La OMS viene advirtiendo fuertemente sobre el brote de sarampión que está sufriendo Europa, debido a una difusión del virus muy preocupante que está amenazando a varios países, entre ellos Italia. En ese país, gracias a los movimientos antivacunas, la tasa de vacunación de la enfermedad ha descendido por debajo del porcentaje recomendado del 95% de la población (se encuentra en el 89%), y el brote ya ha afectado a tres mil personas en lo que va de año.
La última víctima fue un niño de seis años con leucemia quien, al no poder ser vacunado por su enfermedad, falleció a causa de complicaciones cerebrales y pulmonares por el sarampión, contagiado por sus hermanos mayores que no habían sido tampoco vacunados por decisión de los padres.
Un riesgo innecesario
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa causada por un virus, que produce fiebre alta y una erupción en todo el cuerpo, tos y conjuntivitis. Puede llegar a ser grave, especialmente si afecta a personas inmunodeprimidas, como ha sido el caso del niño de Italia, que padecía una leucemia linfoblástica aguda. Los expertos sanitarios declararon que "solo la inmunidad que otorga la vacuna habría salvado al pequeño”.
La vacuna del sarampión forma parte de la triple vírica junto a la de la rubéola y la de la parotiditis (que se administra a partir del año y una segunda dosis a los 2-4 años).
La leucemia que padecía el niño tiene una probabilidad de curación del 85%, es decir que tenía altas chances de salir adelante. Pero la causa de su fallecimiento no fue la leucemia en sí, sino las complicaciones derivadas del sarampión, contagiado por sus hermanos mayores que, de haber estado vacunados, muy probablemente no habrían enfermado.
"Pedir libertad para no vacunar a los hijos es como pedir libertad para ir por una carretera a 300 kilómetros por hora. Es peligroso para uno mismo y para los demás", explica Roberto Burioni, inmunólogo
No vacunar a los niños hace peligrar la salud de todos y jugar con riesgos innecesarios. Los padres no lo habrán pensado cuando decidieron no vacunar a sus hijos mayores, pero cuando una enfermedad como la leucemia afecta a uno de tus hijos no puedes exponerlo a ningún riesgo añadido.
De hecho, a partir del crecimiento de casos, Italia ha decidido tomar cartas en el asunto, obligando a los padres a vacunar a sus hijos para frenar la oleada antivacunas. Los niños que no tengan al día el calendario de vacunas al día, no podrán ingresar a la guardería o escuela infantil, y se impondrán multas a los padres de hasta 7.500 euros. Es más: incluso se contempla la posibilidad de la pérdida de la custodia de los menores en los casos más graves.
El mito de la Triple Viral y el autismo
La vacuna triple vírica generó mucho miedo entre los padres a raíz de un artículo de Andrew Wakefield, publicado en la prestigiosa revista The Lancet que la relacionaba con el aumento de casos de autismo. Este fue el estandarte de los movimientos antivacunas durante años (y lo sigue siendo) para justificar la no vacunación. Sin embargo, años después se retiró el artículo, puesto que quedó demostrado que se había tratado de un fraude a todas luces, que todo había sido una invención de Wakefield para hacer negocios, y que actuó de forma “deshonesta e irresponsablemente”. Pero el daño ya estaba hecho.