Cuándo cambiar las zapatillas de running: signos de desgaste

La vida útil de las zapatillas para correr debería medirse en kilómetros, en lugar de en meses o años: generalmente, entre 500 kilómetros como mínimo, y 800 como máximo.

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Una forma eficaz de saber cuándo cambiar de zapatillas de running es tener en cuenta cómo está respondiendo tu cuerpo en lugar de fijarte en las propias zapatillas.

El calzado es un elemento fundamental para todo corredor y es muy importante saber elegirlas bien para mejorar el rendimiento y evitar lesiones inoportunas. Pero saber cuándo reemplazarlo es igual de importante. Por buen aspecto que le veas por fuera, hay un momento en que hay que cambiar tus zapatillas de running: tienen fecha de caducidad y desatender algunas señales puede generar problemas físicos.

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Foto: Bigstock

Es imposible determinar una duración exacta del calzado deportivo, ya que depende de muchísimos factores. Pero para las principales marcas el tiempo estimado ronda entre los 700 u 800 kilómetros si se usan para entrenar. Si se pasa este límite, la suela, el confort y la protección que ofrecen se ven notablemente rebajada.

Running: cuándo es hora de cambiar las zapatillas

Cuando la zapatilla pierde su forma original provoca es que pisemos mal y eso, seguramente, provocará una lesión. Por eso una de las primeras cosas a tener en cuenta es mirar el aspecto de la suela y ver si está gastada o no.

Pero no hay quedarse allí, sino que hay que evaluar cómo está la mediasuela -que es la parte que se encuentra entre el upper y la suela, y que proporciona la amortiguación y estabilidad a la pisada-, que suele deteriorarse antes que la suela.

Si aparecen dolores corporales, fatiga, calambres o dolencias articulares sin saber muy bien por qué, es que llegó la hora de plantearse un cambio de calzado.

Otra señal es cuando miramos a las zapatillas por detrás, apoyándolas en una superficie plana, y es notorio que las suelas están como comidas. A la vez, si observas que cedieron hacia algún lado, es mejor comprar un nuevo par.

Otros factores a tener en cuenta son el lugar donde salís a correr y tu peso corporal. No es lo mismo correr carreras cortas o largas, o correr en asfalto, tierra o montaña.

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Por qué es importante cambiar las zapatillas viejas

Aunque no notes falta de estabilidad o dolor articular, correr con zapatillas desgastadas puede aumentar el riesgo de problemas por sobrecarga. Las zapatillas de running están diseñadas para proporcionar sujeción en los pies y absorber parte de la fuerza que proviene del impacto repetitivo. Cuando las zapatillas no cumplen estas funciones, el cuerpo recibe un mayor impacto cada vez que corres.

Ese impacto puede llegar a más zonas del cuerpo, como los pies, los tobillos, las piernas o incluso la zona lumbar. Esto se puede deber al aumento de fuerzas o al cambio en la forma que tiene el cuerpo de moverse con las zapatillas.

Por ejemplo, perder amortiguación en las zapatillas puede provocar pronación en los pies, lo que aumenta la tensión en esta parte del cuerpo y en los tobillos y las espinillas.

Además, el desgaste de la suela puede aumentar el riesgo de caídas, sobre todo si corres en suelos mojados, senderos de tierra o aceras con hielo.

Por qué entrenar con, al menos, dos pares de zapatillas

Para aumentar la vida útil de tus zapatillas de running, se recomienda usarlas únicamente para correr en lugar de ponérselas para todo tipo de entrenamientos o para otras situaciones. Por ejemplo, hay runners que guardan otro par de zapatillas viejas en el coche para no usar sus zapatillas de running para salir a hacer recados u otras tareas del día a día.

Otra estrategia es alternar dos pares de zapatillas o incluso más. Esto no solo atrasa el momento de comprar unas zapatillas nuevas, sino que también sirve para prevenir lesiones. Es importante aclarar que alternar entre dos pares de zapatillas de running puede ayudar a extender la vida útil de ambos pares, tanto si son el mismo tipo de zapatillas, como si uno de los modelos está diseñado para entrenar la velocidad y otro para correr largas distancias. Así evitarás tener que comprar zapatillas nuevas con tanta frecuencia.

Hay una parte positiva a la hora de alternar zapatillas más allá de alargar la vida útil: varía la fuerza o la carga que recibe el cuerpo al llevarlas. Como el running es un deporte muy repetitivo, las lesiones por sobrecarga son muy comunes. Algo tan simple como cambiar ligeramente el impacto al usar zapatillas de running distintas puede ayudar a que distintos grupos musculares reciban menos impacto e incluso a reducir el riesgo de lesiones.

Además, cuando llega el momento de cambiar un par de zapatillas, las otras que usabas ya se habrán amoldado a tus pies. De esta forma, empezar a usar el par nuevo puede resultar mucho más fácil que ponerte solo las nuevas.

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