Las sardinas son un gran alimento por todas las vitaminas y nutrientes que se adquieren al consumirlas, pero también esconde otras propiedades que mejoran al organismo. Tanto es así que puede llegar a ayudar a aquellas personas que presentan síntomas de prediabetes y disminuir las probabilidades de desarrollar la enfermedad.
Sardinas y diabetes
Las sardinas proporcionan calcio y nutrientes, como el Omega-3. También cuenta con muchas vitaminas, como A, B12, D, yodo, taurina, fósforo y selenio. Este alimento, además de tener un gran sabor, se encuentra en el grupo de los pescados azules más grasos, al igual que el salmón y la caballa. Lo cual permite mantener unos niveles correctos de colesterol.
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Pero a su vez se ha descubierto que este alimento puede llegar a prevenir la diabetes tipo 2 en las personas mayores.
Una investigación liderada por el Hospital Clínic de Barcelona incorporó dos latas de sardinas en aceite de oliva a la semana en la dieta de personas mayores de 65 años con prediabetes (niveles de glucemia en ayunas entre 100-124 mg/dl). Después de monitorear a un grupo que siguió esta pauta dietética y a otro que no, los resultados confirmaron que la ingesta protegió a los primeros de desarrollar la enfermedad.
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Los investigadores han observado mejoras en el diagnóstico de la enfermedad en personas mayores de 65 años con prediabetes que incorporaron una lata de sardinas a su dieta semanal. La clave reside en ingerir 200 gramos para aprovechar todos sus nutrientes, destacando el Omega-3.
El calcio, otro nutriente esencial, se encuentra en el esqueleto de la sardina, por lo que la recomendación médica del estudio fue consumirla con dicho esqueleto. El efecto preventivo de la diabetes se complementó con otros beneficios, como el aumento del colesterol bueno (HDL) y de las hormonas relacionadas con el metabolismo de la glucosa, así como la disminución de los triglicéridos y la presión arterial, entre otros parámetros.
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