La mayoría de los argentinos reclamamos la paternidad de la milanesa. Pero la realidad es que la carne empanizada nació en Viena, ya que un clásico de la cocina austríaca es el schnitzel, muy parecido a una milanesa. También en Milán es histórica una receta muy similar: un escalope, impregnado en huevo y pan rallado, pero frito en manteca. Así que... No es argentina, como creemos. Pero sí lo es la milanesa napolitana.
De todos modos, difícilmente algún país logre tener tantas versiones de nuestra querida "milanga" como Argentina. Para nuestros amigos del mundo, compartimos la receta de la milanesa perfecta del famosísimo restaurante Manolo, un clásico porteño.
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- Las milanesas gruesitas necesitan un poco más de tiempo para freírse pero rinden más, se pueden hacer menos por comensal y son muy ricas.
- Es clave la elección del corte de carne. La nalga es la elegida. Se corta de un centímetro de espesor y de ahí al adobo, en una fuente que se guarda en la heladera por lo menos por una hora.
- El adobo indicado contiene sal, ajo, perejil y vinagre, aunque los mejores resultados se obtienen con un buen chorro de vino blanco.
- Luego viene el segundo secreto: aplastarlas hasta que queden de ½ cm. Hay que usar fuerza y no escatimar bronca, porque "si la carne está correctamente 'golpeada' se adhieren correctamente el huevo y el pan". Secretito número 3: espolvorear la carne con pan rallado antes de arrancar con la golpiza.
- El rebozado incluye, por supuesto, huevo y pan, pero no se han acabado los secretos. Para que la unión sea impecable y, de paso, ahorrar unos pesos, la mejor proporción es 100 cc de leche cada 2 huevos grandes, batidos con sal, orégano, aji molido, ajo y perejil.
- El pan rallado no tiene secretos: hay que comprar un molido parejo. Debe mantenerse seco y limpio, tamizándolo en cuanto sea necesario.
- Apiladas las milanesas, hay que comenzar con la fritura. Para medir la temperatura del aceite hay que utilizar un pedacito de milanesa, que en cuanto flota y burbujea moderadamente en el aceite nos da la temperatura justa. El aceite de girasol es excelente para freír, no hacen falta mezclas más caras.
- Por supuesto, el dorado es a gusto del consumidor. Pero vale una aclaración: sacarlas apenas doradas si se van a usar para napolitanas o similares, es decir, si van a requerir un paso por el horno.
¡Dicho todo esto, solo queda elegir la guarnición!
- Fuente: MANOLO, Bolívar y Cochabamba, San Telmo, Buenos Aires.
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