David Spencer es profesor de Economía y Economía Política en la Universidad de Leeds. Él, que se reconoce como investigador de historia económica ha realizado un profundo análisis sobre los límites cambiantes entre la economía del trabajo y otras áreas de investigación que le son conocidas como la calidad del trabajo y del bienestar de los trabajadores.
En esta investigación el profesor e investigador David Spencer plantea qué pasaría si todos los fines de semana duraran tres o incluso cuatro días. “¿Qué pasaría si la mayoría de la semana podría ser entregado a actividades distintas al trabajo?
¿Qué pasaría si la mayor parte de nuestro tiempo pudieramos dedicarlo a actividades no laborales que fueran de nuestra propia elección y gusto?” Se pregunta este profesor de Leeds.
“Si bien parece una buena idea en principio, trabajar menos horas no es factible en la práctica. De hecho, vendría a expensas de un menor consumo y mayores dificultades económicas.” Dice Spencer y explica que “Para algunos defensores de la ética de trabajo, la ruta hacia la salud y la felicidad radica en la perpetuación de trabajo, no en su reducción. El trabajo nos hace según ellos más saludables y felices.”
Pero aclara que esa ética pro-trabajo es usada para reformas que tratan de coaccionar a los empleados en el trabajo, cualesquiera que sean sus tasas de pago y las características cualitativas.
Sin embargo, para Spencer la idea de trabajar menos no sólo es factible, sino que también es la base para una mejor calidad de vida. Es un signo de cómo hemos llegado a aceptar el trabajo y su influencia dominante en nuestras vidas a tal punto que no comprendemos esta idea con facilidad.
Los costos de trabajar más
Un creciente número de estudios muestran los costos humanos de más horas de trabajo. Estos incluyen una menor salud física y mental. Quienes trabajan largas horas pueden aumentar el riesgo de sufrir un derrame cerebral, enfermedades coronarias y el desarrollo de la diabetes tipo 2.
Al trabajar la mayor parte del tiempo, también perdemos la posibilidad de pasar tiempo con la familia y amigos.
Y más que esto se pierde la capacidad de ser y de hacer las cosas que hacen la vida valiosa y digna de ser vivida.
No debemos permitir, dice Spencer, que el trabajo nos impida desarrollar potencialidades y gustos personales. Debemos cuestionar la ética de trabajo y analizar la promoción de formas de vida alternativas que no estén centradas en el trabajo. “Trabajar menos puede ser un medio no sólo para trabajar mejor, sino también para disfrutar más la vida.” Aclara el catedrático.
Barreras a la reducción de la cantidad de horas de trabajo
El progreso tecnológico ha avanzado de forma continua durante el siglo pasado, empujando hacia arriba los niveles de productividad. Pero estos aumentos de la productividad no se han traducido necesariamente en mejoras en la calidad de vida de los trabajadores.
“Al menos en los tiempos modernos, estos beneficios se han utilizado para aumentar los rendimientos de los dueños del capital, a menudo a costa de la retribución a los trabajadores.”
Lucha por el cambio
Los costos de las horas de trabajo, como se mencionó anteriormente, son mayor pobreza de salud y menor bienestar para los trabajadores. Sin embargo, para los empleadores también hay costos en términos de menor productividad y una menor rentabilidad.
Sin embargo, estos costos parecen pasar desapercibidas a pesar de las pruebas que lo confirman.
Se han hecho experimentos reduciendo los tiempos de trabajo, para asegurarse que esto no era solo una ilusión. Uniqlo, una tienda de ropa japonesa, permitió a sus empleados trabajar una semana de cuatro días.
Las conclusiones de este experimento muestran ampliamente resultados positivos. Los trabajadores se beneficiaron con un mejor equilibrio entre la vida laboral y sus inquietudes personales, mientras que la empresa cosechó los beneficios de costes laborales más bajos debido a los menores costos de rotación.
Sin embargo, en un examen más detallado, el nuevo esquema introducido por Uniqlo tiene sus desventajas. A cambio de una semana laboral de cuatro días, los trabajadores hicieron turnos de diez horas durante los días que trabajaron, es decir, una semana laboral de 40 horas se apretó en cuatro días.
Esto no es sólo una extensión de la duración normal de la jornada de trabajo; sino que también pone en riesgo los beneficios potenciales de trabajar cuatro días de la semana. Los trabajadores pueden estar tan agotado después de trabajar una semana laboral de cuatro días que necesitan un día completo para recuperarse de sus esfuerzos anteriores.
En este caso, la calidad del trabajo y la vida no se puede mejorar en absoluto; de hecho, puede verse disminuida, si sufren los malos efectos de exceso de trabajo.
“Sólo una reducción de la semana laboral a 30 horas o menos se puede considerar como un verdadero progreso en el logro de la reducción del tiempo de trabajo.” Explica Spencer.
“Para llegar a disfrutar de un fin de semana de tres días tenemos que replantear la ética de trabajo que prevalece hoy- dice el investigador. Necesitamos abrazar la idea de trabajar menos como un medio para una vida bien vivida. Tenemos que rechazar la forma de vida que ve el trabajo como el principio y el fin de toda la vida.”