El mes de diciembre es un mes complicado para nuestro organismo ya que a las celebraciones tradicionales de Navidad y Año Nuevo se suman las fiestas laborales, los reencuentros con amigos y el inicio de las vacaciones; lo que origina una multiplicidad de encuentros sociales caracterizados por ingestas mayores a las habituales.
Esto en sí mismo no representa ningún problema si no fuera porque hasta nosotros han llegado las tradiciones culturales y culinarias del hemisferio norte de la mano de nuestros abuelos inmigrantes lo que nos llevó a adoptar en estas fechas dietas con altas cantidades de calorías, propias de los países septentrionales que por estos días se encuentran en pleno invierno.
Como consecuencia de ello, ingerimos menor cantidad de los alimentos más recomendados para el verano como las frutas, que favorecen la rehidratación necesaria y son ricas en vitaminas y antioxidantes. La conjunción entre las comidas que solemos consumir en estos encuentros sociales y las altas temperaturas incide aún más negativamente en nuestro sistema digestivo de lo que lo haría en condiciones normales.
Este exceso en las comidas y bebidas repercute en la salud y lo más habitual es recurrir a algún tipo de medicación como los antiácidos y hepatoprotectores, que son los más solicitados para aliviar los malestares estomacales de hígado.
El Dr. Clemente Federico Martínez nos explica que ya actualmente nuestra dieta estándar es pobre en nutrientes, rica en calorías, con una alta carga de glucosa y deficiente en antioxidantes. Los alimentos procesados carecen de fitonutrientes que proporcionan a nuestras células la información para orquestar funciones equilibradas para prevenir una amplia gama de enfermedades inflamatorias; incluso el cáncer.
La recomendación del doctor Martínez es la de consumir alimentos ricos en antioxidantes como las frutas y verduras altamente pigmentadas.
El sistema gastrointestinal se expone a agentes exógenos de la dieta. En respuesta a tales sustancias y patógenos se induce el proceso de estrés oxidativo, que podría estar relacionado con el desarrollo de trastornos gástricos, orgánicos y funcionales.
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Si bien existen varios agentes hepatoprotectores, el ácido tióctico brinda protección metabólico hepática y, por su triple efecto, tiene una mayor respuesta antioxidante logrando una rápida recuperación. El ácido tióctico, también conocido como ácido alfa lipoico, es un derivado de ácidos grasos que se caracteriza por sus efectos antioxidantes.
Múltiples estudios muestran su eficacia en atenuar el daño de las células hepáticas ante el consumo de alcohol, paracetamol, dietas ricas en grasas e incluso lo protege frente a situaciones de infecciones generalizadas. También se ha observado que disminuye cambios estructurales de las células hepáticas que se generan con la edad. El mecanismo de acción es a través de la supresión de mediadores inflamatorios así como inducir el incremento de factores antiinflamatorios que se producen en el torrente circulatorio.
El Dr. Martínez nos acerca una última recomendación:
Nos dice que no debemos olvidarnos que los eventos sociales son una excusa para celebrar diversos acontecimientos. No debemos condicionar nuestra salud y bienestar, que repercuten sobre todas sus actividades, en una o pocas reuniones de un par de horas.
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