Pilates es una disciplina que no deja de ganar adeptos. Porque no solo puede mejorar la calidad de vida de las personas en edad adulta, sino que es un complemento magnífico para cualquiera que aspire a tener una vida saludable.
Historia
Los orígenes del Pilates se remontan a la Primera Guerra Mundial. Fue entonces cuando un deportista alemán de nombre Joseph Pilates empezó a desarrollar y aplicar en enfermos todos los conocimientos que había adquirido desde su enfermiza niñez en fisioterapia, traumatología, ballet y gimnasia.
De esta mezcla de modalidades deportivas con conocimientos sobre el cuerpo humano nació este método
Para los más débiles, fabricó una cama con un sistema de poleas y cuerdas de tal forma que no pasara tanto tiempo inmóvil el paciente, sino que pudiera ir trabajando en la rehabilitación estando incluso postrado en una cama, en lo que fue el origen de muchos otros aparatos ideados luego por el propio Pilates.
Fue solo una de las iniciativas que tomó y que funcionó con éxito en la recuperación de muchos combatientes de la Gran Guerra
Una vez que concluyó el conflicto bélico, Pilates se trasladó a Estados Unidos y allí comenzó a inculcar sus técnicas. La clave de su éxito fue formar muy bien a determinados discípulos, denominados “elders”, que a su vez fueron abriendo clínicas especializadas y formando a otras personas.
Su método se extendió primero por Estados Unidos y con los años por el resto del mundo.
Mucho más que rehabilitador
Uno de lo errores es creer que el Pilates se usa principalmente para la rehabilitación. Es cierto que favorecer la recuperación física es una de sus ventajas más importantes, pero para nada se trata del único beneficio derivado de la práctica.
Su objetivo real es el fortalecimiento de toda la musculatura del cuerpo, tanto la superficial como la profunda, además de mejorar la flexibilidad y la agilidad y aumentar la fuerza y la capacidad de concentración
Para ello, el método mezcla dos disciplinas: una que se desarrolla totalmente en el suelo, sin herramientas extras, y otra que sí requiere de algunas máquinas para poder ser practicada, conocida como Reformer.
Es importante saber que ninguna técnica es más saludable o sencilla que la otra, sino que están concebidas como complementarias. Lo mejor sería una mezcla de ambos estilos.
En una fase inicial, las máquinas ayudan porque te permiten trabajar con un peso menor al de tu cuerpo, y cuando ya se tengan dominados los ejercicios en máquinas lo más óptimo sería dar el salto al suelo.
El cambio se nota, por lo que requiere de un proceso de adaptación y entrenamiento, pero cuando se domina puede complicarse un poco más regresando a las máquinas para trabajar aún más duro con ellas, con pesos por encima del que marque el cuerpo, que es con el que se trabaja en el suelo.
La mejoría de las capacidades físicas se nota en otras disciplinas y cada vez son más los que incluyen el Pilates en sus planes de entrenamiento para obtener resultados.
Un claro ejemplo es el de Carles Puyol, el que fuera capitán del Fútbol Club Barcelona y uno de esos deportistas cuya capacidad física siempre destacó por encima de la de sus compañeros.
Han pasado más de diez años desde que el catalán reconociera que su salud había mejorado drásticamente gracias al descubrimiento del Pilates, que acabó completamente con unos problemas de espalda que le persiguieron mucho tiempo. Desde entonces, el ex futbolista no ha dejado de practicar este método que en los últimos años no para de aumentar el número de adeptos.
Joseph Pilates, Creador del método Pilates dijo:
“En 10 sesiones te sentirás diferente, en 20 sesiones te verás diferente, en 30 sesiones tendrás un cuerpo totalmente nuevo”
En todo el mundo existen multitud de centros especializados que ofrecen un servicio exclusivo de Pilates con clases particulares.