Aprender a reírse de los problemas y de uno mismo siempre es aspirar a ir mucho más allá de lo convencional. Si todos alcanzáramos este ideal tendríamos la felicidad garantizada, más aún considerando que el humor también nos ayuda a tener una vida sana, previniendo enfermedades y fortaleciendo nuestro cerebro. Una calidad de vida con humor es sin duda alguna la mejor de las elecciones.
Cuando nos reímos, todas las tensiones desaparecen, el cuerpo se relaja... No importa lo que haya sucedido antes ni lo que vendrá después: estamos disfrutando de ese momento presente en que nos hemos olvidado de todos los problemas.
Reír es hablar de felicidad en todos los sentidos. El humor nos permite disfrutar de los pequeños y grandes momentos, por eso tendemos a juntarnos con personas que nos hacen reír porque con ellas nos sentimos mejor.
Si somos capaces de reírnos de aquello que nos hace daño o nos produce malestar, podemos enfrentarlo de una manera mucho más sana
Esto nos permite entender el humor como una forma de protegerse de lo negativo, de la tristeza.
Incluso dentro de las claves para tener una relación de pareja sana, el humor forma parte de todo ello, del disfrutar, del compartir, porque cuando hay humor y confianza dentro de una pareja siempre hay ganas de estar con ella.
La ciencia señala que el humor puede modificar el cerebro de una forma tan positiva que sería la clave para fortalecer el corazón y por tanto, el humor sería un medio de prevención de determinadas enfermedades.
Estudios de la Universidad de Navarra muestran que aquellas personas que utilizan el humor para enfrentar los problemas tienen un 40% menos de probabilidad de sufrir infartos de miocardio o apoplejías, además no suelen sufrir tantos dolores en los tratamientos dentales, tienen un sistema inmunitario más sano e incluso viven cuatro años y medio más.
Fuente: Depsicología