El egoísmo sabio es un concepto que llega de la mano del budismo. Su intención es mostrar la otra cara del egoísmo, que en general está asociado mayormente con aspectos negativos de una personalidad, como falta de empatía o exceso de individualismo. Según el Dalai Lama, utilizado con sabiduría y compasión puede servir a las personas para convertirse en la mejor versión de sí mismas.
El budismo propone reconocer que un nivel de egoísmo en la vida puede ser algo positivo. Incluso si se trata solo de la cantidad necesaria para protegernos de las demás personas cuando estas nos hacen daño y decidimos dejarlas fuera de nuestra vida. También cuando decidimos centrarnos en nosotros mismos para cumplir nuestras metas, alejando lo que nos aparte de ellas.
Sin duda no es fácil encontrar el balance entre compasión, empatía y generosidad, a un lado del egoísmo necesario para vivir con honestidad y una buena autoestima, consecuencia de entender nuestro potencial, de aprender a poner límites y de respetar nuestros valores por encima del mundo.
Frente a este dilema, el concepto de egoísmo sabio se plantea como un buen equilibrio.
¿Qué es el egoísmo sabio?
Según el Dalai Lama, el binario entre egoísmo y desinterés es falso, pues existen puntos intermedios como el egoísmo sabio. Este último representa los actos que realizamos desde la generosidad y el altruismo, pero que también generan en nosotros felicidad.
Es decir, en muchas ocasiones, actuar con compasión y empatía termina por beneficiarnos a nosotros mismos, pues el pensamiento empático y los actos de bondad nos generan bienestar.
Además, actuar desde el altruismo no significa sacrificarse de más ni olvidarse de uno mismo, sino mantener nuestras ambiciones personales, al mismo tiempo que damos al mundo una buena versión de quienes somos. Podemos generar felicidad y luz a nuestro alrededor, sin por eso dejar de cuidarnos a nosotros mismos.
Practicar el egoísmo sabio puede ser una fuente de felicidad personal, ya que nos aleja de la búsqueda de aceptación externa superficial y nos hace sentir bien por el simple hecho de sabernos buenas personas.
¿Cómo practicar el egoísmo sabio?
- Desea el bien para todos: en algunas meditaciones y prácticas de yoga, se habla mucho de un mantra para desear la felicidad al mundo entero. Aunque en un inicio es difícil comprender el peso de este tipo de pensamientos, lo cierto es que ayudan a mejorar las relaciones humanas y la felicidad personal al actuar desde los buenos deseos para todos.
- Conexión social: estudios del Departamento de Psicología de la University of British Columbia confirman que aumentar la cantidad de interacciones positivas que tenemos a lo largo del día mejora la felicidad. Y es que los pequeños detalles como desearle a alguien un buen día, ayudar con la puerta o agradecer por lo que recibes te hacen más consciente de lo bueno que te rodea.
- Pon intención a tus metas: si quieres trabajar en ti para ser mejor persona, puedes tener en mente a quienes sabes que van a disfrutar mucho tu compañía. Por ejemplo, puedes repetirte a ti mismo cuando haces ejercicio que lo haces para ser más fuerte y poder jugar con tus hijos o que cuando haces una dieta saludable lo haces porque así podrás vivir bien para pasar tiempo con tus amigos.
Este proceso puede ser un poco lento, puesto que por años nos han condicionado a darle prioridad al individualismo, pero una vez que se combina la empatía y compasión con los beneficios que nos genera como individuos, actuar desde el amor y la bondad se siente natural.
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