Hacer cantidades infinitas de abdominales no nos asegura tener una panza chata y perfecta. Para lograrlo, es necesario combinar una buena alimentación y una rutina de ejercicio que puedas mantener en el día a día.
Es importante que tengas en cuenta que para lograr cambios significativos tenés que tener constancia y no sentirte desilusionada si los cambios tardan en llegar.
Una buena alimentación
Tené en cuenta que comer poco no es la solución. Se necesita mantener a pleno la actividad del metabolismo y esto se puede lograr con tres o cuatro ingestas en el día, para que puedan aportar fibras, proteínas, vitaminas y minerales.
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Es fundamental que puedas combinar todo tipo de alimentos y aumentes significativamente la ingesta de alimentos sin procesar, como las verduras y las frutas. Evitá las pastas y otros hidratos de carbono durante la noche.
La clave está en el desayuno
Recordá que siempre es necesario un buen desayuno. No lo hagas a las apuradas, hacelo disfrutándolo. Caso contrario es posible que a media mañana te tientes con algún alimento con muchas grasas y calorías.
Lo mejor es combinar una buena infusión junto a una fruta y tostadas. De esta forma quedarás satisfecho y no irás "picoteando" entre comidas.
Aprendé a decir no
No se trata de prohibir alimentos, pero si de controlar la ingesta de aquellos que no son tan buenos para la salud. Tratá de no consumir en exceso gaseosas ni comer muchos hidratos de carbono simples como galletitas, pan cereales, papas, arroz, batatas, choclo, pastas y arroz.
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También es importante que reduzcas la cantidad de alcohol, ya que ayuda a que se fijen las grasas. Acordate: un gusto cada tanto está permitido, pero que no se vuelva rutina.
Muchos sí
Comé muchos vegetales y de todos los colores. Incorporá a tu dieta zanahoria, brócoli, lentejas, ciruelas, manzanas y peras, y los cereales. Además de las pocas calorías que tienen, estos alimentos hacen el aporte necesario de fibras y colabora en el tránsito intestinal.
Ejercicio físico
Recordá la importancia de que tu cuerpo esté en movimiento. Armá una rutina que implique caminar y estirarte. Eso no sólo te servirá para tu propósito de tener la panza chata, también te ayudará a descontracturarte y mejorar la postura corporal.
Si no tenés tiempo ni ganas de ir al gimnasio, no te obligues ya que podés hacer ejercicio en situaciones simples y cotidianas. Si antes ibas en auto o te tomabas un colectivo por 10 cuadras, es bueno que a partir de ahora puedas hacerlo caminando e incorpores éste hábito.
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Si vivís o trabajás en un edificio y usás el ascensor para subir y bajar, empezá hoy a utilizar la escalera, es una gran aliada a la hora de ponerte en movimiento.
Tené en cuenta que la modificación de algunas conductas alimentarias y su mantenimiento en el tiempo dan siempre muy buenos resultados.
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