Cada vez son más frecuentes las personas que presentan algún síntoma de problemas de salud que arrastran desde hace mucho tiempo, que piensan que "ya se va a pasar", y pasado los meses deciden consultar con un especialista. Conocer qué alimentos inflaman es importante para prevenir.
Alimentos que inflaman
Detrás de síntomas como gases, cansancio, insomnio, dolor difuso, ánimo bajo, ansiedad, confusión mental, problemas digestivos o el aumento de peso, puede estar un proceso de inflamación silenciosa.
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Realmente, el cuerpo avisa. No es normal pasar el día a día con falta de vitalidad y con esos problemas. Pero, ¿cómo hacemos para remediar esta situación?
Lo primero que se debería hacer es eliminar de la alimentación los alimentos con efecto inflamatorio, llenar la despensa con alimentos que no inflaman, que nutren y protegen de la inflamación. Pero no todo el mundo conoce cuáles son esos ingredientes que nos inflaman y nos perjudican.
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Por eso razón, a continuación te dejamos una lista de aquellos alimentos que deberías borrar de tu dieta:
- Harinas refinadas: hay que evitar alimentos como el pan blanco, las galletas, la repostería.
- Azúcar y todos sus derivados: promueven el hígado graso, la resistencia a la insulina y la hiperpermeabilidad intestinal. Además afectan a la microbiota bucal e intestinal.
- Alcohol: no deja de ser un tóxico para nuestro organismo, y debemos evitar su consumo si queremos prevenir y controlar la inflamación. Además, obliga a nuestro hígado a trabajar más y favorece la deshidratación.
- Procesados: tienen un valor nutricional muy bajo; nos llenan la barriga pero contienen pocos nutrientes, y llevan un exceso de aditivos artificiales, sales, aceites de baja calidad y azúcares, entre otros.
- Grasas hidrogenadas y parcialmente hidrogenadas: promueven la inflamación crónica de bajo grado ya que el organismo no las reconoce como nutrientes y las suele almacenar lejos de los órganos, por ejemplo en el tejido adiposo.
- Lácteos: especialmente los de vaca, contienen caseína, una proteína globular que a las bacterias de nuestro intestino les resulta muy difícil de metabolizar, y acaba pasando por la pared del intestino favoreciendo la hiperpermeabilidad intestinal.
- Gluten: no solo está en las harinas de trigo. Cebada o centeno y productos elaborados con ellas –como panes, pastas, bollería– llevan gluten. También puede esconderse en salsas, cervezas, preparados, hamburguesas, embutidos, quesos.
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Por otro lado, para contrarrestar los efectos de la inflamación no solo basta con dejar de comer determinados alimentos. Más que eso, se trata de encontrar aquellas comidas que sí beneficien a nuestro organismo. Es por eso que te mostramos cuáles son los alimentos que tenés que incorporar a tu rutina alimentaria:
- Limón: tiene unflavonoide, el eriodictiol, que contribuyen a evitar la inflamación. Su contenido de vitamina C ayuda a proteger a las células y el sistema inmune.
- Vegetales de hoja verde: contienen una gran cantidad de antioxidantes, entre ellos la clorofila, que nos ayudan a combatir la inflamación. Frescos y de temporada, de proximidad, cultivo ecológico. Destacan: crucíferas, cebolla, aguacate.
- Naranjas: contienen un tipo de flavonoide llamado naringenina, que tiene efectos protectores y antiinflamatorios. Otra fruta con este mismo componente en mayor concentración es el pomelo, pero las naranjas son más fáciles de conseguir y está mucho más extendido su consumo.
- Legumbres y cereales: mejor consumir los cereales en grano que en harina, y siempre en su versión integral. Prueba las versiones sin gluten, deliciosas, como quinoa, teff y trigo sarraceno.
- Frutos Rojos: frutos como arándanos, fresas, frambuesas, cerezas o moras son grandes antiinflamatorios con un alto contenido de antocianinas, que poseen numerosas propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Además, también ayudan a prevenir la formación de radicales libres.
- Grasas saludables: como el aceite de oliva virgen extra, las semillas de chía y lino (que también son buena fuente de fibra mucilaginosa), frutos secos, aguacates.
- Manzanas: no solo cuentan con una buena cantidad de fibra dietética, sino que también tiene alto contenido en flavonoides como la quercetina y las antocianidinas, cuyo consumo en forma natural aporta efectos antiinflamatorios y antioxidantes.
- Alimentos prebióticos: ricos en fibra como las verduras y hortalizas, frutas, legumbres, plátano macho y patata cocida y enfriada.
- Piña: contiene bromelaína, una enzima que tiene efecto analgésico, antitrombótico y antiinflamatorio, por lo que es un alimento más que recomendable para consumir de forma habitual y más allá de la inflamación.
- Alimentos probióticos: con microorganismos vivos, como el vinagre de manzana, kéfir, kombucha, chucrut y kimchee.
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Con estos cambios en la alimentación, llevando una dieta antiinflamatoria, se aborda la inflamación crónica y se ayuda a revertir el proceso y a recuperar el equilibrio de la salud. Es cuestión de probarlo y comprobar que haya cambios que mejoren el estado de salud del cuerpo.
Cambios los hábitos de alimentación es un primer paso, pero hay más. El estilo de vida en conjunto también es muy importa. Es crucial moverse, dormir bien, cuidar las emociones, etc.
- Fuente: Martina Ferrer, nutricionista. Artículo publicado en Escuela Cuerpomente.
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