Hay muchas cosas que nublan, interrumpen o directamente roban nuestra alegría. Pero también hay algo clave. Eso puede ocurrir solo si nosotros dejamos que pase. Nuestra alegría es un regalo con el que todos nacemos. Más allá de sucesos realmente trágicos e irreparables, la felicidad está ahí si elegimos desarrollarla y concentrarnos en ella.
También es bastante simple redescubrir esa alegría. Sólo se necesita un poco de práctica para desarrollar nuevos hábitos. Aquí hay cinco áreas clave en la vida que podrían estar impidiéndonos encontrar alegría y algunas soluciones que podrían ayudarnos a encontrarla.
1 - El Miedo
Vivimos nuestras con hábitos y patrones que nos ponen en una situación de estar gobernados inconscientemente por el miedo. Hoy es el día para empezar a observar cómo el miedo puede dominar nuestros pensamientos y lo que decimos - y por lo tanto nuestros comportamientos. Cuidado con estos miedos que pueden estar bloqueando nuestra capacidad de ser feliz.
El miedo a lo que otros piensan o a no ser suficientemente bueno en lo que hacemos es un gran freno. Lo más probable es que otras personas no piensen en nosotros en absoluto. Están demasiado ocupados pensando en sí mismos. Hay que seguir adelante y sentirse libre para ser uno mismo.
Ahora bien, si alguien siente que necesita mejorar, entonces hay que poner manos a la obra con alegría y entusiasmo. Todos tenemos dones únicos - nuestro trabajo es encontrarlos y desarrollarlos.
El miedo a no ser aceptado, a no poder realizarse, a arriesgarse cambiando algo. Hay muchos más miedos que podrían estar deteniéndonos. Lo que debemos hacer es identifica los miedos y desafiarlos.
2 – Las quejas
Muchas personas han convertido en hábito el hecho de quejarse por... prácticamente de todo. se instalan en la queja y repiten y repiten que esto o aquello está mal. Se quejan prácticamente de todo. Cualquier razón o pretexto es suficiente para proferir la queja o el grado de insatisfacción ante algo o alguien.
El problema de las personas con este comportamiento es que acaban centrando toda la energía o parte de ella en localizar un siguiente motivo de queja.
Necesitamos reconocer este comportamiento y empezar a modificarlo. Al principio solo podremos ver cuando nos quejamos innecesariamente y podemos anotar cada vez que esto ocurre en un cuaderno. Luego podemos tomar la resolución de hacer algo cada vez que nos quejamos, cómo leer media página de un libro o algo que sea beneficioso y nos haga conscientes de nuestro enojo.
Una vez conscientes de ello solo nos queda buscar la forma de reemplazar la queja por una actitud proactiva.
3 – El desorden
Los armarios desordenados, las alacenas abarrotadas y los montones de correspondencia (inclusive los e-mails) pueden afectar seriamente nuestra salud y bienestar.
El desorden continuo obstaculiza el equilibrio, ya que el caos obliga, por una parte, a invertir un precioso tiempo buscando aquello que se deseas localizar y, por otro, el cerebro permanecerá en un estado de incertidumbre todo el tiempo. Esto necesariamente se traduce en un mayor cansancio que solo percibimos al final del día pero que está presente todo el tiempo restándonos fuerzas.
La desorganización y el desorden constantes pueden causar sentimientos de impotencia, desesperanza y derrota, por no mencionar altos niveles de cortisol, una hormona del estrés.
Prevenir el desorden puede ayudar a mantener a raya el estrés tóxico.
4 - Tener el valor de decir “no”
Este es uno de los aspectos más importantes que debemos atacar.
Quizás seamos de esas personas que, ya sea por hacer sentir bien a los demás, por pena o por miedo al rechazo, acaban con una torre infinita de tareas que les acarrea un gran cansancio, tanto físico como mental.
Escucharse a uno mismo es mucho más importante que querer agradar al resto a cualquier precio. Saber que nuestro tiempo es igual de valioso que el de los demás debería ser motivo suficiente para tener tiempo para nosotros mismos, nuestras aficiones y nuestra familia.
Por otro lado, también es fundamental el descanso. Tomarse el tiempo apropiado para dormir bien de noche y relajarse es un hábito saludable.
5 – No dejar las cosas para mañana
Postergar tareas y dejar actividades para realizar “después” es casi más extenuante para nuestro cuerpo y mente que realizar efectivamente lo que tenemos que hacer.
Tal como nos dice Daniel Colombo en este artículo “Uno de los mayores impedimentos para avanzar en la vida, y para tener la plenitud necesaria para disfrutarla, es el de postergar tareas, compromisos o metas que nos proponemos o que necesitamos completar.”
El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro idealizado, en que lo importante es supeditado a lo urgente.
Lo ideal es ponerse en marcha y alivianar nuestra mente repleta de “pendientes”.