
Lograr que los niños coman frutas a diario puede ser un verdadero desafío. Muchos padres intentan incluirlas en el desayuno o la merienda, pero los pequeños suelen preferir otros sabores o texturas. Sin embargo, con un poco de creatividad, las frutas pueden transformarse en un juego, una historia o un plato irresistible. En 2025, las tendencias en nutrición infantil apuntan a lo lúdico y visual: los colores, las formas y la participación activa de los niños en la cocina son claves para generar hábitos saludables.
Además de aportar vitaminas, minerales y fibra, las frutas ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la digestión y mantener la energía estable durante el día. Por eso, incorporarlas de forma divertida no solo es una estrategia práctica, sino una inversión en la salud futura.

Cómo lograr que los niños coman frutas
Para que los niños coman más frutas, puedes prepararlas de formas divertidas como brochetas, cortándolas con moldes, bañándolas en un poco de chocolate, o integrándolas en recetas como batidos, purés o muffins salados. También puedes involucrarlos en la preparación y utilizar juegos educativos para familiarizarlos con las frutas y sus beneficios. Algunas ideas:
Convierte la cocina en un espacio de juego
Invitar a los niños a preparar sus propias meriendas es una manera efectiva de despertar su curiosidad. Permitirles elegir las frutas, lavarlas y cortarlas con ayuda (según su edad) los hace sentir protagonistas. Una idea sencilla: preparar “brochetas arcoíris” con trozos de kiwi, banana, frutilla, uva y melón.
Otro truco útil es usar moldes de galletitas con formas de estrellas, corazones o animales para cortar las frutas. Así, cada plato se convierte en una mini obra de arte comestible.
Juega con los colores y las presentaciones
Los niños comen primero con la vista. Si el plato se ve atractivo, es más probable que lo prueben. Crea platos con temáticas: un “barquito de frutas” con una cáscara de naranja como base y una banderita de melón, o un “bosque tropical” con árboles de kiwi y cocos de banana.
Otra opción son los batidos coloridos. Combina frutas de diferentes tonos (mango, frutilla, arándanos) y dales nombres divertidos, como “poción mágica” o “bebida del superhéroe”. Si los sirves en vasos decorados o con sorbetes de colores, el efecto es aún mejor.
Incorpora las frutas en recetas conocidas
Una excelente estrategia es agregar frutas a comidas que los niños ya disfrutan. Por ejemplo:
- Panqueques o waffles integrales con rodajas de banana o frutilla.
- Pizzas dulces con base de masa fina y toppings de frutas.
- Helados caseros hechos con yogur natural y trozos de fruta congelada.
- Muffins de avena con arándanos o manzana rallada.
Estas recetas son ideales para las meriendas o los recreos, y permiten ofrecer opciones dulces pero nutritivas.
Crea historias con cada fruta
A los niños les encanta imaginar. Podés contarles que las naranjas son “planetas energéticos” que los ayudan a correr más rápido, o que las frutillas son “frutas del corazón” porque cuidan su salud. Asociar cada fruta con un personaje o un poder estimula el interés y la identificación emocional.
Incluso se puede diseñar una “semana de frutas” donde cada día tenga un protagonista (lunes de manzana, martes de pera, miércoles de banana, etc.).
Usa las frutas en actividades creativas
Las frutas también pueden ser parte de juegos sensoriales o educativos. Algunas ideas:
- Pintar con frutas: cortar una manzana o un limón al medio y usarlos como sellos con témpera.
- Adivinar con los ojos cerrados: los niños prueban una fruta y deben descubrir cuál es.
- Clasificar por colores o texturas: ideal para aprender mientras se divierten.
Estas dinámicas no solo fomentan el vínculo con los alimentos naturales, sino que también estimulan los sentidos y la curiosidad.
Da el ejemplo
Ninguna estrategia funciona mejor que el ejemplo. Cuando los adultos disfrutan comer frutas frente a los niños, ellos tienden a imitarlos. Tener un frutero visible en casa, preparar jugos naturales y compartir una fruta después de las comidas puede convertirse en un ritual familiar saludable.
Lo saludable puede ser muy rico: es una cuestión de hábitos
Enseñar a los niños a comer frutas no tiene por qué ser una lucha. Con creatividad, participación y juegos, las frutas pueden pasar de ser una obligación a convertirse en una experiencia divertida. Cada color, sabor y textura es una oportunidad para conectar con la naturaleza y fomentar hábitos que los acompañarán toda la vida.
Te puede interesar:
Cuáles son las frutas que más engordan
9 consejos para fomentar hábitos de alimentación saludable en los niños










