La Organización Panamericana de la Salud (OPS) está preocupada por el crecimiento de los movimientos y grupos antivacunas en América Latina, lo que puede crear condiciones para el regreso de enfermedades erradicadas, como el sarampión, o para fuertes brotes epidémicos, como el ocurrido con la influenza AH1N1, que además de cobrar vidas tuvo un costo de cientos de millones de dólares al sistema de salud.
Lo afirmó Ciro Ugarte, director del Programa de Emergencias en Salud Pública de la OPS. “Nos preocupa porque el efecto que tienen los grupos antivacunas en la población es agregativo, es decir que las personas comienzan por dudar de que exista un beneficio real de aplicarse la vacuna y luego se agregan otros argumentos para no ponerse esta protección, por ejemplo que la vacuna tenga algún costo o que la comunidad donde viven las personas esté demasiado alejada de un centro de salud y sea necesario caminar muchas horas para vacunarse. Cuando ocurren estos rumores que ponen en duda a las vacunas, para muchos es más fácil no vacunarse”, indicó el funcionario de la OPS.
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La Organización Panamericana de la Salud (OPS) es el organismo multilateral especializado en salud más antiguo del planeta pues nació hace 115 años y fue el modelo para que, hace 69 años, se creara la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la sede central de esta organización, localizada a pocas cuadras de la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Mundial y la Casa Blanca, se reúnen cada año los ministros de salud de 35 países miembros; todos ellos del continente americano.
Ciro Ugarte es el líder de un grupo multinacional que vigila la aparición de brotes epidémicos graves por diferentes causas, por ejemplo la ocurrencia de un desastre natural o la llegada de un virus de otra región del mundo, como ocurrió hace tres años con los primeros casos de zika, que nunca se habían reportado en este continente.
“Para nosotros es muy importante transmitir a la población el mensaje de que las vacunas son la mejor herramienta preventiva en contra de enfermedades y epidemias. Es verdad que se han reportado y registrado casos de personas que han tenido reacciones adversas con algunas vacunas, pero mucha de la información que circula en redes sociales son mitos porque sus números son extremadamente bajos en comparación con los millones de vías que se han salvado”, dijo Ciro Ugarte.
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“Además de lo anterior, es importante también que comuniquemos todos un hecho que no siempre esté claro: una epidemia no sólo es un problema de salud. Desde luego nos preocupa siempre el impacto que un brote epidémico tiene cuando se pierden vidas o hay muchas personas hospitalizadas, pero lo que vemos poco es el impacto económico, social y político que tienen esas mismas epidemias. Un ejemplo claro es el fuerte impacto que tuvo la epidemia de AH1N1 en la economía de la región”, añadió.
Todos los esfuerzos por amplificar los calendarios de vacunación y todos los avances científicos se pueden venir abajo por los mitos antivacunas. En Estados Unidos ese es un movimiento muy fuerte y en Europa y América Latina está creciendo.