James Brown es profesor de Biología y Ciencias Biomédicas en la Escuela de Ciencias de la Vida y Salud de la Universidad de Aston, Reino Unido y miembro de la Sociedad Británica de Investigación sobre el Envejecimiento (BSRA), la más antigua sociedad de investigación biogerontológica del mundo. Después de graduarse con un doctorado en 2006 estudiando el papel de las hormonas en la función pancreática, Brown continuó trabajando en el campo de la grasa corporal analizando cómo el exceso de adiposidad afecta a la salud.
Ahora, Brown ha publicado un artículo (en inglés) en el que da cuenta de una serie de nuevas investigaciones tendientes a establecer si lo que comemos determina la cantidad de años que vivimos. Según él nuestra capacidad de vivir una vida larga está influenciada por una combinación de lo que traen nuestros genes y lo que nos da nuestro medio ambiente. En estudios que involucran gemelos idénticos, los científicos han estimado que no más del 30 por ciento de esta influencia proviene de nuestros genes, lo que significa que el mayor grupo de factores que controlan cuánto tiempo una persona vive es su entorno.
De los muchos factores ambientales posibles, pocos han sido tan bien estudiados o debatidos como nuestra dieta. La restricción de calorías, por ejemplo, es un área que está siendo investigada.
“Hasta ahora, los estudios parecen demostrar que la restricción de calorías puede aumentar la vida, al menos en pequeñas criaturas. Pero lo que funciona para los ratones no necesariamente funciona para los seres humanos” dice Brown.
Y agrega “Lo que comemos - a diferencia de lo mucho que comemos - es también un tema candente para estudiar y el consumo de carne a menudo se pone bajo el microscopio. Un estudio que rastreó a casi 100.000 estadounidenses durante cinco años encontró que los que no comen carne eran menos propensos a morir - de cualquier causa - durante el período de estudio que los consumidores de carne.” Aclara además que este efecto fue especialmente notable en los hombres.
“Algunos metanálisis, que combinan y reanalizan datos de varios estudios, también han demostrado que una dieta baja en carne está asociada con una mayor longevidad y que cuanto más tiempo una persona se apega a una dieta sin carne, mayor es el beneficio.
Sin embargo, no todos los estudios están de acuerdo. Algunos muestran muy poca o incluso ninguna diferencia en absoluto en la longevidad entre los consumidores de carne y los que no comen carne” explica este profesor de biología.
Lo que está claro es la evidencia de que las dietas sin carne pueden reducir el riesgo de desarrollar problemas de salud como la diabetes tipo 2, la presión arterial alta e incluso el cáncer.
Al respecto, Brown cuenta que “Hay algunas pruebas que sugieren que las dietas veganas posiblemente ofrecen protección adicional por encima de una dieta vegetariana estándar. Estos hallazgos son mucho más fáciles de interpretar, ya que reportan el evento real de ser diagnosticado con un problema de salud en lugar de la muerte por cualquier causa.”
Así que ¿podemos decir con confianza que evitar la carne aumentará su vida útil? La respuesta simple es: todavía no.
Brown comenta que “Lo primero que está claro es que, en comparación con la mayoría de las otras criaturas, los seres humanos viven durante mucho tiempo. Esto hace que sea muy difícil realizar estudios que midan el efecto de cualquier cosa sobre la longevidad (tendría dificultades para encontrar un científico dispuesto a esperar 90 años para completar un estudio).
En su lugar, los científicos miran registros de salud existentes o reclutan voluntarios para los estudios y utilizan períodos de tiempo más cortos. A partir de estos datos, se hacen afirmaciones sobre el efecto que ciertas actividades tienen en la longevidad, incluyendo las dietas que evitan la carne.”
Sin embargo Brown reconoce que “Hay problemas con este enfoque. En primer lugar, encontrar un vínculo entre dos cosas - como comer carne y una muerte prematura - no significa necesariamente que una cosa causó la otra.”
En otras palabras: la correlación no es igual a la causalidad. Puede parecer que el vegetarianismo y la longevidad están relacionados, pero una variable diferente puede explicar el vínculo.
Podría ser que los vegetarianos hagan más ejercicio, fumen menos y beban menos alcohol que sus contrapartes que comen carne, por ejemplo.
Los estudios de nutrición también se basan en la sinceridad de lo que confiesan los voluntarios sobre que es lo que comen. Pero esto no puede darse por sentado. Los estudios han demostrado que la gente tiende a subestimar la ingesta de calorías y el consumo de alimentos saludables.
Sin controlar realmente la dieta de grupos de personas y medir cuánto tiempo viven, es difícil tener absoluta confianza en los hallazgos.
“Entonces, ¿debo evitar la carne para una vida larga y saludable? “ se pregunta Brown. “La clave para el envejecimiento saludable probablemente radica en controlar nuestro medio ambiente, incluyendo lo que comemos.”
“A partir de la evidencia disponible es posible determinar que comer una dieta libre de carne pueda contribuir a esto, y que evitar la carne en su dieta podría aumentar sus posibilidades de evitar enfermedades a medida que envejece.
Pero ciertamente hay evidencia que sugiere que esto realmente podría funcionar en tándem con otros habitos saludables como por ejemplo no fumar” concluye el profesor.