La caja de hisopos forma parte del inventario estable de la mayoría de los baños, ya que muchísima gente los utiliza como parte de su rutina de limpieza. ¿Realmente sirven? ¿Pueden generar consecuencias adversas en el oído? ¿Existen otras alternativas?
Existen muchos mitos y verdades sobre el uso del hisopo ¿Realmente funcionan y cumplen el objetivo? ¿Existen otras formas de limpiar el oído? ¿La cera es buena o mala para nuestra salud?
El Dr. Santiago Alberto Arauz, Médico Otólogo y Neurotólogo en el Instituto Otorrinolaringológico Arauz y referente de MED-EL, compañía internacional que desarrolla e investiga sobre soluciones auditivas, revela los principales mitos y verdades en torno al uso del hisopo.
Veamos que resultado surgió ante cada interrogante:
La cera es sinónimo de suciedad y hace mal al oído. Mito
Aunque las personas suelen asociar la cera con una higiene insuficiente, lo cierto es que tiene funciones específicas para proteger el oído, entre ellas, hidratar la piel de su interior, evitar el ingreso y acopio de polvo en el canal auditivo y prevenir infecciones.
La acumulación de cera puede requerir la intervención profesional. Verdad.
Si por alguna razón, alguien tiene un exceso de cera, denominado clínicamente como “ceruminosis”, deberá recurrir a un especialista y no tratar de resolverlo por su cuenta con hisopos. En caso de ser necesario, los otorrinos tienen dispositivos y técnicas para remover la cera sin lastimar el oído.
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Los hisopos son la mejor opción para la limpieza cotidiana del oído. Mito.
Estos palillos con algodón en la punta fueron diseñados para limpiar heridas con mayor precisión, no obstante, con el tiempo se fue haciendo común emplearlos para higienizar los oídos. Esto resulta peligroso, dado que una mala maniobra podría generar una rotura en la membrana del tímpano. Dependiendo del tamaño de la lastimadura, la herida cicatriza sola o requiere un tratamiento de mayor complejidad, e incluso una cirugía.
El hisopo puede “empujar” la cera al interior del oído en vez de removerla. Verdad.
En el imaginario colectivo, el hisopo sirve para retirar el exceso de cera, pero en realidad, si se introduce de manera errónea en el canal auditivo, podría “empujarla” hacia su interior ocasionando problemas de audición temporarios, zumbidos y hasta sensación de malestar e inestabilidad. Es por ello que muchos recordarán a sus madres o abuelas recomendando otros métodos de limpieza como una toalla húmeda, un pañuelo o un poco de algodón, siempre en la zona externa.
Recomendaciones:
“Como alternativa al hisopo, se puede mezclar agua oxigenada y agua tibia en partes iguales e irrigar el oído con esta solución, limpiando la parte exterior con una gasa o toalla limpias una o dos veces al mes” detalla Arauz.
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