Tradición o terapia: los beneficios de dormir la siesta

dormir la siesta

La costumbre de dormir tras el almuerzo es tan buena para el cuerpo como para la mente. Repasamos algunas razones para dormir la siesta.

Dormir la siesta ayuda al corazón

El ritmo de vida que nos impone(mos) durante la jornada de trabajo no colabora en nada con la salud de nuestro corazón. Cada vez somos más reacios a descansar correctamente y reemplazar las horas de descanso con otras actividades. Esto aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares, hipertensión e ictus.

Dormir la siesta puede servir para reducir estas amenazas de salud. Dormir hasta 45 minutos de siesta ayuda a la recuperación cardiovascular tras una prueba de esfuerzo e incluso la presión arterial promedio era más baja que aquellos participantes del experimento que no durmieron tras la comida.

Dormir la siesta reduce el riesgo de obesidad

La siesta nos ayuda a mantener un peso saludable. Dormir menos de 5 horas diarias aumentaba el riesgo de obesidad; Sin embargo, si añadíamos un tiempo de siesta diario, esta tendencia a la obesidad se convertía en una herramienta de mantenimiento de peso saludable.

La siesta restaura nuestro sistema inmune

Una siesta de apenas 30 minutos es capaz de restituir el impacto hormonal tras una mala noche (haber dormido poco). Y es que como muchos estudios han atestiguado, dormir pocas horas tiene un impacto directo en nuestro sistema inmune y endócrino, aún siendo una sola noche. Así, el rato de siesta tras la comida devuelve los marcadores inmunológicos y neuroendocrinos a sus niveles normales.

La siesta disminuye la presión arterial

El sueño del mediodía se asocia con una disminución de 6 mm de Hg de presión arterial sistólica promedio. Seis mm Hg es una cantidad pequeña, pero tenemos que tener en cuenta que la reducción de 2 mmHg pueden disminuir el riesgo de eventos cardiovasculares en un 10%.

Dormir la siesta ayuda a mejorar la capacidad de aprender

El sueño nos ayuda a concentrarnos, a rendir más y por tanto a mejorar nuestro aprendizaje en general por lo que dormir 30 minutos -o menos- de siesta tras la comida resulta beneficioso en el aprendizaje y para nuestra memoria.

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