Las enfermedades cardiovasculares causan una de cada cuatro muertes en la Argentina. Sin embargo, la mayoría de los eventos graves se podrían prevenir. Cuáles son las señales de alerta para anticiparlos y cuándo se aconseja empezar con los chequeos. La importancia del diagnóstico temprano y el impacto de las arritmias en la población.
El corazón da señales. Latidos a destiempo, una sensación de presión en el pecho o el ahogo persistente son sólo algunos de los síntomas con los que nos avisa que algo no está bien. Escuchar o no estos llamados de atención puede ser determinante para detectar a tiempo las patologías cardiovasculares que pueden afectar su funcionamiento, condicionando nuestra calidad de vida y elevando los riesgos para nuestra salud.
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Corazón saludable: controles a cada edad
“Es bastante común que los pacientes lleguen tarde a la consulta por haber ignorado o subestimado las señales que su cuerpo les estaba dando. Muchas veces los síntomas de enfermedades cardíacas se atribuyen al estrés, al envejecimiento o a otros factores que parecen menos graves. Sin embargo, prestarles atención puede marcar la diferencia entre un diagnóstico temprano y un tratamiento exitoso, o complicaciones graves”, afirma el doctor Juan Pablo Costabel (MN 119.403), jefe de la Unidad Coronaria e Internación del ICBA Instituto Cardiovascular.
La advertencia del experto se basa en que, ante un infarto agudo de miocardio (lo que comúnmente llamamos ataque al corazón), el tiempo es crucial. Cuanto más rápido llegue la atención médica, mayores son las probabilidades de reducir el daño al músculo cardíaco: si el tratamiento se inicia en las primeras horas, la angioplastia y el uso de medicamentos trombolíticos tienen mucho mejores resultados. Por el contrario, si se tarda en acudir al hospital, las posibilidades de complicaciones graves y daño permanente al corazón aumentan significativamente.
Cuando el corazón manda señales: signos de alerta
El doctor Costabel detalla cuáles son los síntomas que deberían generar una inmediata consulta médica.
- Sensación de presión, opresión, ardor o dolor en el centro del pecho que puede durar varios minutos o aparecer y desaparecer.
- A menudo se siente como un peso fuerte, una quemazón o una sensación de que el pecho está siendo apretado.
- El dolor puede extenderse hacia el brazo izquierdo, el cuello, la mandíbula, la espalda o el abdomen.
- Síntomas menos frecuentes son sudoración intensa y repentina, que suele acompañar a una sensación de mareo o debilidad.
- Algunas personas pueden experimentar malestar estomacal, sensación de indigestión o incluso vómitos; mareos, vértigo o desmayo súbito.
- Otro síntoma de importancia puede ser sensación de falta de aire. Puede ponerse de manifiesto al realizar esfuerzos físicos y mejorar al estar en reposo. Lo refieren muchas veces como ahogo o dificultad para completar la respiración.
- Las palpitaciones suelen asociarse a algún tipo de arritmias y también son motivo de consulta cardiológica (precisa la cardióloga Viviana Cavenago (MN 134.319), del Servicio de Cardiología Ambulatoria del ICBA Instituto Cardiovascular).
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Qué chequeos debemos hacer en cada etapa de la vida
Las enfermedades cardiovasculares son la causa de una de cada cuatro muertes en la Argentina. Sin embargo, se estima que 8 de cada 10 eventos cardíacos se podrían prevenir, si se adoptan hábitos de vida saludable y se cumplen con los controles médicos previstos para cada etapa de la vida.
“Es fundamental recordar que la salud cardíaca afecta directamente nuestra calidad de vida. Un corazón sano no solo permite realizar las actividades diarias con energía y sin limitaciones, sino que también reduce el riesgo de enfermedades graves como el infarto, la insuficiencia cardíaca o los accidentes cerebrovasculares. El cuidado del corazón impacta en la longevidad, pero sobre todo en la calidad con la que vivimos, ya que tener un sistema cardiovascular saludable nos ayuda a mantenernos activos y disfrutar de una vida plena”, plantea el doctor Costabel.
La tarea de cuidar nuestra salud cardíaca implica realizar chequeos regulares, llevar un estilo de vida activo, alimentarnos de manera equilibrada y manejar el estrés.
¿A partir de qué edad deberíamos chequear nuestro corazón?
“En la población general, se recomienda la evaluación del riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) en varones mayores de 40 años y en mujeres mayores de 50. Si existieran factores de riesgo cardiovascular, podría considerarse con antelación. La evaluación temprana nos permite tratar estos factores y reducir los futuros eventos vasculares, mejorar la calidad de vida de las personas y las muertes prematuras de causa cardiovascular”, detalla la doctora Cavenago.
Los controles también deberían comenzar antes en personas que tengan antecedentes familiares directos de muerte súbita o de accidentes cerebrovasculares o infarto agudo de miocardio a edad temprana (hombres de menos de 25 años o mujeres menores de 65 años).
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El doctor Hugo Sanabria (MN 98.220), jefe del Programa de Prevención Cardiovascular del ICBA Instituto Cardiovascular, cuenta que los chequeos cardiovasculares se basan en un adecuado interrogatorio, un examen físico luego una toma de la presión arterial en el consultorio, electrocardiograma y un análisis de rutina en el laboratorio, con el fin de evaluar el perfil del colesterol y glucemia.
“A partir de estos estudios iniciales se puede requerir otros complementarios. Por ejemplo, muchas veces necesitamos estudios vasculares que nos permitan detectar la presencia precoz de placas de ateromas, que son placas de colesterol que van alterando nuestra pared vascular. Esto se puede medir con una simple ecografía, observando ciertos territorios vasculares. En otros casos, podemos solicitar un ecocardiograma para evaluar estructuras cardiacas y su funcionamiento global”, plantea el especialista. De acuerdo a los hallazgos en esta pesquisa, se puede avanzar hacia otros estudios de mayor complejidad.
Para aquellas personas que quieran realizar una actividad deportiva o ejercicios programados, tras la primera valoración se suelen solicitar exámenes adicionales con el objetivo de conocer la capacidad funcional de cada paciente. Para eso, se suele recurrir a una prueba ergométrica (habitualmente conocida como prueba de esfuerzo), que brinda otros parámetros de gran utilidad para definir con mejor precisión la intensidad de la actividad física que las personas puedan realizar.
Cuanto más precozmente se detecten los factores de riesgo, es mucho más fácil tratarlos. “Lamentablemente, la presión arterial alta, el colesterol alto y la glucemia alta no generan ningún síntoma en específico, pero van dañando nuestras arterias y músculo cardiaco. En consecuencia, si uno lo pudiera detectar precozmente y tratarlos apropiadamente podríamos evitar riesgos futuros de que ocurra un infarto agudo de miocardio, accidentes cardiovasculares o internaciones por insuficiencia cardiaca”, acota el doctor Sanabria.
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Las arritmias, una alteración que afecta más a los hombres
En los últimos años se sucedieron casos resonantes de deportistas afectados durante una competencia de alto rendimiento por una arritmia. Desde el argentino Sergio “Kun” Agüero, quien debió retirarse prematuramente del fútbol profesional por la afección que le detectaron jugando en Barcelona, hasta el reciente caso del uruguayo Juan Izquierdo, quien se desplomó en la cancha durante un partido de Copa Libertadores entre Nacional de Montevideo y San Pablo y falleció tras cinco días de internación.
Una arritmia es una alteración del ritmo cardíaco, que puede producir una aceleración de la frecuencia cardíaca (taquicardia) o bien una disminución de la misma (bradicardia). Este trastorno afecta más a los hombres que a las mujeres: por ejemplo, para la fibrilación auricular, la relación es de 7 a 1. Hay dos grupos etarios más afectados: entre los 20 y los 30 años y a partir de los 65.
Arritimia: síntomas
“El síntoma principal es la palpitación, que es la percepción del latido cardíaco. Puede acompañarse de mareos, falta de aire, dolor de pecho y muy raramente pérdida del conocimiento. Algunas arritmias, como la fibrilación auricular, están íntimamente relacionadas con el estilo de vida. De esta manera, mantener un peso adecuado, realizar ejercicio de forma regular, controlar la presión arterial y la diabetes son condiciones fundamentales para prevenirlas. El tabaquismo es otro factor de riesgo. Otras arritmias -especialmente las de los jóvenes- son de nacimiento y es poco lo que se puede hacer para lograr modificar la situación”, asegura el cardiólogo Fernando Scazzuso (MN 83.184), jefe de Electrofisiología y Arritmias del ICBA Instituto Cardiovascular.
El doctor Ignacio Mondragón (MN 138.590), cardiólogo del mismo servicio del ICBA, explica que los estudios indicados para pacientes con arritmias son inicialmente un electrocardiograma, un holter cardíaco, que puede ser de 24 horas o más si hace falta, y una prueba de esfuerzo. “Esos son los tres más importantes. En general entendemos a la arritmia como una enfermedad que puede estar acompañando a un corazón enfermo o a un corazón sano y para eso necesitamos una ecografía cardiaca”, agrega.
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“Hasta ahora, el tratamiento más efectivo consiste en realizar la eliminación de los focos que provocan la arritmia mediante la aplicación de frío o calor. Este procedimiento se denomina ablación por radiofrecuencia para el caso del calor y crioablación para el caso del frío”, dice el doctor Scazzuso, quien destaca que el ICBA cuenta con un espacio exclusivo para tratar las arritmias complejas, el Arritmias Lounge, que cuenta con normas de máxima calidad y seguridad para el paciente y el familiar que lo acompañe.
“El procedimiento consiste en la introducción de catéteres por vía percutánea (a través de la piel) accediendo a la vena ubicada en la ingle. Al localizar el sitio que origina la arritmia, se lo elimina mediante la aplicación de calor. Este procedimiento se realiza de manera ambulatoria para optimizar el diagnóstico y tratamiento”, concluye el especialista, en el marco del Día Mundial del Corazón.
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