Ante la baja de clientes en los gimnasios del país, los empresarios trajeron una tendencia que está siendo un éxito en otros países: los gimnasios low cost. Después del boom de las aerolíneas con pasajes económicos, están arribando al país los sitios para entrenar con máquinas autogestionadas y rutinas de ejercicios desde una aplicación móvil.
El mayor miedo de Charles Chaplin se está cumpliendo, nos están reemplazando las máquinas
Pese a que el fitness está de moda las estadísticas indican que solo el 7% de los argentinos concurren a un gimnasio, el resto prefiere entrenar por su cuenta o no hace nada.
El valor mensual promedio del pase libre en los gimnasios ronda en los 700 pesos, pero los aumentos en los servicios han hecho que los empresarios se vean entre la espada y la pared: si suben la cuota pierden sus clientes pero si no lo hacen van a pérdida.
En este marco, Megatlón anunció para mayo el lanzamiento de la cadena Fiter, una segunda marca de gimnasios más económicos. “Son espacios más pequeños, con mucha tecnología, donde el cliente se inscribe y recibe su plan de entrenamiento a través de una app.
Queremos ofrecer cuotas más bajas para ampliar el mercado, como una forma de democratizar el fitness”, explicó Raúl Wainraich, director comercial de la cadena. La cuota mensual en este gimnasio costará entre $500 y $800 pesos, es decir, menos de la mitad de lo que cobra un Megatlon.
A su vez, la cadena brasileña Smart Fit llegará este año al país con una opción de aparatos autogestionados que hacen que el costo del servicio sea mucho más bajo.
Este tipo de establecimientos ya son tendencia en algunos países de América Latina. En el caso de Colombia, la cadena Fit For All, acaba de inaugurar su tercer centro y este año terminará con siete gimnasios que ofrecen un servicio low cost.
“A través de nuestras herramientas tecnológicas y la creación de una cultura de auto servicio, mantenemos nuestros costos bajos y así podemos ofrecerte un servicio impecable a un bajo precio”, explica Layla Fayad, fundadora de la cadena.
“Una marca low cost busca siempre democratizar el producto o servicio que ofrece”, aseguran desde la empresa.
Los gimnasios están cambiando y, con el objetivo de hacer que la mayoría de las personas pueda acceder a ellos, están dejando de lado a profesionales capacitados para planificar un entrenamiento para cada cliente y evitar que éste se lesione o que haga las cosas mal. ¿Será posible encontrar un equilibrio?