Las contracciones de un músculo o de un grupo de músculos específicos definen los ejercicios isométricos. Es importante aclarar que, a la hora de ejecutarlos, el músculo no cambia de largo de forma notable y la articulación que esté afectada tampoco se moverá.
Ejercicios isométricos
Para hacer los ejercicios isométricos hay que colocarse en una postura estática determinada, lo que significa que no habrá una mejora en la velocidad ni en el desempeño atlético. El objetivo es aumentar la fuerza de los músculos para evitar futuras contracciones y lesiones.
Los beneficios que obtenemos al practicar ejercicios isométricos son, principalmente, la mejora de la estabilización. En este caso, entrenamos mantener una posición determinada que involucre al área afectada. Esto se hace ya que los músculos se contraen frecuentemente de forma isométrica para ayudar la estabilización.
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A continuación, mencionamos otros aspectos positivos de estos ejercicios en nuestro organismo.
- Ayudar a superar lesiones: en caso de haber sufrido una lesión muscular, el médico o fisioterapeuta recomendará principalmente ejercicios isométricos para el grupo muscular. Esto ayuda a estabilizar la zona lesionada y aporta fuerza y estabilidad durante la recuperación.
- Pacientes con artritis: los ejercicios isométricos pueden ser muy útiles para las personas que padecen de esta inflamación, ya que les permite progresar a otras cases de entrenamiento de fuerza. Este entrenamiento puede ayudar a reducir el dolor y mejorar la función física. La artritis es una condición capaz de agravarse al usar los músculos afectados para mover una articulación a través de toda la amplitud de movimiento. Es por eso que en estos casos, los ejercicios isométricos son muy beneficiosos.
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- Disminución de la presión: sin embargo, en caso de tener una presión bastante alta es recomendable hacer ejercicio a un nivel de intensidad más bajo. Hacer ejercicio a un nivel de intensidad más alto puede causar un aumento dramático en la presión durante la actividad. Es recomendable acudir a los profesionales antes de comenzar a hacer ejercicios isométricos en caso de presentar presión alta u otros problemas cardíacos.
Rutina de ejercicios isométricos
Estos ejercicios se hacen en una posición y no presentan movimiento alguno, lo que mejora la fuerza en solo una posición específica. Se requiere hacer varios ejercicios isométricos a través de toda la amplitud de movimiento de la extremidad para conseguir una mejora en la fuerza de los músculos a través de la amplitud. Es por eso que a continuación te mencionamos algunos ejemplos de ejercicios isométricos que podés hacer.
Abdominales isométricos
Para hacer este ejercicio hay que posicionarnos inicialmente boca abajo en el suelo y apoyar los antebrazos. Es importante tener en cuenta que debemos mantener tanto las rodillas como las puntas de los pies apoyadas en el piso. Luego, hay que levantar la zona del glúteo y el abdomen de manera tal que quede recta y logre contraer el abdomen.
A continuación, vamos a mantener esa misma posición por unos 10 o 30 segundos, dependiendo de la resistencia que tengas. En cuanto a la manera de respirar que hay que seguir, esta debe ser normal y nunca se la debe contener. Solo queda repetir este ejercicio varias veces en una misma sesión para trabajar con los ejercicios abdominales isométricos.
Plancha isométrica
La plancha isométrica se hace de la misma forma que una plancha común. Este es el ejercicio más básico y conocido, por lo que no te será difícil ejecutarlo.
Empezaremos boca abajo apoyándonos sobre nuestros codos, con las piernas separadas a la altura de los hombros. El torso debe estar recto y paralelo al suelo durante todo el ejercicio. Hay que mantener esa misma posición por unos pocos segundos, luego hacemos una pausa para descansar y volvemos a repetir el movimiento.
Sentadilla isométrica
Este ejercicio no solo fortalece nuestras piernas, sino que también refuerza los glúteos y ayuda a aumentarlos. El primer paso para hacer este ejercicio isométrico es apoyar nuestra espalda contra una pared, colocando los hombros hacia atrás. Después, debemos abrir las piernas al mismo ancho de las caderas. Es importante seguir esta primera indicación, para evitar lesiones o incomodidades.
La punta de los pies siempre deben estar apuntando hacia adelante, de forma recta. Hay que bajar hasta que la rodilla forme un ángulo de 90° y los muslos queden paralelos al piso. Por último, solo queda mantener esa misma posición de 15 a 60 segundos, lo cual provoca una tensión en los músculos y los fortalece.
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