Se puede leer o escuchar que muchas personas o dirigentes dicen luego de 17 años que la "Argentina nunca será la misma" luego de la crisis económica, social, sanitaria y política que se produjo en el 2001. Pero la pregunta que debemos hacernos es qué cosas cambiaron ¿para siempre? desde ese momento.
Algo para recordar del 2001 y no olvidar: el 3 de diciembre se decretó el famoso "corralito", y en los días siguientes se produjo un estallido social que llevó a la caída del gobierno, la represión y el caos del 19 y 20, que dejaron 34 muertos en toda Argentina. Con cacerolas en las manos, millones de argentinos salieron a protestar. Hubo devaluaciones y varios gobiernos de transición. Luego, Argentina se recuperó lenta y parcialmente gracias a varias devaluaciones, una renegociación de la deuda y, desde 2005, un alto precio de la soja y algunos consensos de gobernabilidad que nos trajeron hasta hoy.
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Pero hay características de nuestro país que siguen siendo una constante y son:
1. Falta de representatividad política.
2. La inflación, siempre la inflación.
3. La pobreza, de las más altas de América.
4. Relación de desconfianza con los mercados internacionales.
Ahora, entendiendo este contexto tenemos que entender que el sistema de salud recibió como consecuencia del contexto social una infravaloración en los últimos 10 años. Los indicadores sanitarios son algo más que un dato en un Excel-
En el período 2002-2003, más del 50% de la población quedó excluida de toda cobertura sanitaria; esto fue consecuencia del aumento del desempleo, la pérdida de la obra social y/o medicina prepaga
Por aquellos años se declaró la emergencia sanitaria por tres años, y se extendió por unos 9-10 años más a pesar de un crecimiento económico sostenido en ese período. La pregunta es por qué no se declara en estos momentos.
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Actualmente, el número de personas que quedó excluida de cobertura sanitaria ronda el 40% de la población y está en ascenso este porcentaje.
Si sabemos que el 100% de la población tiene cobertura en la salud pública, vale preguntarse qué está fallando para que millones de personas no tengan posibilidad de acceder a la salud
En primer lugar, sabiendo que en la Argentina no hay un sistema único de salud sino que hay un conjunto de subsistemas con características diferentes y con sus ineficiencia, sabemos que la ineficiencia en Salud será permanente. Por un lado, el sector público, en sus instancias nacional, provincial y municipal; por otro, las obras
sociales –que dependen de los sindicatos–; y las empresas de medicina prepaga.
Además, hay una creciente presencia de cooperativas y mutuales, que constituyen una suerte de cuarto subsector, ya que si bien son entidades privadas no persiguen fines de lucro.
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Según un Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2010 elaborado por el PNUD, en el país se destinan, medido como porcentaje del PIB, el gasto en salud alcanza un 10,2%, por encima del promedio de América latina. Es un valor relativamente alto, que no se condice con los indicadores sanitarios a nivel nacional. Pero la distribución de éste es desigual a lo largo y ancho de la Argentina, ya que cuando te enfermás tu futuro depende de la realidad de la provincia, el municipio o donde te enfermes y requieras atención en Salud.
Y a pesar de que hubo un crecimiento económico importante registrado entre 2005-2016, todavía existen altos índices de mortalidad infantil, mortalidad materna y cuadros de enfermedades crónicas que responden a situaciones socioeconómicas no resueltas desde la política y desde una mirada sanitarista.
Solo con observar indicadores como la mortalidad infantil o mortalidad materna debemos darnos cuenta que las políticas sanitaria en la Argentina siguen siendo inequitativas
La tasa de mortalidad infantil registra el número de fallecimientos de bebés de 0 a 365 días ocurridos en un año, cada mil nacimientos. Junto con la mortalidad materna, es uno de los principales indicadores sociosanitarios, y es un tema de prioridad nacional, contemplado en las metas de desarrollo sustentable de las Naciones Unidas.
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Según el último informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se registró en el país una tasa de mortalidad infantil de 9.7 por cada 1.000 nacidos vivos, el país se aleja de la Meta del Milenio de Naciones Unidas, que planteaba llegar a 8,5 en 2015, y también del Objetivo de Desarrollo Sustentable, que pone énfasis en la equidad.
La tasa, además, aumentó en 10 de las 24 provincias del país. Entre ellas se cuentan la provincia de Córdoba, donde el incremento de 8,4 a 8,9 . Y, también, la jurisdicción más rica del país, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde el índice subió más de un punto, al trepar de 6,4 a 7,5 entre 2015 y 2016. Catamarca, Chaco, Chubut, Formosa, Jujuy, Misiones, San Luis y Santiago del Estero son las otras provincias donde subió la tasa.
El aumento del indicador en dos de las provincias con mayor disponibilidad de tecnología, efectores y conocimiento es preocupante. La tasa de mortalidad materna es de 3,2 por cada 10.000 nacidos vivos. Este dato de mortalidad materna en Argentina está prácticamente estable desde hace unos 20 años, con pequeñas variaciones, y a veces no tienen que ver con que hayan muerto más mujeres sino con que hayan nacido menos bebés. También habla de las enormes diferencias que
hay en Argentina: a mayor pobreza, mayor mortalidad. Mientras que en la ciudad de Buenos Aires la tasa es de 1,8, en La Rioja llega a 15,9, es decir, ocho veces más alta.
Entonces, ¿cuál es la falla de las políticas de salud? Teniendo en cuenta estos datos, donde tenemos una mortalidad materna muy alta, con una alto porcentaje de partos ocurren en forma institucional, buena parte de estas tasas se pueden explicar por fallas en las políticas sociales que a pesar tener un alto presupuesto no son efectivas a la luz de la realidad expresada.
Por todo ésto hay que reemplantearse desde el punto de vista social y sanitario qué cuestiones siguen fallando, ya que haciendo lo mismo que antaño seguimos teniendo mismos resultados.
Con los datos duros sobre la mesa, los especialistas coinciden en un único diagnóstico: para mejorar el sistema de salud, habría que apuntalar la prevención.
¿Unificar el sistema? Una pregunta sencilla de hacer pero muy difícil de contestar en el contexto de la política Argentina.
- Por Alejandro Risso Vázquez. Médico especialista en Medicina interna y Terapia Intensiva. Maestrando en Economía y Gestion de la Salud. Coordinador Médico Terapia Intensiva. Sanatorio Otamendi.