Armando llegó a mi consulta con 84 años, un gran dolor de cadera que le dificultaba la deambulación y muchas ganas por hacer cosas. Entre ellas, las que el resto de las personas -en general más jóvenes que él- piensan que no se puede disfrutar pasados los ochenta: el sexo. Y no me sorprendió: Armando no solo disfruta de su vida sexual pasados los ochenta, sino que lo hace con su compañera, que no es su pareja de toda la vida, ya que enviudó hace muchos años. Como él dice, es su novia.
Para los médicos, hablar de este tema no es algo fácil. Dos motivos principales suelen hacer de barrera. Durante nuestra formación como médicos no suele hablarse o enseñarse lo que incumbe a “eso” y, por si fuera poco, nos hacen creer que “eso” no puede ser realizado y disfrutado por personas mayores de edad que podrían ser… ¡Nuestros abuelos!
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Los profesionales de la salud, por si fuera poco, desde hace unas décadas estamos en “alerta” por lo que ha significado la epidemia del HIV/SIDA, en el sentido de que, a la fuerza, trajo a nuestros consultorios diálogo y discusión sobre sexualidad y sus diferentes prácticas.
Hoy, hablar de sexo en nuestras consultas es rutinario, aunque muchas veces no estemos o no nos pensemos preparados para abordar ese tema. Nunca ha existido tanto interés en por este asunto. Mucho tuvo que ver con la aparición del Viagra y de otras ayudas que mejoran o provocan mayor deseo y, por qué no, facilitan erecciones fulminantes y lubricaciones generosas, ayudando a reducir el disconfort que para muchas personas implica el acto sexual.
La sexualidad va cambiando a medida que pasan los años como cambia nuestro organismo, pero eso no significa que desaparezca el deseo ni el placer
Hay dos puntos que si son importantes considerar cuando se habla de sexo y personas mayores:
- La actividad sexual es muy importante en la vida de muchas personas mayores.
- Existe una tendencia al declinar de la actividad sexual con la edad.
Tener en cuenta estos dos puntos debe hacernos, cuanto menos, no menospreciar la importancia del tema sexual y, mucho menos, evitar tocar este tema en la consulta médica.
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Aspectos como la naturaleza de las relaciones sexuales actuales, el pasado y el presente desde el punto de vista comparativo, la frecuencia y el tipo de encuentro, así como los cambios que el devenir del tiempo ha provocado en nosotros mismos, deben ser considerados y analizados al hablar de sexualidad en tiempos de nueva longevidad.
Estos aspectos pertenecen a la esfera de la intimidad y muchas veces observamos cómo algunos mitos y prejuicios intentan convencernos de que las personas mayores viven un declinar de posibilidades sin opción.
La actividad sexual cambia como cambia la vida y como cambiamos nosotros, ya lo dijimos. Se adquieren nuevas modalidades, se abandonan otras y cambian las frecuencias. Pero no termina
Todo ello hoy está modulado por la nueva intensidad que impone esta forma diferente de vivir los años, años de una nueva longevidad. Parte de este cambio parecería ser más en lo cuantitativo que lo cualitativo. Quizá por eso suene más relajado escuchar el famoso comentario “más vale calidad que cantidad”, algo que, por lo visto, Armando tiene muy claro.
Son tiempos de cambiar miradas y prejuicios, son tiempos de nueva longevidad y, muchas veces, el cuerpo (y alma) lo saben.
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- Diego Bernardini es médico, especialista en adultos mayores y envejecimiento. Es autor del espacio Nueva Longevidad en Movida Sana, y autor de los libros "De Vuelta" y "La segunda mitad".
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