La felicidad es un estado natural en los niños, siempre y cuando sus necesidades estén bien satisfechas. Entre estas necesidades, están las más conocidas como el albergue, el alimento y el amor. Pero, además, hay una necesidad que en ocasiones se descuida: la tranquilidad, la paz mental de los niños, su equilibrio psicoemocional.
La tranquilidad o la relajación son espacios de descanso mental, muchas veces inducidos por la naturaleza. La relajación se experimenta muchas veces esos domingos que nos quedamos en casa, sin prisa ni compromisos.
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Esos espacios meditativos, donde la mente está quieta, son claves: la gran mayoría de las teorías del desarrollo humano consideran el uso de la meditación, o el descanso mental, son una piedra angular en la salud holística del niño. Por ejemplo, su sistema endocrino (hormonal) obtiene su equilibrio a través de momentos meditativos.
Meditar es una forma de acercarte a tus hijos y sus inquietudes
Por otro lado, el desarrollo psicológico del niño deriva en una gran dosis de autoestima cuando se siente tranquilo y en paz consigo mismo, y así maneja mejor su atención, su energía y su motivación intrínseca.
Otro gran beneficio de la meditación es su capacidad de prevenir enfermedades que afectan grandemente a la población infantil y juvenil, como la diabetes o el sobrepeso. Recientemente, el doctor Dean Ornish compartió un estudio donde encontró que la yoga y la meditación, combinados con cambios en los hábitos, pueden prevenir e incluso revertir los efectos de las enfermedades crónicas.
Técnicas sencillas para meditar con hijos
1. La contemplación
Al perder nuestra mirada en el vasto océano, al disfrutar de un lindo atardecer, al acostarse sobre la grama, a mirar un hermoso árbol, experimentamos espacios de contemplación. En este estado meditativo nuestro cuerpo segrega serotonina y nuestro sistema nervioso parasimpático produce una reducción de nuestras reacciones por el estrés.
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Es como si quitáramos el acelerador del auto y así disfrutáramos de esa reducción en la velocidad mental de nuestro cerebro hasta llegar a la quietud y detenernos.
2. La respiración consciente
Observar atentamente nuestra inhalación y exhalación durante unos minutos también nos permite aquietar nuestros pensamientos y preocupaciones. El mero hecho de tomar unas respiraciones profundas mejora nuestro insumo de oxígeno y la liberación del dióxido de carbono de nuestros pulmones.
3. La observación consciente
Los niños son curiosos por naturaleza, por lo tanto, se les puede invitar a que observen con detenimiento un objeto. Por ejemplo, una hoja, observar sus colores, su estructura, su contornos, sus diferencias y similitudes a otras hojas. Este proceso de atención al detalle los captura y les permite regresar a la magia del momento presente.
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4. El arte
La pintura de mandalas les ofrece capturar mediante los colores la sabiduría primordial de los estados meditativos. Este ejercicio es tanto bueno para adultos como para niños y permite que nuestra mente se ilumine en la paz interior.
Todas estas sugerencias pueden ser utilizadas para cuidar y salvaguardar la salud emocional, intelectual y física de los niños y jóvenes.
- Fuente: Yakeen Carrión. Escuela de Artes Místicas
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