Respirar es, casi con certeza, el acto más mecánico y reiterativo que hacemos cada día. Está claro que aún cuando dormimos nuestra respiración está presente con un suave y monótono ritmo sosegado, alterada ligeramente por algún sueño emocionante o una pesadilla de la que queremos escapar.
Estas pequeñas variaciones en nuestro ritmo respiratorio nos ponen en evidencia como es que nuestra respiración claramente se modifica cuando cambiamos de estado de ánimo. La cosa es mucho más evidente cuando en nuestros estados consciente sentimos miedo o alegría o estamos nerviosos o ansiosos esperando el desenlace de algún suceso.
Cuando estamos estresados, sin darnos cuenta damos pequeños sorbos inquietos y poco profundas de aire y expulsamos el aire hacia fuera rápidamente. Cuando estamos relajados, por el contrario, inhalamos suave y profundamente, antes de soltar el aire lentamente.
Los estudios demuestran no solo que nuestra respiración se modifica de acuerdo a nuestro estado de ánimo sino que además y esto es lo bueno, controlando y manejando nuestra respiración podemos controlar nuestros estados de ánimo.
Recientes investigaciones muestran que tomar el control de nuestra respiración también puede influir en cómo nos sentimos.
El Dr. Martin Paulus, profesor de psiquiatría en la Universidad de California en San Diego, presentó en el 2013 un informe en la revista “Depresión y ansiedad” en el que explica que realizar conscientemente profundas respiraciones lentas, por ejemplo, pueden calmarnos al convencer a nuestra mente que ya estamos en un estado de relajación.
Por desgracia, muchos de nosotros estamos acostumbrados a respirar de una manera que inconscientemente no resulta del todo satisfactoria por lo que no os aporta todo lo bueno que podría darnos.
"Para muchos de nosotros, la respiración profunda parece antinatural. Hay varias razones para ello. Por un lado, la imagen del cuerpo tiene un impacto negativo sobre la respiración en nuestra cultura. Un vientre plano es considerado atractivo, por lo que las mujeres (y hombres) tienden a mantener rígidos y endurcidos sus músculos del estómago " escriben un grupo de investigadores en el blog de la Escuela de Medicina de Harvard.
Esto interfiere con la respiración profunda y poco a poco la hace cada vez menos profunda a tal punto que la “respiración pectoral”, aquella que solo se queda en las partes más altas de todo nuestro sistema respiratorio, ya es la que consideramos normal."
Estas inhalaciones y exhalaciones rápidas en realidad puede hacernos sentir más tensos todavía. Pero hay un montón de maneras de cambiar este patrón y un montón de investigaciones que apoyan el hecho de que comencemos a cambiar conscientemente nuestros modos de respirar.
Un estudio realizado aleatoriamente entre 46 músicos masculinos y femeninos que fueron entrenados brevemente en la respiración profunda y la biorretroalimentación sugiere que una sola sesión de 30 minutos de respiración lenta (con o sin el componente de biofeedback) ayudó a reducir los síntomas de la ansiedad antes de una actuación, sobre todo en aquellos músicos que dijeron que tendían a estar muy ansiosos ante cada presentación.
Los beneficios pueden extenderse a las personas con síntomas de ansiedad más graves también. Los autores de un pequeño estudio de 2014 hombres veteranos con TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático) encontraron que los que hicieron durante una semana tres horas cada día de un programa de meditación basado en la respiración experimentaron una disminución de los síntomas de TEPT y de ansiedad.
Para quienes nunca antes han intentado practicar la respiración profunda, Harvard tiene algunos consejos para darles. En primer lugar, encontrar un lugar tranquilo y cómodo para sentarse o acostarse. A continuación, inhalar lentamente por la nariz, dejando que su pecho y parte inferior del estómago se expanden.
Por último, exhalar lentamente por la boca o la nariz. Una vez que se hayan realizados los pasos anteriores, puede pasar a la práctica regular de la “respiración enfocada”. Cuando ya lleguemos a sentirnos cómodos con los ojos cerrados, se puede agregar a esta respiración profunda algunas con imágenes mentales útiles y tal vez concentrarnos y hacer foco en una palabra o frase que nos ayude a relajarnos.