Como nunca antes, el estrés y la forma en que vivimos está afectando nuestra salud, gatillando todo tipo de enfermedades. Según la oncóloga María Laura Nasi, el cáncer no solo se trata de células que crecen descontroladamente sino de la incapacidad de nuestra red de inteligencia Psico-Neuro-Inmuno-Endócrina para reconocerlas y eliminarlas. En su primer libro, "El cáncer como camino de sanación", asegura que tomar conciencia de ésto es el primer paso para generar cambios positivos y retomar un camino de vida saludable.
Según la especialista, la alimentación, el ejercicio, el descanso, el buen manejo del estrés y el autoconocimiento son las claves necesarias para la sanación. La clave, dice, está en rastrear las posibles causas de desequilibrio interno y aprender a restaurarlo. "En la mayoría de los casos, combinando los tratamientos de la medicina convencional con terapias para fortalecer el sistema inmune, contamos con el potencial necesario para curar la enfermedad desde su raíz", asegura.
La propuesta es alinearse en cuerpo-mente-espíritu para recuperar o preservar su salud y vivir una vida plena y feliz
Con más de treinta años de experiencia en oncología y casi una década como oncóloga integrativa, la Dra. María Laura Nasi propone en su libro enfrentar la enfermedad desde una mirada holística, de totalidad.
En su primer libro, la doctora Nasi recorre los distintos estadios del paciente hasta la sanación. Enfrentamiento con la enfermedad, técnicas antiestrés, recuperación del equilibrio y un buen manejo de las emociones. Todo, con la mirada puesta en la medicina integrativa.
Dónde se desató el desequilibrio, por qué enfermamos, qué estilo de vida llevábamos hasta el momento del diagnóstico. Estas cuestiones indaga la oncóloga y experta en medicina integrativa
Es clave mirar la enfermedad de frente y entender por qué asoma y por qué nos amenaza. "Hoy los procesos de sanación están dirigidos al tumor o al sistema inmunitario y se saben controlar mucho mejor los efectos adversos de los medicamentos. Pero ese fantasma del cáncer ligado al sufrimiento, al debilitamiento, al perder el peso, al dolor, a los efectos colaterales, sigue. Hay lugares y personas que no quieren ni nombrarlo. Y no querer enfrentarse al fantasma lo hace más grande", explica la doctora.
"Veo al ser humano como un ser bio-psico-social-espiritual y entiendo que la salud es el equilibrio en este sistema complejo. Entiendo la enfermedad como el llamado para retomar un camino hacia una vida más saludable y más feliz. Como el jugador de tenis que responde a una y otra pelota, estar sano es estar listo para cada jugada que presenta la vida".
Compartimos un compilado de algunas entrevistas con la doctora y extractos de su libro.
¿Qué es la medicina integrativa?
Es un nuevo enfoque en donde se vuelve a mirar a la persona como un todo. Ya no se enfoca en la enfermedad sino en el paciente que está enfermo y, desde el diagnóstico, se trata de abordarlo con la medicina convencional y con todas las otras terapias que sirven para ayudar a volver a un estado de salud.
El cáncer nos lleva al desafío de empezar a mirar el proceso de salud-enfermedad de manera más compleja, porque no se trata de causa-consecuencia, como cuando
tenemos una enfermedad infecciosa que se trata con un antibiótico. El cáncer no es provocado por una infección, sino que es multifactorial, de ahí que el tratamiento también debe ser multifacético. Hay que enfocarse más en la persona enferma y no en la enfermedad porque las personas llegan al cáncer por caminos diferentes y necesitan abordajes distintos.
¿Por qué es recomendable un abordaje de este tipo en el caso de los pacientes oncológicos?
El paradigma que estamos utilizando de enfocarnos en la enfermedad y tratar a todos los pacientes de cáncer de la misma manera nos está dejando preguntas sin responder. El hecho de poder mirar a la persona y encaminarla a implementar todo aquello que lo ayude a restituir esa red psico-neuro-inmuno-endócrina es una parte del proceso muy importante. Existen estudios -sobre todo en pacientes con cáncer de mama- que afirman que si se implementa un abordaje integrativo -es decir, además de su tratamiento convencional, se suman técnicas antiestrés y una buena alimentación- deviene en una mejor calidad de vida con menos recidivas.
¿Por qué nos enfermamos?
Nuestro ser posee una inteligencia innata increíble: desde la unión de un óvulo y un espermatozoide, que son la fuente pura de la información, desarrollamos órganos tan complejos como el riñón, el cerebro y el corazón. En ese sentido, tiene la sabiduría para mantenernos sanos y recuperar la salud. Pero, cuando entra en falla, caemos en un desequilibrio y hace que seamos más vulnerables a bacterias o virus con las que nos cruzamos constantemente o a células mutadas que viven en nuestro cuerpo.
Estamos expuestos todo el tiempo a agentes cancerígenos: la luz ultravioleta, la polución ambiental, el humo del cigarrillo, los pesticidas que vienen en las comidas y productos procesados, el estrés crónico, las situaciones emocionales que no podemos descargar y la falta de ejercicio. Si las células empezaron a vivir descontroladamente en nuestro interior, van a tener vía libre para seguir creciendo.
Las células del cáncer se manifiestan como personas en un piquete diciendo "aquí hay algo que no va más". La medicina occidental se enfoca en reprimir ese piquete: eliminarlo con una cirugía, radioterapia o una combinación de ambas -lo cual es necesario-, pero no hace nada por mejorar las condiciones de la persona que se enferma, ni en saber por qué se enfermó
A lo largo de nuestra vida producimos pequeños cánceres y si nuestra red psiconeuroinmunológica, que es nuestro sistema de defensa, está funcionando bien, va a inducir a esas células a la muerte celular.
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¿Las emociones negativas también enferman?
Sí, el mal manejo de ellas nos enferman. Las emociones, en sí, no son malas. Son las que nos permiten la integración de lo biológico con lo sutil de nuestro ser. El miedo, la bronca o la angustia no son una reacción sólo mental, sino que son algo que sentimos en las fibras más íntimas. Bien canalizadas, son útiles para nosotros (por ejemplo, una situación de miedo puede ponernos en alerta para alejarnos de algo que nos puede hacer mal); pero, mal utilizadas, nos dañan más de lo que creemos. Hoy en día no tenemos educación de cómo identificarlo y lidiar con eso, y estamos sometidos a situaciones súper estresantes complejas. Por ejemplo, pasamos el día sentados frente a la computadora con una demanda que no alcanzan las horas para responder, con malos tratos, poco reconocimiento del trabajo y miedo a perderlo. No paramos de acumular broncas, donde el mandato es “aguantar y seguir”. Todo eso se traduce biológicamente en moléculas de emoción que no se liberan jamás. Las acumulamos: nos quedamos en la silla en vez de ir a correr, cantar o hacer alguna actividad física de descarga. Volvemos a casa con esa energía, no podemos dormir, estamos con los pensamientos recurrentes, y terminamos en agentes como el alcohol, la comida, la droga y los somníferos para canalizar.
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Sabemos que el estrés es un factor desencadenante de enfermedades, pero es difícil manejarlo. ¿Qué podemos hacer?
Lo que nosotros llamamos estrés es técnicamente el distrés, que es el estrés malo. Porque el eustrés es un estrés bueno, que nos motiva, que nos hace encender el motorcito interno para salir al mundo y cumplir con todas las ocupaciones del día. Hay personas que ante una situación de mucha demanda laboral, tiene recursos como para saber cómo atender a ello. Pero hay otras que no y su respuesta inmediata es apretar el botón de emergencia. Es decirle al cuerpo “estamos en una situación crítica”, lo que gatilla en sustancias químicas como el cortisol y la adrenalina. En definitiva, vivimos activando ese botoncito todo el tiempo y no nos damos el espacio para que el cuerpo recupere el estado de calma. Lo saludable es hacer cada día prácticas o terapias que nos hagan ejercitar la relajación. La acupuntura, los masajes, la reflexología, la meditación, el yoga. Todo eso contrarresta la carga del estrés acumulado.
"Entender cuál es la raíz del problema de esa persona. Aliviar solo un síntoma es importante pero no suciente, porque la enfermedad va a volver a aparecer. Somos un sistema complejo interconectado"
¿Cómo se reestablece el orden en un cuerpo enfermo?
Según datos del Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos, una mala alimentación y el sedentarismo son la primera causa del cáncer de las personas que no fuman. O sea que, atendiendo al cuerpo, alimentándonos bien, haciendo ejercicio, no fumando, durmiendo bien (en la actualidad dormimos dos horas menos que hace 40 años) y con alguna técnica antiestrés, colaboramos a restablecer el organismo. Esto es más fácil decirlo que hacerlo: hablar de eliminar las toxinas emocionales implica un trabajo bastante profundo, de terapia y autoconocimiento.
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En tu consultorio le das mucha importancia a los chakras. ¿Qué son y por qué es importante atender a ellos?
Los chakras forman parte de nuestro sistema energético. En la medicina convencional se sabe que tenemos un sistema eléctrico porque hacemos un electrocardiograma, pero después no se usa para la terapéutica. En las medicinas orientales, en cambio, se reconoce y se tiene en cuenta a nuestro cuerpo energético para la restitución de la salud. Por suerte, ahora es hasta más fácil ver los chakras porque existen aparatitos que te marcan cómo están los meridianos desde el sistema chino y cuáles órganos pueden estar afectados sutilmente. Doy otro ejemplo claro: en la convencional, muchas veces el desequilibrio se ve como una disfunción. La persona que sufre de dispepsia o reflujo gástrico porque está muy estresada no presenta úlcera o gastritis en su endoscopia, pero ya tiene la sintomalogía presente. Bueno, eso sí se ve en el análisis energético, se ve que está obstruido ese tercer chakra. Por eso el trabajo integrativo pisa fuerte. Ya no podemos ignorar la sutileza de nuestro ser y ver cómo las emociones nos afectan al cuerpo.
- María Laura Nasi es médica oncóloga (Universidad de Buenos Aires). Se especializó en Medicina Interna y Oncología clínica en el Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York. Se especializó en Medicina Mente-Cuerpo en el Instituto de Medicina Mente-Cuerpo de la Universidad de Harvard, y en intervenciones psico-socio-espirituales para pacientes con cáncer en el Simonton Cancer Center en California. Fue fundadora y presidenta de la Asociación de Oncología Integrativa (ASOI) e integrante del equipo del programa de Medicina Integrativa de Fundaleu y del programa FertilMente para parejas con problemas de fertilidad. Su blog.
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